la entrevista del teletodo

Megan Montaner: "Tengo espíritu guerrero, como mi personaje en 'Sin identidad'"

La serie de Antena 3, que se despide esta noche, ha confirmado una segunda temporada

Megan Montaner, en una imagen de la serie de Antena 3 'Sin identidad'

Megan Montaner, en una imagen de la serie de Antena 3 'Sin identidad' / periodico

MARISA DE DIOS / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Para Megan Montaner (Huesca, 1987), los saltos en el tiempo televisivos están a la orden del día. La hemos visto en la posguerra de 'Amar en tiempos revueltos', a inicios del XX en 'El secreto de Puente Viejo' y 'Gran Hotel' y, en septiembre, viajará con TVE-1 al siglo XIX con 'Víctor Ros', serie que ya emite Movistar TV. Por eso ahora que en 'Sin identidad' interpreta a la dulce María que, tras descubrir en el 2001 que fue una niña robada, acaba en una cárcel china y se convierte en el 2013 en la vengativa Mercedes Dantés, interpretar a la vez a dos personajes con una década de separación no es tan complicado. La ficción de Antena 3 finaliza hoy (22.40 horas) su primera temporada y tiene ya confirmada una segunda.

--En 'El secreto de Puente Viejo' fue ya protagonista, pero ahora lo es en una serie de 'prime time'. ¿Asumió el trabajo con una mayor presión y responsabilidad? 

--Pues no. Con la misma que entonces. De hecho, le diría que en una serie diaria como 'Puente Viejo' es peor, porque eran más días de rodaje, con jornadas de trabajo muy largas.

--Pero el rodaje de 'Sin identidad' no habrá sido fácil para usted. Se ha llevado unos cuantos moratones de recuerdo

--¡Uf! Yo soy un poco burrica y me he dejado algunos recuerdos por todo el cuerpo para no olvidarme del rodaje. Por eso digo en broma que tengo las piernas más sexis del mundo. Pero me encanta rodar las secuencias de las peleas. ¡Así estás más vivo!

--Tanto la Pepa de 'El secreto de Puente Viejo' como la María/Mercedes de 'Sin identidad' son mujeres muy luchadoras. ¿Usted también lo es? 

--Sí, si tuviera que decir algo en que nos parecemos, sería en ese espíritu guerrero, en luchar por las cosas que queremos y ser fieles a nosotras mismas.

--Sus personajes suelen tener también mucha carga dramática. Le ven cara de sufridora... 

--Debe de ser... (Ríe) Al final, pocos momentos de alegría me dan. Por casualidades de la vida, los personajes que me han tocado, exceptuando a Maite, en Gran Hotel, han tenido que vivir experiencias muy fuertes. Yo me siento bien haciéndolos. Me gusta el drama.

--En 'Puente Viejo' le tocó llorar mucho. 

--Y jamás me pusieron mentol ni nada para que llorara; me salía solo. Al final, después de tantos capítulos con una carga emocional tan grande, coges una práctica alucinante. En aquel rodaje me llegué a pasar casi 11 horas llorando continuamente, así que es algo que manejo.

--Sin embargo, usted es muy risueña. ¿No le apetece ahora hacer algo de comedia? 

--¡Claro! Todo lo que sea probar retos... En la película 'Dioses y perros' hago un personaje bastante cómico, una loca verborreica. Pero, realmente, a mí lo que me gustaría ahora es hacer algo de superacción y aventuras, con tiroteos y pistola en mano. Como la Uma Thurman de 'Kill Bill'.

--En la serie, su personaje descubre que fue una niña robada y decide contactar con su madre biológica. Al interpretarlo, se habrá planteado qué hubiera hecho usted en la misma situación. 

--Si me pasara, imagino que sí que querría averiguar quiénes son mis padres, pero no sé si querría llegar a conocerlos... Sería para ponerles cara, más que para crear un vínculo con ellos.

--¿Cómo se ha llevado con sus dos madres televisivas en 'Sin identidad', Lydia Bosch y Victoria Abril? 

--Ha sido un placer trabajar y poder aprender con ellas.

--Creo que conocer a Victoria Abril le impuso un poco... 

--Sí, sí. En la primera lectura que hicimos del guion me costaba leer por los nervios que tenía al tenerla enfrente, porque es una actriz que me encanta. Pero luego me hizo sentir que era una más, así que me lo puso muy fácil.

