Del juzgado al veredicto de la tele

ferran
Monegal

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El miércoles, a las diez de la mañana, se inició en los juzgados de Madrid la vista de la demanda de paternidad interpuesta por Ivonne Reyes contra Pepe Navarro. Presidía la sala una jueza. A petición de demandante y de demandado, se pidió la no presencia de medios de comunicación en la sala. Concluida la vista, se preguntó a uno de los abogados: «¿Cuándo habrá sentencia?». Y el letrado respondió: «Calculo que entre siete y diez días». O sea, semana y media para que la jueza reflexione, estudie y delibere, es decir, un tema sub iudice hasta que no se dicte sentencia. Pues bien, 48 horas después, ya estaba Yvonne Reyes en DEC (A-3 TV) declarando ante otro tipo de juez más pintoresco, Jaime Cantizano, que la fue interrogando, cara a cara, durante casi hora y media. ¡Ah!, fue un interrogatorio muy completo. Lo tocaron todo, incluso el duro tema de los dos abortos que, según Yvonne, ella aceptó acatando órdenes de Navarro. Concluida la sesión, entraron los cotillas habituales a rebañar el tema. Pero nosotros, desde casa, después de asistir al emocionante interrogatorio, ya teníamos un veredicto sobre esta señora: es una madre abnegada que lucha para que su hijo sea reconocido por el padre que intenta evadirse de sus obligaciónes. O sea, que yo ahora mismo me pongo en la piel de la jueza que tiene en sus manos este caso, y que lo debe estudiar sosegadamente, y lo primero que me vendría a la cabeza sería cerrar el tema y traspasarlo directamente al programa DEC . Volvemos a lo de siempre: el nulo respeto de la tele a los casos que están sub iudice, y sobre los que deberían estar obligados a guardar silencio hasta que se dicte sentencia. Por mucho que la señora Reyes quiera ir a la tele, los profesionales de las cadenas no pueden pasarse por el forro los más elementales protocolos de respeto al trabajo de la justicia, ni practicar espectaculares y circenses vistas paralelas.

CASTELLDEFELS.– A pesar del dolor que nos produce el trágico accidente, televisivamente hablando, hemos estado de suerte. No hay imágenes de la tragedia. Las cadenas que practican la información como un impacto no pudieron ofrecernos primeros planos de cuerpos desmembrados. Hay imágenes de un videoaficionado, pero es de noche y apenas nada se ve. Ya sé que para los familiares no es consuelo, pero al menos no nos han golpeado, doblemente, pormenorizando lo dantesco.