ANÁLISIS

El 'kit' de Playmobil independentista

'Adéu, Espanya?' es el título del documental que TV-3 estrenó ayer por la noche en el que se reflexiona sobre la independencia de Catalunya, comparándola con otros casos. Antes de su emisión, la producción ya fue criticada por el PP y Ciutadans.

Josep Maria Fonalleras

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Hace 370 años, en un día de Corpus como el de ayer, los segadores catalanes alzaron sus hoces para protestar contra las injusticias y los atropellos de las tropas borbónicas. En el documentalAdeú, Espanya?,esa estruendosa entrada en Barcelona se representa conclicksde Playmobil. Como si fuera un cuento. La verdad es que el montaje de los muñecos es fascinante y tiene su qué. Con historias más o menos oscuras, más o menos dramáticas, pero siempre con un tono amable y didáctico, simpático. Ahí es nada: ¡explicar las vicisitudes de Groenlandia, Escocia, el Quebec y Catalunya con muñequitos de plástico! Un día de estos, veremos en las tiendas elkitPlaymobil independentista o Playmobil y el 11 de setiembre.

El trabajo deDolors Genovèsindignará a quienes quieran indignarse y dejará muy satisfechos a quienes esperaban de TV-3 un paso adelante a favor de las tesis secesionistas. Los primeros, porque en el documental no se contempla la posibilidad de abandonar España como una quimera, sino como una alternativa cierta, basada en las experiencias más o menos contundentes, pero siempre legales y civilizadas, de esas otras naciones, muy al norte, quizás demasiado frías. Los segundos, porque se contempla la idea de la independencia como un asunto de madurez democrática que un estado como Dios manda tendría que tragar sin más.

La profesoraMontserrat Guibernauejerce como asesora del excelente trabajo deGenovèsy también como una fotocopia política de la monjaForcades. Me explico. Habla de la «buena gente» que no milita en ningún movimiento radical pero que ve la independencia como necesaria e ineludible y después rompe una lanza por el incremento de los lazos afectivos con España, para sentirse cómodos con el estado que va a ser vecino en cuanto se lo comuniquemos. Puede que en la gélida Groenlandia, con la reina de Dinamarca ataviada de esquimal, y en la educada Escocia y en la cosmopolita y europea Quebec, las cosas sean así, pero me temo que (aunque la imagen sea repugnante) la relación de Catalunya y España, hoy por hoy, se parece más a lo que describeManuel Ballbé, como en un matrimonio: si la mujer, que es Catalunya, se quiere separar, no hay nada que hacer, excepto ejercer la violencia doméstica, claro. Esa comparación no es muy edificante que digamos, peroGenovès se encarga de documentarla. El resto de estados (Dinamarca es una sirena; la Gran Bretaña, un león; Canadá, una hoja de arce; España, por cierto, es un Quijote) se ilustra con imágenes pulcras de un parlamento. Y con los principios emanados del tribunal constitucional canadiense en la famosa sentencia de 1998: democracia y respeto, derecho del Quebec a la secesión. Lo dicho, que los otros tres no tienen más remedio que aceptar la decisión soberana del pueblo, mientras que en España existe una institución, denominada Ejército, que podría llegar a representar el papel del marido en este matrimonio que se tambalea.

La imagen final no tiene desperdicio. En este entorno amable y civilizado en el que la independencia es económicamente rentable y políticamente posible, un poco al estiloCatalunya des de l'aire, con música suave de viento y sintetizadores, unoscastellersson la metáfora de lo posible.Genovéssabe, y nosotros también, que en este país loscastellerstambiénfan llenyaa menudo.