ENTREVISTA

Ana Fernández: "El rulo me transforma y no me gusta"

La actriz madrileña, que se dio a conocer en 'Los protegidos', se ha incorporado al reparto de la serie de Antena 3 'Amar es para siempre'

ANA FERNÁNDEZ AMAR ES PARA SIEMPRE TV

ANA FERNÁNDEZ AMAR ES PARA SIEMPRE TV / periodico

OLGA LERÍN / BARCELONA

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Aunque Ana Fernández (Madrid, 1989) debutó en la tele de chiquitilla –apenas tenía 4 años– con ‘El joven Picasso’, la actriz se dio a conocer en la serie de Cuatro ‘Cuestión de sexo’. Sin embargo, su nombre subió muchos enteros gracias a ‘Los protegidos’, producción de Antena 3 en la que daba vida a Sandra, la famosa Chispitas, una jovencita con poderes sobrenaturales. Tras haber pasado unos meses difíciles (su novio, el cámara Santi Trancho, falleció el año pasado en un accidente), la simpática actriz vuelve a sonreír. Ha regresado a la pequeña pantalla con un papel de reparto en la veterana 'Amar es para siempre' Amar es para siempre'(Antena 3). La artista habló de su carrera en el suplemento ‘Teletodo’.    

Hace unos meses usted realizó una especie de llamamiento pidiendo trabajo en alguna serie… Y parece que ha funcionado. Puede ser… Está visto que habrá que hacer llamamientos y esas cosas, porque si no, aquí todo el mundo pide y ¡tonto el último!… Me gusta que se oigan mis oraciones (ríe).

¿Le preocupaba especialmente la inestabilidad de su oficio? Es que forma parte de él. Hay épocas en las que estás un poco más saturado de trabajo, que es mi caso, porque hasta hace muy poco hacía teatro y la serie; y otras supertranquilas, en las que estás en casa mirando al techo. Se trata de aceptarlo y de intentar ponerte actividades en esos periodos en los que no tienes nada, hacer cosas que te gusten y seguir aprendiendo con clases.

¿Tenía morriña de la tele? La verdad es que sí, porque es donde yo he empezado, y la llevo muy bien. Me gusta mucho.

¿Qué echaba de menos? Hombre, los horarios y los madrugones, no, desde luego; pero el ritmo del rodaje y hacer cada día secuencias y tramas nuevas es lo que más me gusta.

Este es el caso de ‘Amar es para siempre’ Sí, aquí hay una diferencia, sobre todo, en el ritmo. Se hacen muchas más secuencias al día que en una serie semanal y tienes que llevar el texto muy bien aprendido, porque no hay mucho tiempo como para perderte y no encontrarte. Tienes que llegar desde casa encontrado.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Una ficci\u00f3n\u00a0de \u00e9poca\u00a0","text":"\"Una ficci\u00f3n\u00a0de \u00e9poca\u00a0como 'Amar...', que lleva muchos a\u00f1os, es una escuela muy buena\"\u00a0"}}Usted se ha sumado a una producción veterana. ¿Es un buen punto de partida? Es una ventaja, porque ya hay una dinámica y una organización, y todo el mundo sabe muy bien qué es lo que tiene que hacer y las cosas están muy claras. Es como a mí me gusta trabajar. En esta profesión es cierto que hay mucho caos, y nunca viene mal un poco de orden. El engranaje de equipos técnicos, directores, el departamento de maquillaje…, que tiene esta serie que lleva tantos años, está muy bien a la hora del funcionamiento.

Es una serie de época, centrada ahora en los años 60, que a usted le quedan muy lejos. ¿Le ha representado algún problema? No, porque la cosa más surrealista que he hecho hasta ahora era un personaje con superpoderes, en 'Los protegidos'. En 'Amar...' se trata más de una manera de hablar: llamar de usted o tutear a la gente o el uso de ciertas palabras que entonces no existían, como el «Vale», que ahora lo utilizamos para todo y antes no se decía. Te tienes que documentar un poco para adaptarte a todo eso. Pero lo que son las tramas y lo que le sucede a los personajes no se aleja mucho de lo que se hace ahora.

