ENTREVISTA

Jorge Sanz: "Para reírse de todo debes reírte antes de ti mismo"

El actor protagoniza la atrevida serie '¿Qué fue de Jorge Sanz?', cuyo capítulo especial, 'Cinco años después', emite C+Extra

TELEVISION JORGE SANZ

TELEVISION JORGE SANZ / periodico

INÉS ÁLVAREZ / BARCELONA

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Niño prodigio del cine español, con un Goya a los 20 años y una larga carrera a sus espaldas, Jorge Sanz (Madrid, 1969) decidió embarcarse en un proyecto arriesgado: el de protagonizar '¿Qué fue de Jorge Sanz?', serie dirigida por David Trueba que mezcla realidad y ficción y en la que el actor se ríe de sí mismo para reírse de todo y de todos. Cinco años después, han rodado otro capítulo, que estrena el sábado, 13 Canal+ Xtra (22.30 horas).

Un paso más en esta serie que mezcla realidad y ficción. Sí, en un capítulo nos adentramos en un rodaje de cine; en este, en el teatro.

Son varios los temas que se plantean. Por ejemplo, el complejo tema de las contrataciones. Es que esa es la tónica de la serie. La gente solo ve un lado del cubo de la profesión, pero hay  otros: las contrataciones, si la gente te quiere.

Estar o no de moda...Eso pasa en el 90% de tu vida como actor. Si tienes un momento de gloria en tu carrera, ya has triunfado.

Los montajes de la prensa rosa... Se  muestra un tema social, que va de escrúpulos y de la hipocresía de la gente. Ahora que lo dice, es un capítulo bastante completito, por eso nos ha quedado de 80 minutos.

También se apunta cómo puede descuidar el actor a la familia...Ese no es mi caso, porque tengo la suerte inmensa de vivir con mis hijos, pero sí que pasa. Aunque esto no solo pasa en nuestro oficio. La conciliación viene siendo muy difícil y más si viajas.

Otro tema: qué pasa si tienes un desastre de representante. En la serie, Amadeo es el complemento perfecto a mi personaje. Lo interpreta el actor Eduardo Antuña. David dice que parece que ha nacido para hacer ese personaje.

El suyo no es así, ¿no? No, claro. El episodio hay que verlo desde una altura, no puedes generalizar ni pensar que toda la vida de los actores es así. Es un contenido de anécdotas simpáticas y divertidas. David, el alma máter de toda esta historia (debería ser '¿Qué fue de David Trueba?'), cuenta las cosas con humor. Pero, como es muy inteligente, deja unas cargas de profundidad muy importantes. Por eso, tras ver el capítulo, te quedas con él en la cabeza un buen rato.

Porque toca muchas cosas. Todo muy divertido, pero… ¡ojo!

¿A qué serie se parece? En España es un formato novedoso, pero ya está inventado. Es el de The office y, sobre todo, el de ‘Curb your enthusiasm’, de Larry Davis, de HBO, que nos gusta mucho y era muy apropiado para esta serie.

¿Qué hizo que arriesgaran? Mi propia cabezonería. Porque a mí lo que me había propuesto una importante productora de humor era una serie al uso hecha a mi medida. David y yo presentamos este formato y dijeron que no, que  no divertía. ¿Y cómo convences a gente muy progre de que la sátira divierte? Entonces convencí a David, porque sin él no habría sido posible. Empezamos sin medios ni dinero ni una tele detrás. De hecho, nos la compró C+ cuando teníamos un capítulo acabado y otro a medias.

¿No se han arrepentido nunca? Ha habido momentos en los que pensábamos que se nos había ido de la mano, porque a lo mejor se iban a enfadar muchos actores. Que si decíamos eso la íbamos a liar...

¿Tampoco de reírse de sí mismo? La idea es reírse de todo y de todos,  y para eso tienes que empezar por ti mismo.  Así hemos podido hacer la crítica que se hace en la serie.

Lo que comparte con la 'saga Torrente' es lo de los ‘cameos’. No son ‘cameos’. El cameo es algo que se inventó algún jeta para no pagar. Cuando en una película o serie el guardia que te multa es un famoso, eso es un cameo. Pero a quienes tienen frase hay que contratarles y pagarles. En esta serie no hay un solo actor, incluso que  no tenga frase, que no haya cobrado.

¿No es cierto, pues, que la serie surgió de una crisis profesional? ¿Quién le ha dicho eso? Lo que pasa es que esta profesión tiene sus altibajos. Y, precisamente, el espíritu de esta serie es hacerla como nos gustaría que se escribiera y se rodara. Nada de llevar camiones ni maquillaje ni vestuario. Todo el equipo éramos tres; cuatro, contando a mi representante. Luego ya tuvimos un sonidista, pero se lo pagaba David de su bolsillo.

