tú y yo somos tres

M.A.R., la lotería y el dominó

FERRAN MONEGAL

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Notable gesta la conseguida por El FolloneroJordi Évole(Salvados, La Sexta): se llevó aMiguel Ángel Rodríguez, el tremendoM.A.R., hasta Arenys de Munt, y allí consiguió que se bebiese, entera, unaaltercola, la colalliure i catalana. Más aún: en una charcutería de la localidad compróÉvolenúmeros de la Lotería de Navidad, papeletas impulsadas y rotuladas con las siglas de Esquerra Republicana de Catalunya, y también de la CUP (Candidatura d'Unitat Popular), y le decía:«Toma, una para ti, una para Curri Valenzuela, una para Carlos Herrera...», y lo más hermoso del lance es queM.A.R.se las iba guardando con mucha ilusión. No obstante pegó un respingo de pronto, precisamente cuando reparó en una leyenda que figuraba en los boletos que decía:«Para el sorteo de la Lotería de Navidad que se celebrará en Madrid, capital del país vecino, el 22 de diciembre». ¡Ahh! Eso de «capital del país vecino»dejó un poco traspuesto aM.A.R., pero la verdad es que este golpe de llevarse al que fue virtuosovalet de chambre de losAznary hasta Secretario de Estado de su Gobierno, a la localidad pionera de las consultas independentistas catalanas, ha sido muy bueno. En su periplo por Arenys también entraron en un bar donde había unos ciudadanos jugando al dominó. Se produjo entonces un diálogo, un civilizado toma y daca de opiniones entreM.A.R. y un caballero de la mesa, que merecería ser reemitido por todos los programas de la brunete mediática de la tele. ¡Qué sensatez, qué claridad de ideas, qué limpieza expositiva, la de este señor del dominó!. Le decía al visitante:«Mire, todos los pueblos tienen derecho a ser lo que quieran ser. Cuando Catalunya llegue a la independencia yo continuaré comiendo jamón de Jabugo, y viajando a Andalucía, que soy un enamorado de Andalucía, y visitando a mis amigos de Madrid, de Castilla y de Zaragoza...». Y entoncesM.A.R., para hacer una gracia, respondió:«Pues para entrar en Andalucía necesitará pasaporte y visado, y a lo mejor podrá entrar, o no». Y entonces aquel sensacional jugador de dominó le miró un instante en silencio, y contestó educadamente:«Para entrar en Francia yo no necesito pasaporte». ¡Ah! FlipabaÉvoleante aquel improvisado encuentro, y sobre todo, ante aquel lúcido interlocutor. De cualquier forma, tomen nota de los número que se llevóM.A.R.para repartir en la caverna: el 12.918 y el 13.909. Si les toca el gordo, es para pedir asilo a Marruecos.