--Antes de su carrera como actriz trabajó como maquilladora en la cadena Localia, en Huesca. ¿Cuándo se empezó a plantear ponerse delante de la cámara? 

--Lo de ser actriz fue algo que no me planteé de pequeña, porque no es un lugar en el que tengas muchas salidas para dedicarte. Pero como me gustaba ese mundo y un amigo me propuso ir a Madrid a estudiar en la escuela de Cristina Rota cuando tenía 20 años, probé y me encantó.

--Y ha ido encadenando proyectos. Ahora está también en Movistar TV con 'Víctor Ros', que TVE-1 ofrecerá la próxima temporada. Otra serie de época, ambientada en el siglo XIX, pero más oscura. 

--A mí me recuerda a una especie de Sherlock Holmes mezclado con Jack el Destripador, porque es la historia de un detective que investiga el caso de un asesino de prostitutas.

--Su personaje, Lola, es también una prostituta, así que tiene algunas escenas subidas de tono. ¿Le resulta incómodo rodarlas? 

--Muchísimo. Soy bastante pudorosa con ese tema. Pero al final no deja de ser una coreografía y algo súper pactado. De momento, todavía me cuesta un poco rodar este tipo de escenas, pero cuantas más haga, más tranquila estaré.

--Así que prefiere las coreografías de lucha a las de amor. 

--¡Totalmente! Prefiero la acción, que me tiren por un terraplén y que me den palizas en la cárcel china (ríe).

--Ahora ha rodado una secuencia en la serie que la lanzó a la fama, 'El secreto de Puente Viejo', un 'flashback' para la trama actual. ¿Cómo fue volver al rodaje? 

--¡Me puse nerviosa! Es que fueron como una familia para mí, porque pasé mucho tiempo con ellos. El reencuentro fue muy feliz, aunque fuera solo por un ratito.

--¿Dejó la serie por decisión propia o fue por exigencias del guion? 

--Decidí que me iba porque creía que era lo mejor para mí. Pepa me ha dado muchísimas alegrías, 'Puente Viejo' ha sido un gran entrenamiento y escuela en cuanto a fluidez, técnica y memorización, pero llegué a un punto en el que, después de tantos capítulos en una serie diaria, sentía que no avanzaba y que necesitaba crecer y conocer otros registros. Fue una decisión personal que tomé para seguir creciendo como actriz.

--¿Se fue sin tener otro proyecto firmado? 

--Me fui con una mano delante y otra detrás. Dije que me iba con tiempo, para darle margen a los guionistas a que lo dejaran todo cerradito con Pepa. Estuve unos meses en EEUU para desconectar y cuando volví sí que me ofrecieron 'Gran Hotel'.

--Dejar una serie de éxito como 'Puente Viejo' fue una decisión valiente, teniendo en cuenta el paro que hay entre los actores. 

--Pero es que el que no llora no mama. Creo que tenía que arriesgar un poco, probar suerte. Si me hubiera quedado allí, me hubiera anclado en un personaje y no habría crecido. Además, eran casi los comienzos de mi carrera profesional...

--Uno de los temas más comentados en las redes sociales sobre 'Sin identidad' son las pelucas de los actores. Pero para usted no son nuevas... 

--¡A mí siempre me ponen peluca! ¡Lo voy a exigir por contrato! (Ríe). Como daba la casualidad de que al principio hacía muchas series de época y entonces todas las mujeres llevaban el pelo largo y yo lo tenía cortito, me la tenían que poner sí o sí. Ahora, con 'Sin identidad', hago dos personajes y también las necesito. Así que ya tengo la cabeza insensibilizada a las horquillas y las redecillas. Y no es que sea incómodo.... ¡es lo siguiente!

--¿Se ha llevado alguna a casa para pasar luego desapercibida por la calle? 

--¡Qué va! Ahora me reconocen más, porque en 'Sin identidad' he aparecido en alguna secuencia con mi pelo. Pero la gente es muy respetuosa conmigo.

--Llevamos toda la entrevista y no se le ha escapado el acento maño. Solo cuando dijo "burrica". 

--Cuando llegué a Madrid, tuve que neutralizarlo. Y, al final, cuando estás rodeado de gente con un acento más neutro, poco a poco se te va pegando. Pero cuando estoy con la gente de Huesca... ¡ahí es donde se me empieza a notar!