«La de Sergi, en 'Cites', es una historia de amor entre dos, sin importar su condición sexual»

A Llorenç González (Barcelona, 1984) uno no puede evitar recordarle por su papel del bueno de Andrés en ‘Gran Hote’l, serie que le hizo popular, o el del rudo Jonás, en ‘Velvet’, dos personajes con una educación básica. Sin embargo, el actor posee una amplia cultura que le ha dado el crecer en una familia de profesores y... sin tele en casa hasta los 16 años. Ahora está en pleno rodaje de la cuarta temporada de la serie sobre las glamurosas galerías, en las que su personaje experimentará algunos cambios, y TV-3 emite el primer capítulo de ‘Cites’ (lunes, 6, 22.30) en el que aparece dando vida a un político homosexual que usa webs para ligar en el anonimato. Así lo explicaba en una entrevista publicada en el suplemento 'Teletodo'

Su personaje es un político que esconde algo, y por una vez no se trata de una trama de corrupción. Sergi es un político de un partido más bien conservador y homosexual, y, como que se supiera públicamente le supondría una serie de condicionantes para ser votado, se sirve de una aplicación para ligar en el anonimato. Se cita con un cocinero, Dídac, personaje que interpreta Alain Hernández.

Como nos tenía tan acostumbrados al rudo de Jonás, en Velvet, un  machote en estado puro...[Ríe] Sergi me recuerda un poco al personaje que interpreté en la película El sexo de los ángeles, porque la condición sexual es la misma. Aunque este, pese a esconderlo, lo tiene más claro que aquel. Es homosexual, sí, pero eso es un puro formulismo, porque Alain y yo hemos intentado explicar una historia de amor. Tiene unos condicionantes que están ahí, pero es una historia entre dos personas, sin importar cuál sea su condición sexual.

Sinceramente, ¿se llegó a sentir incómodo durante el rodaje? Pues no, porque juegas con la generosidad del otro actor, y con Alain ha sido muy sencillo. De hecho, nuestro trabajo consiste en eso:  en transformarte. Entramos a jugar e, incluso, nos lo pasamos muy bien. Hay una sensibilidad que se verá.

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La historia de gays de la primera temporada fue más sórdida... No he visto esa cita, pero he oído hablar de ella. Sí, esta tiene más pinceladas de comedia romántica.

Chico encuentra chico, vamos. Exacto.

¿Es partidario de esta manera de ligar mediante aplicaciones? No sé, a mí me costaría mucho, porque yo soy muy de fuego lento, del poco a poco, pero es una realidad que está funcionando. Aunque me pregunto a qué cantidad de cosas está sustituyendo. Porque un tête à tête no tiene precio, aunque luego te pongas tímido o lo que sea. No obstante, hay que reconocer que es una línea inmediata de conexión.

¿Demasiado inmediata, quizá? Hay peligro de que se sustituyan cosas, como una comunicación real. Yo tengo amigos que las usan y he curioseado en ellas, pero no las he utilizado, porque no me veo.  Lo que remarcan todos es esa inmediatez, esa falta de compromiso. Pero algo que debería de ser apasionado adquiere otro aire más formal.

¿Un lujo trabajar con Freixas? Sí, y también poder ensayar bastante. Lo que te permite el ensayo es probar, equivocarte, mirar si por este camino se va mejor que por otro. Yo no había trabajado con Pau Freixas, pero ves que tiene una gran facilidad y lucidez para ver más allá. Y te propone pequeños retos. Recuerdo que en algunas secuencias en las que me sentía incómodo y no sabía si seguir por allí, me decía : «¡Hazlo! ¡A ver qué pasa!». Plantea que entres en una cierta incomodidad y de ahí sale mucha verdad. Y eso resulta muy interesante.

Valora mucho que en ‘Cites’ Barcelona sea un referente. ¿La añora ahora que vive en Madrid? Echo de menos algunas cosas, como poder llegar al mar en 20 minutos en metro; eso es fantástico. Barcelona está en un lugar geográfico privilegiado: al lado del mar, de la montaña; es frontera con Europa, y su arquitectura es muy bonita. La serie la refleja muy bien.

