ENTREVISTA DEL 'TELETODO'

David Janer: "No temo encasillarme; lo que me da miedo es quedarme en paro"

El protagonista de 'Águila roja' acaba de iniciar la quinta temporada de la popular serie de aventuras de TVE-1

David Janer Aguila Roja

David Janer Aguila Roja / RTVE

OLGA PEREDA / Madrid

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Los nuevos capítulos de la serie 'Águila Roja', que va ya por su quinta temporada, han vuelto a TVE-1 (jueves, 22.30). Gladiadores, animales y un estado de terror generalizado se imponen en las nuevas entregas, que cuentan con la aparición de Marta Etura ('Mientras duermes'). David Janer (Granollers, 1973), un actor que sigue sometiéndose a duras jornadas de entrenamiento y dieta para dar vida al héroe enmascarado, ha desvelado en el reciente FesTVal de Vitoria algunas de las novedades de una ficción que se mantiene en la parrilla de la cadena pública año tras año con unos envidiables datos de audiencia.

–En los nuevos capítulos vamos a ver hasta una lucha de gladiadores...

–Sí, pero todo lo que aparece está justificado. Es una serie de aventuras y no tanto histórica. La Historia es simplemente el marco estético de una serie que, básicamente, es de acción. Los personajes de Loles León y Carlos Areces son los encargados de organizar esa lucha de gladiadores como un espectáculo. Pan y circo, para que el pueblo se olvide un poco de las penurias, la corrupción y las artimañas del cardenal Mendoza (José Ángel Egido) y el comisario (Francis Lorenzo). Satur (Javier Gutiérrez) y yo nos metemos en todos los follones.

–Y también habrá animales salvajes...

–Pingüinos, elefantes… De todo. Y todo justificado. Se trata de aportar un poco de color. Al público le gustará. Tanta voltereta, tanto animal puede sonar raro, pero es algo que nuestros espectadores han aceptado bien. Te permite jugar y aporta aire fresco a la serie. Y la enriquece a nivel estético.

–Entra en escena una nueva chica, a la que da vida Marta Etura.

–Sí, es otra pequeña incisión entre Margarita (Inma Cuesta) y yo. Pero ella también empezará a sentirse atraída por un oficial inglés (Peter Vives). Hay que poner trabas al romanticismo.

–Entonces, ¿seguirá siendo una tensión sexual no resuelta?

–Bueno, digamos una tensión no resuelta. Inma y yo pedimos el acercamiento de nuestros personajes, que conste. Pero los guionistas quieren dar una de cal y otra de arena.

–¿Qué va a pasar con el servicial y fiel Satur?

–Que irá evolucionando. Y cada vez habrá más conflicto entre él y yo. Mi personaje irá investigando más cosas sobre sus orígenes.

–¿Y será descubierto?

–Sí, y eso le produce un dilema. ¿Qué hago? ¿Pongo fin a todo esto? Normalmente, la gente que me mira muere… Todo eso afectará a la relación con Satur, que es más creyente y religioso mientras que yo soy más racional. ¿Ponemos fin a esto o lo solucionamos? Y si lo solucionamos, ¿cómo lo hacemos, por la vía violenta o no violenta?

–Es decir, que seguirá habiendo mucha acción...

–Sí, y también cosas nuevas. Hemos experimentado. Lo que pasa que, a veces, no te da tiempo a desarrollarlo porque solo disponemos de 20 minutos para grabar esa escena. Otros días, si la agenda lo permite, hablo con los especialistas sobre determinadas películas y desarrollamos escenas de acción muy potentes. No puedo desvelar mucho, pero habrá cosas muy chulas.

–'Águila Roja' lleva ya cinco temporadas. Y se está grabando la sexta. ¿No teme el encasillamiento?

–Me lo dicen mucho, pero la verdad es que no temo encasillarme. Hoy por hoy, lo que me da miedo es quedarme como está la mitad de la gente: en paro. Mi profesión está como casi todo, mal. Protagonizo una serie que tiene continuidad, así que no me lo planteo. Bueno, a veces piensas en variar, pero Águila Roja te permite enfrentarte a cosas muy variadas: acción, comedia, drama…

–Si cambiara de registro, ¿qué le gustaría hacer?

–Me encantaría hacer de malo. Siempre me ponen de bueno. Pero los papeles de malo son agradecidos. Cuando veo a José Ángel Egido o a Francis Lorenzo, me da envidia.

–Su permanencia en una serie con tanto tirón, ¿le ha hecho renunciar a alguna oferta laboral?

–Alguna, pero tampoco muchas. Es complicado, porque no te puedes comprometer a hacer otra cosa si sabes que en un mes o en tres te van a llamar de la serie para volver a rodar nuevos capítulos. En esta profesión siempre estamos pendientes del teléfono, pero es muy complicado. Cuando no se emite la serie, la gente me pregunta por la calle cuándo volvemos.

–¿Qué más cosas le dicen por la calle? ¿Puede tomarse un café tranquilamente sin ser acosado?

–Sí, claro, en ese sentido yo llevo una vida muy tranquila. ¿Que qué me dicen? Pues que dé una voltereta [risas]. No, mujer. Lo que noto de verdad es el cariño de la gente. Águila Roja es una serie muy bien acogida por los espectadores. Y sí que me preguntan cosas del guion, claro. Pero asuntos normales: por ejemplo, sobre la relación con mi hijo o con Margarita.

–¿Cuántas temporadas más veremos?

–Quizá 20 [risas]. No lo sé, la verdad. Eso responderá a un equilibrio entre los guionistas y los espectadores. Yo, por mi parte, siempre que se pueda, creo que hay que seguir adelante. Seguir por seguir, no. Pero, vamos, Águila Roja da pie a desarrollar mil aventuras.

–Ser el héroe enmascarado ¿le obliga a seguir a un duro entrenamiento?

–Gimnasia y dieta. Mientras yo estoy preparando mis escenas de acción, mis compañeros de reparto comen bollos.

–¿No se permite ningún lujo?

–No. Para nosotros el día empieza a las cinco y media de la mañana. En el rodaje hay dos mesas enormes llenas de bollos. Y para mí, un bocadillito de atún.