ENTREVISTA

Jesús Castro: "Si en algún momento paro, me dedicaré a formarme"

'El Niño' habla de su trabajo en la serie de A-3 'Mar de plástico'

Jesús Castro, en 'El Príncipe'

Jesús Castro, en 'El Príncipe' / periodico

JUAN CARLOS ROSADO / MADRID

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Tras debutar en la película 'El Niño'(2014), Jesús Castro ha vivido un año de vértigo al encadenar la película 'La isla mínima' y las series 'El Príncipe' y 'Mar de plástico', producción esta última que emite A-3 y en la que encarna a Lucas, «un chaval que nunca se ha movido del pueblo -define el actor-. Lleva el único bar y es muy racista. Cree que la inmigración tiene la culpa de todo lo malo que pasa en su pueblo».

-¿Cómo fue lo de grabar en julio en Almería, a 40 y tantos grados?

-Es muy difícil. Las temperaturas son abrasadoras y encima tienes que añadir el vestuario: con que te pongan un vaquero, ya estás jodido. Pero bueno, estábamos en Andalucía, que es mi tierra, y yo estaba muy contento. Tenía ganas de volver a Andalucía a currar.

-¿Cómo llegó a este proyecto?

 

-En ese momento estaba rodando 'El Príncipe'. Me comentaron lo que querían hacer y me mandaron el guion. Fui a hacer la prueba y a los pocos días me dijeron que me daban el papel de Lucas.

-¿Le costó prepararse su personaje?

 

-Sí, un poquito porque es el más difícil que he hecho hasta ahora. Pero creo que le he cogido el punto.

-¿El más difícil?

 

-Sí, porque tiene una mente muy complicada y muchos conflictos internos. Su padre es alcohólico y la madre murió. Le van pasando cosas que hacen que vaya cambiando un poco. Es un hombre que está siempre con mucha rabia y mucha impotencia.

-¿Cree que la serie refleja con fidelidad lo que sucede en esos mares de plástico?

 

-Sí, las condiciones físicas y económicas en que trabajan esos inmigrantes son nefastas. La climatología es tan dura que no te deja trabajar. Y encima dentro de un plástico en el que la temperatura puede rondar los 50 grados. Si nosotros lo pasamos mal, imagínese cómo lo pasarán ellos. ¡Tiene que ser la leche!

-Se compara esta serie a nivel estético con 'La isla mínima'?

-Bueno, pasa como en 'La isla mínima', que la localización en sí tiene una fuerza impresionante y se convierte en un personaje más. La fotografía es espectacular.

-Usted entró en este mundo prácticamente de casualidad y parece que está dispuesto ya a quedarse, ¿no?

-De eso se trata. Lo suyo es llegar para quedarte. Al principio pensé que iba a hacer 'El Niño', me iban a conocer durante un tiempo y luego me iba a dedicar a poner copas. Pero al final he ido empalmando un trabajo con otro y estoy en el buen camino.

-¿Se ha asentado definitivamente?

-No, no. No creo que lo sienta nunca. Tendría un problema si creyese eso. Siento que me queda muchísimo por aprender y estoy en modo esponja, como el móvil en modo avión. Cuando habla la gente que sabe, tú te callas y escuchas.

-¿Le gusta más el cine que la tele?

-Me adapto a lo que sea. Es el primer trabajo en el que no miro el reloj. Hombre, a 35 grados lo miro un par de veces. Los tiempos son diferentes en tele y cine, pero tampoco nos vamos a poner exquisitos. Estoy empezando y voy a dar el callo en series, cine, televisión y lo que se ponga.

-¿Qué balance hace de su corta trayectoria artística?

-Noto que he aprendido mucho en estos dos años. No hay curso de interpretación ni nada que te enseñe todo esto. Es como un máster con los mejores profesores. Sé que, en el futuro, tendré tiempo de vacaciones, pero tiempo de aprender con esta gente no tendré tanto. Por eso hay que aprovechar ahora. Ya habrá tiempo de vacaciones.

-¿Cree que este oficio se aprende con la práctica?

-Sí, como la mayoría de oficios. La teoría está muy bien, pero luego tienes que llevar la teoría a la práctica.

-¿No cree en los cursos formativos de interpretación?

 

-No está de más formarte, pero no por el hecho de hacerlos quiere decir que valgas para ello. Puedes hacer un curso de varios años en una escuela de cojones y luego te ponen delante de una cámara y no atinas ni una frase. Si yo parara en algún momento, me dedicaría a formarme. Todo lo que sea aprender está bien.

-¿Qué ha sido lo más difícil en todo este proceso de cambio en su vida?

 

-Perder la tranquilidad. Yo soy muy tranquilo y necesito mi soledad, mi espacio, que nadie entre en mi burbuja. Y ahora es jodido. Ahora todo Dios conoce mi burbuja. ¡Voy a cambiar de burbuja!