Y le ha permitido trabajar de nuevo en catalán. ¿La última vez fue, quizá, en Ventdelplà? En televisión, sí, pero he ido haciendo teatro en catalán. Fuera de cuestiones políticas, me hace mucha ilusión, porque es mi lengua materna y paterna, la amo y, ahora que escribo alguna cosa, como canciones, la utilizo. Más que nada es por el gusto de volver a oír cómo articulas un idioma u otro. El tono de voz me cambia: en catalán lo tengo más agudo.

Como hijo de profesores, ¿le gustaría trabajar en la serie Merlí? No la he podido ver por cuestión de tiempo, pero la he seguido por mis padres, que están encantadísimos con ella. Yo estaría muy contento de hacer algo que me recordara su oficio, que, de alguna manera, me han enseñado. Además, Merlí trata sobre la educación, un tema tan actual y que es tan importante.

En TV-3  ya había trabajado en la serie 'El cor de la ciutat' y 'Ventdeplà', pero la popularidad le vino, sin duda, con Gran Hotel, ¿no? Sí, la serie de A-3 TV fue la que me puso en el mapa mediático. Porque  ha tenido mucho éxito, la ha visto  mucha gente y se ha exportado a  muchos sitios. Además, Andrés era un personaje muy amable, que la gente quería mucho y quizá eso ayuda. Como era el inocente...

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Aunque, al final se fue espabilando. ¿Le pasará lo mismo a Jonás ('Velvet') en esta temporada?Estoy muy contento con este personaje, porque entró por ser el primo de… y poco a poco se ha ido haciendo un hueco. Pues sí. En esta cuarta temporada, que estaremos rodando hasta mediados o finales de junio, veremos que tiene un interés fuera. No es una chica… y tampoco otro chico [ríe]. Es una actividad que le gustará bastante. Finalmente, encontrará su lugar en las galerías, no ya como vendedor, sino por su gran habilidad con la aguja. Y, a raíz de ese cambio de trabajo, veremos otra tesitura en su relación con su primo, con el que antes tenía una gran complicidad.

¿Ese cambio le pulirá? Sí. Al haber pasado cinco años en la trama, se entiende que la ciudad le haya refinado. Ya no será aquel personaje tan rudo y escandaloso. Hay una evolución en este sentido.

¿Es cierto que en su casa no hubo tele hasta que tuvo 16 años? Pues sí. Es una historia graciosa: simplemente fue porque mis padres no la pusieron en la lista de regalo de bodas... Y la verdad es que no la echamos de menos ni mi hermano [el también actor Robert González] ni yo. Eso nos hizo estimular muchas otras cosas. Estudié música, aprendí a tocar el clarinete... Con el tiempo ves que has dedicado mucho tiempo a otros aspectos, como el de desarrollar la imaginación, que es un universo muy rico por descubrir. Yo lo valoro mucho.

Sus inicios fueron en el teatro. ¿Acaricia ahora algún proyecto? Efectivamente. Comencé en el teatro profesional con Carmen Portaceli, en la época en la que fundó la Factoria Escènica Internacional (FEI). Luego luego vino Josep Maria Pou  con Los chicos de historia... y he ido combinando teatro y tele. Hasta hace muy poco tenía un proyecto muy ilusionante: El hombre de La Mancha, pero ha caído. Una pena.

¿El teatro siempre está ahí? Siempre, siempre. Además, yo tengo formación teatral. Es un medio que me encanta, me apasiona.

Y en cine, ¿algún otro título, además de 'El sexo de los ángeles'? He rodado otra película, ‘L’altra frontera’, dirigida por André Cruz y protagonizada por  Ariadna Gil, que no se ha podido estrenar en cines, pero que va por festivales. Creo que es por una cuestión económica.

'Merlí' aparte, de las series actuales, ¿en cuál le gustaría participar? Yo soy un fiel seguidor de ‘Juego de tronos’. Me gusta la época; los guiones; el peso que tiene el texto, que habla de honor, lealtad... Y todo tiene un sentido. No como ahora, que usamos muy a la ligera esos conceptos. Yo estaría encantado de participar en ella.

¿Y coincidir con su hermano, Robert (‘Bandolera’, ‘Imperium’)? Lo tienen pendiente...Sí. Mi hermano está vinculado a la compañía Dei Furbi, y yo alguna vez he sustituido a algún actor, pero no hemos trabajado en un proyecto profesional que hayamos comenzado juntos. Últimamente hemos hablado bastante de la gracia que nos haría encontrarnos. Porque sabes que tienes allí a un cómplice. Podría ser muy divertido.