tú y yo somos tres

«Perdono, pero iré al juzgado»

Ferran Monegal

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No habíamos visto todavía en la tele la imagen de la consellera Marina Geli asistiendo al pase de los insultos que sobre ella misma se evacuaron en la cadena Intereconomía TV. Ayer por la mañana, en Els matins (TV-3), se los pasó Josep Cuní. Notable momento. Fue a pantalla partida: a un lado, la insultada, y al otro, el energúmeno volcando los graves insultos. Y luego, pidiendo perdón, en una grabación posterior, siete días después de la primera, solicitando ser perdonado, porque es católico y su conciencia lo necesita. No se inmutó la consellera ante este pase televisivo. No hizo aspavientos. Ni entró en cólera. Ni descalificó a su agresor. Sencillamente, cuando Cuní le preguntó: «¿Le perdona?». Marina Geli contestó: «Le perdono, pero el perdón no excluye que nos encontremos en los juzgados». O sea, una firmeza que aplaudimos. La conversación que mantuvieron después Cuní y la consellera sobre este lamentable asunto fue fértil. Analizaron brevemente, pero con muy buena puntería, lo que hay tras los insultos: una cadena cavernícola que está financiada para que practique el agitprop del más cafre involucionismo; un pasarse por el forro los más elementales principios de la deontología periodística; una manipulación torticera y tramposa de la web sobre educación sexual que ha elaborado la conselleria, y que está en la red desde el año 2005; y una rara mezcla o amalgama de catolicismo mal entendido y machismo enfermizo. Pero no nos pasó Cuní la continuación del vídeo de las disculpas. Si hubieran seguido reemitiendo lo que ocurrió ese día, habrían advertido la reacción de los contertulios que estaban acompañando al católico insultador. Tras su pintoresco mea culpa, pidió abandonar la tertulia. Pero los allí presentes reaccionaron enseguida, diciéndole que no, que por favor, que de ninguna manera, que sus palabras de contrición habían sido de una valerosidad magnífica. De entre esta corte de supporters destaquemos el papel del político Alejo Vidal-Quadras. Tomó la palabra enseguida y, adoptando un aire redentor muy bonito, dijo: «Hoy nos has dado una gran lección /.../ ¡Hay que tener una gran fortaleza moral y de espíritu! /.../ No sé lo que la señora Geli decidirá en su conciencia, pero para mí ¡estás perdonado!». ¡Ahh, sublime! Dado que don Alejo le dio la absolución allí mismo, añada este político a su currículo, además de europarlamentario y profesor de Física atómica, el título de mosén.