OTRO CAPÍTULO

El joven Bates

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JUAN MANUEL FREIRE

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Estreno intrigante esta semana en la tele de EEUU (el canal A&E, para ser precisos): Bates motel, una serie que elucubra los acontecimientos anteriores a Psicosis, el libro de Robert Bloch y el clásico del cine de Alfred Hitchcock. Es decir, cómo se convirtió Norman Bates en el asesino que todos conocemos. Pero que nadie se eche las manos a la cabeza: la serie no es exactamente una precuela, sino un juego contemporáneo (se sitúa en la actualidad) con aquellos personajes como referencia. Eso da libertad a los creadores para desarrollar los personajes como gusten, crear líneas argumentales a placer y, en fin, jugar con nuestras expectativas.

Y la libertad es algo que sus creadores necesitan, en particular uno de ellos, Carlton Cuse, quien junto a Damon Lindelof llevó los mandos de Perdidos; una referencia que para algunos espectadores supondrá promesa de frustración, pero que para otros, entre quienes me incluyo, es promesa de infinito. Junto a Cuse trabaja Kerry Ehrin, llegada de la serie de fútbol americano -y más allá: sus dramas eran universales- Friday night lights. Esta nueva producción tiene por ahora más de Perdidos que de Friday night lights: su forma de dosificar la información, su manejo del suspense y su ambigüedad narrativa, entre otras cualidades, retrotraen a la controvertida serie de los náufragos.

El primer capítulo de Bates motel es, cuanto menos, sugestivo, e invita a creer que podríamos estar ante una serie a seguir seriamente. De entrada, es de aplaudir que la serie no pretenda, al menos por el momento, seguir el modelo de la sobrevalorada American horror story: si en aquella los acontecimientos se apelotonaban en un indigesto horror vacui, aquí las situaciones se dilatan, los silencios se alargan y se deja espacio a la verdadera inquietud para filtrarse entre las juntas.

Gran parte de la efectividad se debe al trabajo de dos grandes actores: Freddie Highmore (el niño de Charlie y la fábrica de chocolate, de Burton), como Norman y, sobre todo, la gran Vera Farmiga, en el papel de su sobreprotectora madre, Norma. En su interacción saltan verdaderas chispas de genio actoral. Por este y otros diversos motivos, esperemos que el Bates motel abra pronto sus puertas en este país.