la entrevista del Teletodo

Anabel Alonso: "En 'Me resbala' saco mi lado de niña gamberra"

La actriz compagina el programa de Antena 3 con la serie 'Amar es para siempre'

La actriz Anabel Alonso

La actriz Anabel Alonso / periodico

MARISA DE DIOS / BARCELONA

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Dice Anabel Alonso (Barakaldo, 1964) que es una mujer que no se corta por nada. Y esa característica la ha demostrado en su dilatada carrera profesional. Desde que empezara como colaboradora en el mítico programa 'La bola de cristal', la hemos visto de presentadora ('El club del chiste', 'Objetivo indiscreto', 'El flechazo', 'Tal para cual'), en series como '7 vidas', 'Los ladrones van a La Oficina' y 'La familia Mata', dando las campanadas de Fin de Año en Antena 3, encadenando obras de teatro y películas e incluso prestando su voz a filmes de animación, como 'Buscando a Nemo'. Ahora la tenemos en Antena 3 TV con 'Amar es para siempre' 'Me resbala', una doble faceta en la que puede explotar su lado de 'showoman' y también de actriz dramática.

--¿'Me resbala' es el examen que necesita todo cómico, ya que prescinden de guion y salen a improvisar? 

--Sí que es una prueba de fuego porque hay que plantear una situación y tienes que improvisar tanto físicamente, con los gags, como verbalmente. Es un programa para un cómico muy completito y una prueba de fuego para nosotros.

--¿Dónde se siente usted más ágil, con los gags físicos o verbales? 

--A mí se me da mejor la charla y el chiste. Pero no me corto ante nada y también me defiendo en pruebas como el teatro de pendiente, la silla giratoria, colgándome donde sea y con todas las barrabasadas que nos hacen.

--¿Qué es lo que lleva peor en el programa: el esfuerzo físico o no saber qué le va a tocar hacer? 

--Cuando voy al plató de 'Me resbala' soy como una niña pequeña, no hay nada que me venga grande. Lo que me da más asquito es cuando te ponen pringada de cosas: ¡Qué incomodidad eso de ir oliendo a kétchup y a nata montada! Por lo demás, me gusta todo y me divierto mucho, porque son cosas que no hago normalmente.

--Así que en el plató saca su lado más infantil. 

--Sí, saco mi lado de niña, pero de niña gamberra.

--Por cierto, ¿qué es lo que le resbala a usted? 

--Pocas cosas... Entro bastante a degüello en todo, porque lo que no me gusta muchas veces me indigna o me molesta, así que no me resbala. Yo puedo pasar de determinadas personas o situaciones, pero nunca soy indiferente. Ya me gustaría a mí que me resbalaran más cosas, pero no consigo mantener esa frialdad: o me gusta o me molesta.

--Ahora vemos su lado más cómico en 'Me resbala', pero también la estamos viendo sufrir en papel de Benigna, en 'Amar es para siempre'... 

--Me parece un lujo poder hacer esas dos caras de la moneda. Por un lado, tener esa faceta de 'showoman' en la que puedes jugar, improvisar, hacer disparates y gamberradas y, por otro, tener un personaje dramático, donde estoy más ceñida a un guion. Es un privilegio poder compaginar las dos cosas, pero también que te llamen para hacerlas.

--Dando vida a Benigna, ¿pone también de su propia cosecha o está muy ceñida al guion? 

--Me ciño mucho al guion. Indudablemente, cuando haces un personaje, aunque ya está definido, pasa por tus tripas, así que algo tuyo siempre queda, pero no improviso nada. Además, las situaciones de la serie son muy concretas y se utiliza una manera de hablar que no es la del 2015, sino de primeros de los años 60.

--Benigma llegó a la serie como una mujer dura y hermética. Ahora estamos viendo otra cara de ella, sobre todo con su hermano (Pepón Nieto). 

--A mí me parece que es un personaje muy rico, pero como le pasa a las personas. Nadie es totalmente malo o totalmente bueno y hasta un asesino en serie seguro que quiere a alguien. Lo que me gusta de Benigna, y lo que le he intentado dar, es que no sea de un solo color y plana, sino que tenga sus grietas. Trato de que, aunque te caiga mal y haya cosas que no soportes de ella, intentes entender por qué es así, ponerle sus puntos débiles.

