ENTREVISTA EN EL 'TELETODO'

Antonio Díaz: «La gente desconfía de la magia por televisión» (14/12/2013)

El ilusionista debutó, el 2013, con su programa 'El mago pop', en Discovery Max

ANTONIO DÍAZ

ANTONIO DÍAZ / EL PERIÓDICO / Barcelona

SONIA GARCÍA GARCÍA / Barcelona

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La teoría de los seis grados sostiene que cualquier habitante de la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de un máximo de cinco intermediarios. El ilusionista Antonio Díaz (Badia del Vallès, 1986) utiliza esta tesis como hilo conductor de 'El Mago Pop', espacio con el que debutó en noviembre del 2013, en Discovery Max. El estreno fue el más visto de toda la historia del canal con un 4,8% de share y 816.000 espectadores. 

–¿Cómo surgió la idea de la tele? 

–Siempre había pensando que la televisión, como complemento del teatro, sería muy útil para mi trabajo. Entonces, lo típico: produje un programa, lo grabé y encontró salida rápidamente.

–¿Por qué eligió un canal de pago para su primer programa de tele? 

–Discovery Max ha sido el canal que más ha apostado por la magia, con Dynamo, cuando nadie lo hacía. Tanto por el target de personas que lo ven como por la proyección y la frescura, encajamos muy bien. A partir de enero se emitirá en 40 países.

–¿De donde viene el nombre de 'El Mago Pop'? 

–El nombre está enfocado a la temática del programa. No es mi nombre artístico, yo sigo siendo Antonio Díaz. Trata sobre un mago que se propone conocer a sus iconos pop, como mi ídolo Nick Mason de Pink Floyd. Y para conseguirlo recurre a cinco intermediarios famosos, aplicando la teoría de los seis grados. Cada uno que me ayuda a subir un grado le hago un truco de magia a cambio.

–¿Cómo se aficionó a la magia? 

–Yo siempre cuento lo mismo, porque, además, es verdad: cuando tenía 4 años, un mago, llamado Adolfo Márquez me sacó una moneda de la oreja y me quedé alucinando. Estuve semanas tocándome la oreja para ver si me salía otra moneda. De allí la obsesión.

–Se dice autodidacta de la magia, pero estudió teatro... 

–Si, a los 14 años entré al Institut del Teatre. En la adolescencia me daba vergüenza ser mago, ya que con la magia siempre hay ese puntito de antiguo, de casposillo, de cliché y porque los demás inmediatamente se imaginaban la brillantina, la gomina y el confeti. Así que dije: quiero ser actor, eso mola más. Y para combinar el teatro con la magia, que es lo que más conozco, monté la compañía Antonio Díaz.

–Su nuevo espectáculo 'La gran ilusión', está inspirado en 'El show de Truman'. ¿Le inspira la pantalla? 

– La idea se me ocurrió cuando tenía 14 años y vi por primera vez la película. Me impresionó mucho. La magia se basa en la ilusión y la idea de que alguien es capaz de ilusionar a otros. No lo había hecho antes, porque pensaba que si el espectáculo se llamaba La gran ilusión, tendría que ser una producción de gran formato. A ver qué tal nos va.

–¿Es más difícil la magia en la televisión que en el teatro? 

–Pensaba que no, pero sí. En el teatro hay como un aval de confianza, en cambio, en televisión, hay cierta desconfianza en el formato. Se piensa que es un truco de cámara y que todo es un montaje. Hay aspectos tan fuertes en la magia que hasta parece pura tecnología. Aunque por más recursos técnicos, siempre volveremos a la esencia, que consiste en un simple juego de manos.

En la magia ¿es más importante la actuación que el truco? 

–Sí, los juegos son más impactantes. A mí me gusta hacer trucos nuevos y combinar las dos cosas, sorprender incluso a los magos. 

–¿Qué se necesita para ser un buen mago? 

–Hace falta un personaje que funcione, una bis cómica potente o misteriosa y sobre todo ser creíble.

–¿Cuáles son las diferencias entre un mago y un ilusionista? 

–David Copperfield decía que la diferencia estaba en que el caché del ilusionista era un 20% más alto que el del mago. Pero la palabra ilusionista tiene un prestigio: es un mago que vive del teatro, mientras que un mago puede ser alguien que solo haga trucos para los críos.

–¿Cuál es la principal regla ética en la magia? 

–Saber que sobrevivimos gracias a nuestros secretos, aunque ahora todo se revele por el Youtube.

–¿Intenta superar a Dynamo? 

–Intento superar la mejor versión de mí. Mi sueño es llegar a ser el mejor mago, tengo grandes sueños y me encanta seguir aprendiendo.

–¿Qué mago le ha influido más? 

–David Copperfield, el mejor del mundo, más allá de sus grandes retos como hacer desaparecer la Estatua de la Libertad. Y Juan Tamariz, un pozo de sabiduría, un filósofo y un artista fantástico.

–También usted ha hecho desaparecer un avión. 

–Sí, en la Festa del Cel, en Sabadell.

–¿Cuál es su mejor truco de magia? 

–Vivir de lo que me gusta y poder dar trabajo a un montón de gente.

–¿Cree que la cultura es un lujo? 

–No. Es una pena que ¡jolín!, los políticos no se den cuenta, pero este año los números han sido reveladores: cines y teatros que cierran, compañías que desaparecen...

–Los políticos, como los magos, también venden ilusiones. 

–Sí, pero las de los magos o artistas no repercuten en nuestra vida cotidiana, solo nos hacen sonreír.