tú y yo somos tres

Operación 'Su media naranja'

Ferran Monegal

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Son los pilares básicos de la actual edición de <i>Operación Triunfo </i>(TVE-1). Amaia y Alfred se han ganado a pulso su protagonismo indiscutible. Su voz, y sus calidades musicales, están a años luz del resto de concursantes. Pero los constructores del programa, viendo que sin ellos esta edición de OT sería anodina, buscan el plus del reality grabándoles continuamente, las 24 horas del día, para enseñarnos ese amor que al parecer ha surgido entre ellos. Ha trascendido hace poco una breve grabación de <b>Amaia</b> y <b>Alfred</b> entrando juntos en la ducha. ¡Ah! Excitación en las redes. Esa grabación no la han puesto en la gala, la número 10 del lunes, día 8. Si este concurso lo emitiese Tele 5, el momento ducha habría sido exprimido por toda la cadena. En TVE-1 hacen un reality mas ligth y comedido. No nos ponen el momento ducha, pero sí ese instante delicado en que Alfred le dice a Amaya en la academia, en un instante de intimidad frente al teclado, que le ha compuesto una canción para celebrar su cumpleaños. Una canción en catalán que dice: «Et vull veure seguint de prop cap on va el vent. I també et vull veure fent concerts fins que no puguis més». Y ella, emocionada, se le abraza tiernamente, mientras él recuesta en su hombro la cabeza, como el niño que encuentra el paraíso y quiere quedarse para siempre. Hombre, como toque reality es suave y elegante, hay que reconocerlo. No le veo ánimo escarbador, ni depredador, en este golpe que nos han seleccionado los constructores de OT. Lo único que podríamos preguntarnos es si este concurso, en teoría musical, no se ha convertido ya en una especie de reedición que aquel show de parejas amorosas, Su media naranja, que hacía Jesús Puente en los años 90.

Entrando en materia estrictamente melódica, vemos que de vez en cuando a Alfred le hacen interpretar temas equivocados. Canciones que no van con él. Seguramente para que no quede en cada gala como el gran ganador que ya es. Hace unos días, por ejemplo, le dijeron que se metiera en la piel de aquel desgarrado y profundo cubano que se llamaba Bola de Nieve, y que interpretase uno de sus temas más desoladores: Vete de mí. ¡Ahh! Alfred hizo lo que pudo, pero no se puede cantar a Bola de Nieve con 20 años de edad por más buen cantante que seas. Hay que tener un alma con 40 años, y muchas cicatrices, por lo menos.