LA TRASTIENDA TELEVISIVA

Citas a ciegas... y sin ropa

EL PERIÓDICO asiste a la grabación de 'Desnúdame' para mostrar cómo es por dentro el nuevo 'dating show' de DKiss

televisión Desnúdame DKiss

televisión Desnúdame DKiss / periodico

JUAN CARLOS ROSADO / MADRID

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Dos desconocidos llegan a un plató, se desnudan uno a otro y, sin casi mediar palabra, se meten en la cama en ropa interior para ver si surge entre ellos la chispa del amor en media hora. Así, de esta forma tan esquemática y tan simple, podría resumirse el planteamiento de ‘Desnúdame’el nuevo formato que estrena el 15 de enero DKiss (21.00 horas) con la expectativa de calentar las redes sociales hasta el punto de ebullición. Todos los ingredientes del ‘dating show’ llevado al extremo se dan cita en este curioso programa, que ha triunfado ya en Italia bajo el nombre de 'Undressed'. EL PERIÓDICO ha estado en la grabación de uno de esos encuentros a ciegas y medio en pelotas que propone el programa con aires de experimento psicosociológico.

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El frío y negruzco plató montado en una nave industrial de Villaviciosa de Odón (Madrid) espera a Antonio y Larissa, dos jóvenes que se han prestado a vivir la experiencia sin ningún ánimo crematístico. Allí solo hay una simple cama, rodeada discretamente de siete cámaras y cinco micrófonos, que ha sido pulcramente planchada minutos antes del evento. Su única compañía será el pantallón colocado enfrente para poder ‘guiarles’, instruirles y motivarles en su encuentro fugaz. Los dos entran en la sala, se quitan la ropa uno a otro, y tras algún que otro apurillo provocado por los nervios, se echan en la cama en ropa interior destapados. A partir de ahí, comienzan a conocerse ayudados por ese ‘Gran Hermano’ vigilante que les envía sus consignas: “Miraos a los ojos en silencio durante 30 segundos”, “Acariciaos la cara uno a otro”, “Ahora daos un beso esquimal”…

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A Antonio y Larissa no les cuesta nada cumplir a rajatabla esas órdenes porque han entrado rápidamente en modo ‘amor’. Después de ver en la pantalla imágenes nostálgicas de su infancia, arrebatados besos de la historia del cine y mensajes de incitación al contacto físico (“Ahora meteos los dos en esa camiseta”), las hormonas de los dos ‘desconocidos’ están ya por la nubes. Incluso llega un momento en que pasan olímpicamente de las instrucciones del ‘Gran Hermano’ y solo tienen ojos y labios para su pareja. “¿Tú crees que es posible enamorarse en media hora?”, le espeta ella a él. Los dos se apresuran a apretar con ganas el ‘Sí’ del pulsador que tienen al lado, lo que les sirve para obtener como premio “unos minutos más” de besitos y caricias, aunque esta vez ‘voluntarios’.

CHISPAZO CONSEGUIDO

Arriba, en la mesa de control, todos están eufóricos con el chispazo que han conseguido generar entre los dos jóvenes. “Se veía desde el principio que había química entre ellos”, comenta Julián, uno de los más veteranos del equipo de la productora Magnolia. La visita de la prensa parece haberles dado suerte, aunque el porcentaje de éxito es bastante alto y “supera el 50%”. “Ha habido también fracasos estrepitosos, pero todos aguantan en la cama la media hora y guardan las formas”, advierte. Al lado, su compañera Esther recuerda a una pareja que se lió a besarse “a los pocos minutos” de meterse en la cama. “También es verdad que hay algunos chicos que se aprovechan de la situación para manosear a la chica y luego nada”, confiesa.

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Lo que llama muchísimo la atención es lo bien que se lo pasan en el control de realización contemplando el experimento. “En los descansos, salimos a echar un pitillo y seguimos comentando la jugada porque nos quedamos enganchados”, cuenta Julián. La directora del programa, Sonia Domínguez, confirma que disfrutan tanto que no tienen “la sensación de estar trabajando”. “Hacemos apuestas desde el control y discutimos los detalles por los que creemos que van a cuajar o no”, explica.

Domínguez apunta que, de las 150 personas que se presentaron al 'casting', hubo algunas que se rajaron a mitad de sesión cuando les tocó desnudarse. “El factor nervios les pasa factura”, diagnostica. Una de ellas “puso como excusa” que llevaba puesto un tanga porque no sabía que se tenía que quitar la ropa. “Le dijimos que se bajara a comprar unas braguitas y volviera a subir”, recuerda divertida la directora antes de aclarar que este programa está abierto a todo tipo de opciones sexuales: “Hay también bastantes parejas homosexuales, tanto de hombres como de mujeres”.