Tras ese periodo alejada de la tele, ¿se ha tenido que poner entonces mucho las pilas? Si solo hubiera tenido la serie, habría estado más relajada y habría tenido más tiempo. Pero como lo he estado compaginando, primero, con los ensayos de ‘Arte Nuevo: un homenaje’ y, después, las propias funciones, me he metido un poco más de tralla para intentar estar al cien por cien en las dos cosas y no bajar el nivel en ninguna. Sí, me he metido caña a mí misma. Por ejemplo, si me pasaban las secuencias, en lugar de aprenderlas el día antes, intentaba prepararlas con más tiempo, porque yo sé que en los días anteriores al rodaje no dispongo de todas las horas que tienen otros compañeros. He intentado llevar el trabajo ya aprendido para no agobiarme y hacerlo bien.

Antes de incorporarse, ¿seguía la serie? Había visto algún trozo, pero le voy a ser sincera: yo soy mucho de siesta y me pilla muy mal a esa hora. Pero la verdad es que me he puesto al día con las tramas para saber qué les pasa a los personajes, porque al final te vas cruzando con todos ellos, y no ir perdida.

El personaje que usted interpreta, Carlota, lleva su segundo nombre. Sí, es una casualidad. Cuando me lo presentaron y me comentaron que se llamaba Carlota, les dije que yo también me llamaba así. Es muy bonito.

Se huele un triángulo amoroso entre usted, Guillermo (Junio Valverde) Puede ser, pero llevo cierto tiempo y no ha pasado nada. Ya veremos, porque las series diarias son más lentas y la trama va poco a poco.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"De mayor quiero ser","text":"\"De mayor quiero ser\u00a0como Lola Herrera: me gusta mucho c\u00f3mo trabaja y su elegancia natural\""}}¿Qué es lo que más le gusta del personaje y lo que menos? Ese toque que tiene bastante resolutivo: ve los problemas con un punto de madurez que me agrada. En cambio, con el peinado me veo rara. Todo el mundo me dice que para la época que se refleja soy muy moderna y estoy muy mona, pero yo no me veo. ¡Es que no estoy acostumbrada a verme con ese ‘look’!

¿Y no ha podido llegar a ningún acuerdo con el equipo de peluquería en este aspecto? La verdad es que como llevo el pelo cortito, peinarme es muy fácil, porque pocas cosas me pueden hacer. Hay otras compañeras que lo tienen más largo y les hacen recogidos, pero a mí no me pueden hacer mucha cosa. Es un peinado poco elaborado. El rulo me transforma, y no me gusta. Pero lo acepto y me tengo que dejar hacer, porque es mi personaje y lo defiendo a muerte.

En ‘Amar…’ no va a necesitar los poderes de la famosa Chispitas de ‘Los protegidos’.  No, aunque pego algún calambrazo a alguna persona cuando cojo electricidad estática (ríe).

¿Qué recuerda de ese personaje que le dio tanta popularidad? Muchas cosas. Fueron tres años estupendos, en los que hicimos una de las series más mágicas de la tele. Me dio a conocer a nivel nacional –la anterior serie, 'Cuestión de sexo', era para un público más determinado–, y todavía me permite recibir el cariño de los niños y los adolescentes, que se siguen emocionando cuando hay reposiciones.

¿Todavía le paran por la calle? Alguna vez, sí. Cuando llevaba el pelo largo y más oscurito me reconocían más. Pero siempre me lo he tomado muy bien. Mientras haya educación por ambas partes, estoy superagradecida.

En 'Amar…' ha coincidido con algunos actores de 'Los protegidos'. Sí, con Natalia Rodríguez y Javier Mora, pero ellos tienen tramas en otro plató y no he cruzado secuencias con ellos. Eso sí, hemos hablado y nos hemos alegrado de vernos.

También con otros actores veteranos, como Lola Herrera y Jorge Sanz Con Jorge no he trabajado y con Lola sí que tengo algunas secuencias. Es una maravilla, porque siempre he admirado a Lola. Me gusta mucho cómo trabaja, su look y cómo sigue. Me encanta esa elegancia natural que tiene, haga el personaje que haga, y que siempre transmite. De mayor quiero ser como ella. El primer día que trabajé con ella, estaba hasta un poco nerviosa. "Ostras, ¡estoy rodando con ella!”, pensé. Es una grande de España y del cine español. Eso siempre emociona.