--¿Qué le falta a Benigna para estar más relajada? ¿El amor? 

--No sé... Ahora ha llegado el comisario y yo creo que se le alegran los ojitos... Ella no ha cerrado la puerta al amor por mucho que lo diga. Más que el amor, yo creo que lo que necesita es sentirse querida, que haya alguien que vea esas cosas buenas que tiene ella o que se las provoque. 

--¿Seguiremos descubriendo más cosas buenas de ella? 

--Yo lo voy viendo sobre la marcha, igual que la audiencia. No tengo ni idea de lo que va a pasar con ella. La voy descubriendo con cada bloque de guiones que me mandan, pero no sé cuál es su recorrido.

--¿No es más complicado trabajar de esa manera? 

--A mí me gusta. Es un poco como en la vida. ¡Yo no sé qué va a ser de mí mañana por la tarde!

--¿Pero hay Benigna para rato? 

--En principio, tengo contrato hasta junio, durante esta temporada.

--Es la filosofía de 'Amar...', que suele cambiar a los protagonistas cada una o dos temporadas. 

--Así refrescan la savia, no cambian la serie, pero casi.

--Con los tiempos que corren para los actores, escaseando el trabajo, ¿no dan envidia los del Asturiano, que continúan en la serie desde el primer capítulo? 

--Sí, pero estoy contenta con Benigna, con esa vida tan intensa, tan dura que tiene, en la que le pasan tantas cosas. A los 'asturianos' también les pasan cosas, pero como es una carrera de fondo, van más suaves. Lo bueno que tiene la serie es que está muy abierta, está viva, nada se puede dar por sentado, ni que te vas ni que te quedas.

--No estamos acostumbrados a verla en papeles como el de Benigna. Suele hacer más comedia... 

--A mí me ha encantado hacerla porque es verdad que se me asocia mucho más a la comedia. Esta parte dramática y más real de mi personaje en 'Amar...', con un modo de interpretar como más cotidiano, es un registro muy distinto en el que me estoy sintiendo muy cómoda y en el que también estoy descubriendo cosas. Por comentarios que oigo no es que la gente se identifique con Benigna, sino que la entienden, empatizan con ella. Para mí eso ya es un logro.

--Fue una de las protagonistas de una de las series que han marcado la tele española de los últimos años, '7 vidas'. 

--Para mí esos siete años que pasé en la serie fueron un gran lujo. Hice amigos para toda la vida, compartí plató con los actores más grandes del panorama actual, con la gran Amparo Baró, de la que nos despedimos hace tan poco, y con ellos aprendí mucho. ¡Y toda la gente que pasó por ahí en las 15 temporadas, y esos guiones tan bien escritos que incluso hoy están de actualidad! Tanto a nivel personal como profesional, fue una experiencia impagable e irrepetible.

--Interpretaba a Diana, un personaje pionero porque era una de las primeras lesbianas que aparecían en una serie española. 

--Es que los hombres, incluso para eso, están por delante y el gay siempre ha tenido mucha más visibilidad. Me acuerdo que muchos colectivos de gais y lesbianas nos dieron muchos premios. A mí en particular porque encarnaba a ese personaje, pero era por cómo lo tratábamos y porque lo hacíamos visible en un prime time, de forma normal y natural.

--Mostraron incluso una boda entre mujeres. 

--Lo que pasa es que la sociedad va mucho más adelantada de lo que los políticos quieren creer. ¡Nos casamos antes de que se hubiera aprobado la ley del matrimonio homosexual!

--Tiene dos proyectos televisivos en antena, pero también está haciendo teatro. 

--Estoy en el teatro La Latina hasta el 22 de marzo, con la comedia 'El eunuco'. Interpreto a un personaje de mil caras, Thais, una prostituta que está muy preocupada porque va a cumplir los 50 y todo se le está descolgando y se le plantea una crisis existencial. Comparto cartel con actores como Alejo Sauras y Pepón Nieto.

--Precisamente con Pepón, que interpreta a Fortunato, su hermano en 'Amar es para siempre'... 

--Sí, sí, somos como López Vázquez y Gracita Morales. Salimos del plató y nos vamos al teatro juntos.