Edurne: "Aunque parezca dulce, no soy modosita"

Edurne García Almagro (Madrid, 1985) le van los retos. Logró la popularidad en el concurso 'Operación Triunfo', que le dio la llave para abrir la primera puerta de su carrera, pero, pese a su juventud, era consciente de que las siguientes solo las conseguiría con su trabajo. Y eso no le asustó. Como tampoco le asusta ir probando distintas facetas, ya sea la de actriz en un musical, presentadora o bailarina en un concurso. Ahora la vemos los jueves en 'Tu cara me suena' (A-3 TV) imitando a la perfección al artista de turno. Y, encima, no se lo cree.

–Para usted no hay crisis: participa en 'Tu cara me suena' y saca disco. Empecemos por el concurso. 

–Todo viene a raíz de que en la anterior temporada me invitaron para una gala especial. Cuando me propusieron participar como concursante, no lo dudé. Creo que este programa me va a aportar muchas cosas. Que aprenderé.

–¿Se lo toma como una escuela? 

–A mí en particular me está curtiendo muchísimo, me está dando muchas tablas, porque ahí vas a aprender de cada personaje, de la manera de cantar en diferentes registros. Pienso que este programa enriquece a nivel vocal e interpretativo.

–Cada concursante responde a un perfil. ¿Usted sería una Roko, la ganadora de la pasada edición? 

–Me gusta tener mi propia identidad y espero ser un perfil nuevo en esta edición [ríe].

–¿El jurado es muy duro con usted, pese a que lo hace muy bien? 

–Sí, puede que se me esté exigiendo un poco más, pero, en el fondo, creo que lo hacen para ver hasta dónde soy capaz de llegar. Y como a mí me encantan los retos...

–¿Estamos viendo a otra Edurne? 

–Sí, porque igual la gente no sabía que yo tenía tanto sentido del humor. Los telespectadores están descubriendo que me gusta pasármelo bien, reírme de mí misma, las bromas...

–¿Le da miedo alguien del jurado? 

–Miedo, no; al contrario.Precisamente lo que quiero es que me enseñen en qué puedo mejorar.

–Se nota que usted no vivió la época de 'Operación Triunfo' en la que Risto Mejide hacía de jurado. 

–[Ríe] No, por suerte, no. No sé lo que es. Si lo hubiera vivido, igual diría que les tengo un miedo...

–El gran público la descubrió al concursar en 'OT'. ¿Reniega de la experiencia? 

–No, es algo de lo que estoy superorgullosa, y estoy muy agradecida al programa. Pero una cosa es que no me importe que se hable de ello y otra que la gente solo te conozca por esto. Porque he hecho otras cosas.

–Muchas y diferentes. ¿Busca lograr el perfil de artista total? 

–Sí, yo me lío en todo. Para mí lo principal es la música, pero cuantas más cosas puedas hacer, mejor. Y, aparte, vas midiéndote un poco a ver hasta dónde puedes llegar.

–Acaba de lanzar otro disco. 

–Sí, el quinto. Todos mis trabajos han sido importantes para mí, pero este es el más personal y en el que más me he implicado. Cuando empecé era muy jovencita –tenía 19 años–, pero con el tiempo intentas involucrarte lo máximo posible. No les vas a decir lo que deben hacer al productor , pero sí aportar tu granito de arena. Porque, al final, quienes defenderemos el tema somos nosotros.

–Se ha pasado al inglés. 

–Sí, esta es una novedad. Yo ya cantaba en inglés, pero nunca lo había plasmado en un disco. Y, hoy en día, con la facilidad que tenemos con internet de llegar a todo el mundo... ¿por qué no?

–El acento es bueno. Deja bien al país, porque nuestra imagen está algo perjudicada últimamente. 

–[Ríe]. ¿Por el «relaxing cup», no?

–Y le abrirá el mercado británico. Así allí no será solo la novia de David de Gea, portero del Manchester. 

–Sí, lo he probado, porque sí es cierto que cada cosa mía que se ha publicado aquí, allí ha despertado bastante interés. Intento crecer poco a poco.

–Reconocerá que el título, Climax, resulta de lo más sugerente. 

–En realidad hace un poco referencia a lo que estoy viviendo. Me siento en el momento más alto y potente de mi carrera. Aunque eso de clímax todo el mundo lo asocia a otros temas... más complicados. Además, lo escogí porque es solo una palabra –suelo hacerlo– y porque se escribe igual en castellano y en inglés.

–¿Haría un cambio radical de look como la cantante Miley Cyrus? 

–Nunca digas nunca, porque nunca se sabe. A mí, el cambio que Miley ha hecho me parece muy bien. Es arriesgado, pero me gusta que lo sea. Ella lo tenía claro y punto. Aunque también es verdad que viniendo de Disney Channel... Igual van por ahí los tiros. Es que es muy fácil catalogar a alguien y marcar una imagen. Y, luego, intentar borrarla... De mí dicen que si soy una niña buena. Eso, sin conocerme. Pero, aunque parezca dulce, no soy modosita y demás.

–Las protagonistas de su disco no son en absoluto modositas... 

–[Ríe] Sí, son cañeras. Algo que caracteriza a mis discos es eso de: ¡arriba el poder femenino!

–Para ser una mujer a la que la vida parece sonreírle, la veo combativa... 

Tengo una canción, 'Finish line (Soy capaz)', que me encanta, porque va de eso : se ha acabado una relación y yo voy a tirar para adelante, voy a seguir, porque soy fuerte y puedo valerme por mí misma. No me hace falta nadie para andar.

–El mensaje es positivo. 

–Es que siempre tengo canciones positivas en mis discos. En Siempre sale el sol, que compuse yo, intento decir que no hay que verlo todo tan negro, porque al final sale el sol y las cosas malas pasarán. Busco animar a la gente que escucha el disco.

–El gran poder de la música. 

–En mi disco hay amor y desamor, pero, no solo eso, porque hay más cosas en la vida. A lo largo de los años he aprendido que con tu música puedes llegar a mucha gente. Me han llegado comentarios del tipo: «Gracias a tu música he podido salir de una depresión». Y esas cosas son las que más me llenan, porque poder ayudar a la gente es algo increíble.

–A Carolina Ferre, concursante de la primera edición, le decían enfermos hospitalizados que Tu cara me suena era su única alegría. 

–Eso es muy fuerte. Mira, se me han puesto los pelos de punta. Esas cosas son lo que importa. Ojalá que la gente disfrute con el programa, que se olvide un poco de sus problemas, de enfermedades y demás, y que pase un ratito agradable, que, al final, es lo que más vale en esta vida.