¿Ha aprovechado para pedirle algún consejo? No. Lo que siempre hago con los actores veteranos y los sabios es ser una esponjita: cojo cosas suyas, pero no suelo preguntar ni ser pesada. Simplemente con verlos ya me inspiro y aprendo.

Parece que la vida le vuelve a sonreír con este papel en la tele y con el teatro. La obra ‘Arte Nuevo: un homenaje’ ha recibido muy buenas críticas. Ha sido mi primera experiencia profesional seria en el teatro, porque había hecho cosas, pero como hobby. Estar con José Luis Garci en el Teatro Español ha sido un privilegio y he intentado exprimirlo al máximo cada día, porque en cada función el público es distinto y es la primera vez que la ve. Aunque a veces nosotros digamos que el texto es el mismo siempre, cada día pasan cosas distintas. Esa es precisamente la magia del teatro.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Valoro mucho el d\u00eda\u00a0","text":"\"Valoro mucho el d\u00eda\u00a0y el ahora, porque no sabemos lo que va a pasar ma\u00f1ana\""}}

¿Ya tiene claro hacia dónde le gustaría enfocar su carrera? Siempre digo que el cine, el teatro y la tele son absolutamente distintos y en todos ellos hay cosas estupendas y otras que lo son menos. Pero es cierto que yo me he criado en la tele, es donde he crecido y he aprendido y es donde me siento mas cómoda y más a gusto. El hecho de elegir un medio u otro no es tanto por el género en sí, sino por el proyecto, el personaje, la historia y, sobre todo, las personas con las que lo vas a compartir. En una película vas a estar dos o tres meses con una serie de personas con las que vas a rodar 12 horas al día; en el caso de la función, son dos meses todos los días, en mi caso, y si vas de gira, uno o dos años, y en una serie son siete meses…

Le da mucho valor a la convivencia con sus compañeros. Porque lo que realmente importa es la relación que tienes con los actores y otros compañeros y lo que te aportan. Puedes estar en un proyecto que a nivel mediático o de experiencia profesional sea la leche, pero te puedes sentir muy mal porque no conectas con la gente o ellos no conectan contigo. Un proyecto maravilloso se puede convertir en una pesadilla. Y a lo mejor hay proyectos chiquititos en los que te sientes tan a gusto que estás más feliz. Me decanto más por ese lado.

Ahora que ha vuelto al ruedo televisivo, ¿le preocupa el tema de las audiencias? Antes me agobiaban un poco más las audiencias en prime time, porque se percibía más tensión. Pero, al final, este es un trabajo en el que empiezas a una hora y sales a otra. Cuando te metes en este oficio tienes que saber que no eres una funcionaria, que no vas a estar hasta los 80 años trabajando, y que vas a tener épocas en las que no vas a hacer nada y no vas a saber el porqué, y nadie te lo va a explicar, y otras en las que vas a trabajar mucho.

Y está esa presión por el dato. Sí, pero comerte mucho el tarro cada día por los 'shares'… Si una serie se acaba es porque tiene que acabarse, porque seguramente va a venir otra cosa que va a ser buena para ti o para el resto de tu equipo. Si intentas entenderlo o justificarlo, es darte cabezazos contra una pared. Cuando era más joven me comía más el tarro, pero ahora me dedico a hacer mi trabajo lo mejor que puedo, a tener muy buen rollo con todo el equipo y a no meterme en líos ni en chismes. Cobro a final de mes como cualquier persona que trabaja e intento hacer reír, porque me gusta mucho hacer el tonto y que la gente se divierta conmigo.

¿Esa actitud resolutiva que usted muestra ha sido esencial para superar los baches de la vida? Desde pequeña tengo una positividad innata. En mi familia utilizamos la risoterapia: los problemas siempre los hemos afrontado así y dando gracias por que salga cada día el sol, que es lo que realmente nos da vida y es a lo que menos hacemos caso. Valoro mucho el día y el ahora, porque no sabemos lo que va a pasar mañana. Así que si me puedo reír ahora con usted, pues me río...