TÚ Y YO SOMOS TRES
Cuando Pedro Duque era ingrávido
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
Ferran MONEGAL
Antonio Lobato y Pedro Duque se han puesto a jugar. ¡Ah! Ha sido una sesión simpática la de este capítulo de Desafía tu mente que se emite cada día en TVE-1 después del Telediario. El formato de este programa está basado en la ciencia recreativa que se irradia desde el canal National Geographic. La aportación de Lobato es aproximarlo a la audiencia de TVE incrustando en el juego criaturas famosas o muy conocidas en España. En un momento dado, Lobato le sacó a Duque unas cartulinas de papel. Las enrollaron. Hicieron dos canutos, como dos falsos catalejos. Y se pusieron a mirar. Interesante. A pesar de ser Duque un hombre parco, escueto, austero en gestos y palabras, se le notaba muy a gusto mirando el mundo por un tubo. Le preguntó Lobato si cuando estaba en el espacio, dando vueltas por el universo sideral, y miraba hacia la Tierra: «¿Se veía la Gran Muralla china?». Y Duque contestó: «La Gran Muralla China es muy difícil de distinguir. Lo que más se ve desde el espacio son los invernaderos de Almería». O sea, mar de plástico.
Es curioso. Cuando apareció Pedro Duque vimos que el programa insertó un rótulo que le presentaba como ‘Astronauta’. O sea que esta sesión debió grabarse mucho antes de ser elevado a ministro de Ciencia, Innovación y Universidades. ¡Ah! No sabemos qué enfocaría ahora Pedro Duque si tuviera que mirar con un canuto desde su ventana ministerial. Cuando daba vueltas por el cielo, seguramente era feliz. Estaba ingrávido, que dicen que es una cosa fantástica, una especie de condición de aforado de la ley de la gravedad. Ahora que ha aterrizado en el Gobierno de Sánchez, los astronautas de otra galaxia política le están bombardeando con la ley de la gravedad fiscal por su piso de Madrid y su chaletito de Jávea.
EL DR. MURPHY SE EMOCIONA. – Final de temporada. Shaun Murphy (The good doctor, T-5) se ha emocionado. Una rareza notable. Padeciendo autismo, y síndrome de Savant, Murphy no se emociona jamás. No exterioriza sentimientos. No soporta que le toquen. Pero la noticia de que su amigo, y jefe del hospital, el doctor Glassman,tiene un tumor cerebral, le deja profundamente tocado. Y hasta se abalanza sobre él y le abraza. Éxito total. Por eso ya nos colocaron, inmediatamente, la segunda temporada. ¡Ah! Cuidado con las prisas. De victoria en victoria hasta la derrota final, decía Groucho Marx.
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