En el capítulo salen Elena Furiase, Pedro Ruiz... ¿Solo los valientes? Los que participan lo son. Y Elena Furiase lo fue especialmente. Porque a ella le pasó algo parecido a lo que se ve en la ficción en Valladolid, haciendo una obra conmigo. Y para que vayan por los platós inventándose cosas, pues lo incluimos en la serie y nos reímos nosotros.

Eso suena muy inteligente. Yo mido así  el nivel de inteligencia de mis compañeros de profesión. Porque hay unos que lo entienden a la primera, como Pedro Ruiz. Y otros, muy buenos amigos, que dicen: «¡Jorge, cómo te dejas hacer eso!» (ríe). La de cosas que me he dejado hacer por una tontería, como no lo voy a hacer por algo que me gusta.

Y se ve que les ha funcionado. Pero podía no haber sido así. Porque... ¿y si a nadie le importa qué fue de Jorge Sanz?

En la serie se apunta lo que supone ser un niño prodigio. ¿Se ha sentido como tal y lo ha sufrido? Me he sentido como tal, pero no lo he sufrido. Al contrario, este oficio me ha dado mucho. Me ha dado una juventud y una adolescencia impresionantes. Si tuviera que repetir, yo pagaría por volver a ser Jorge Sanz. He recibido una educación complementaria bestial. Con 10 o 12 años viajaba, me trataban donde iba como tratan a los actores... Aunque mi familia y entorno se han cuidado de que no me volviera gilipollas.

Su hijo, Merlín, aparece en la serie. ¿También será actor? No, dice que será un ‘youtuber’. No sé. Pero es muy bonito tener un documento en el que sale tu hijo el día en que se le cayeron dos dientes. Y, ahora, con 13 años, que está en una pubertad horrible... Pero, al contrario que en la serie, yo convivo con él. Es complejo saber qué es verdad y que no.

Despierta mucho la curiosidad. Aumentarán las búsquedas en Wikipedia sobre su persona.(Ríe) Tengo una hija en Llanes que salió en una portada del Pronto de hace 20 años, si lo quiere buscar. La que hace de mi hija en la serie es la de David, Violeta, que es una actriz maravillosa.

En Qué fue... también aparece el miedo del actor al salto a la tele. Yo no lo tengo. ¡Si hice la primera comedia de situación de España, Colegio Mayor! Fue hace años. No me pilló en los estudios del paseo de La Habana de milagro. Es que yo empecé en la época del destape.

Ahora la línea entre cine y televisión se ha diluido. Sería absurdo decir: yo solo hago cine, porque como actor tendrías una vida útil de cuatro o cinco años. Y la tele bien hecha es maravillosa.

Oiga, yo sé qué fue de Jorge Sanz. Está en ‘Amar es para siempre’, haciendo de otro actor lleno de inseguridades. También. Lo que pasa es que me meto en unos líos horribles, porque... ¿a quién se le ocurre echar un 'capotazo' a Manolita en una serie que se llama ‘Amar es para siempre’?

La dueña de El Asturiano y su marido forman una sólida pareja, claro... Sí, y yo ahí echando el anzuelo (ríe). El mío es un personaje con fecha de caducidad.

La serie 'Algo que celebrar', en la que participó, no ha renovó temporada. ¿Qué pasó? No lo sé, yo ya me he perdido. Ya no sé cómo se guían los ejecutivos, qué apuestas siguen o los gustos de quién. Por eso, al hacer David y yo así nuestra serie, nos hemos evitado que venga un tipo que diga que quieren que haya un hermano pequeño para el target de los 8 a los 12 años y que la tata sea andaluza.

¿Para cuándo otro capítulo que siga la vida de su álter ego? Para no decepcionarnos a nosotros mismos... cuando tengamos material (ríe). No tenemos plazos. Lo bueno de esta serie es que podemos acabarla de viejecitos. Me imagino con 80 años haciendo un capítulo en la Casa del Actor.

Como en la serie, ¿no quiere envejecer delante de una chimenea? No podría. Me han cogido y me han empezado a menear muy pronto.

¿Morirá sobre el escenario? Algo así, a lo grande. Lo importante es el último titular que dejas. Eso es clave en la vida de un artista. Tú puedes hacer lo que quieras, ser bueno o ser malo, pero el último titular que dejas en tu vida, eso es con lo que se va a quedar la gente de ti.