ANIVERSARIO DE UN PROGRAMA DE REFERENCIA

Las 1.001 noches temáticas

ARTE.

ARTE.

MANUEL DE LUNA / BARCELONA

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Podría haber sido una fantasía de unos idealistas, pero por suerte para la tele europea, en general, y la española, en particular, no han sido 1.001 noches de cuentos, sino exactamente 1.040 noches temáticas en las que se ha analizado y reflexionado sobre nuestro mundo desde varios puntos de vista. De hecho, 'La noche temática' de La 2La noche temática' fue una idea panaeuropa, en su momento revolucionaria: concebir el televisor como algo más que un electrodoméstico de evasión y entretenimiento y elevarlo a la categoría de instrumento cultural.

Esta idea temática (varios documentales y una película sobre un mismo tema) nació en 1990, y llegó a España hace exactamente 20 años (el 3 de octubre de 1995), por lo que TVE lo celebra la noche del sábado (23.35 horas) con la modestia y sobriedad que ha caracterizado a este prestigioso espacio: tres documentales a los que en esta ocasión solo les une el representar «la esencia del programa», como señalan desde TVE. A saber:  No puede haber un Kennedy feliz (sobre una familia marcada por la tragedia), Dictadores: sexo y poder ( una inmersión en la vida íntima de los dictadores más sanguinarios) y Hayley: la adolescente más vieja del mundo (historia de una chica que sufre progeria, una enfermedad rara que le provoca envejecimiento prematuro).

De los 1.700 documentales y 400 películas que ha emitido hasta la fecha, quizás estos tres trabajos sean los más representativos de lo que la actual dirección entiende como esencia de La noche temática, pero distan bastante de la oferta con la que este macroespacio desembarcó en La 2: La era de los simulacros, tres horas dedicadas a reflexionar sobre la posibilidad de alterar la realidad a partir de las nuevas tecnologías de la comunicación de masas.

Y para analizar las verdades falseadas, aquella primera noche emitió los documentales Vender la guerra (descubre cómo se manipuló a la opinión pública durante la Guerra del Golfo), La desaparición (los trucajes realizados en varios países de la órbita socialista para borrar de las fotos oficiales a los altos cargos caídos en desgracia) y El efecto Kulechov (un análisis sobre el montaje cinematográfico y sus posibilidades de variar el sentido de las imágenes). La noche se cerró con el premiado telefilme de Basilio Martín Patino La seducción del caos. Hace 20 años de esa noche, pero podría ser la de hoy.

Los orígenes de La noche temática se remontan a 1990. La idea se plasmó el 2 de octubre de aquel año, cuando el por entonces presidente de Francia (François Mitterand) y el canciller de Alemania (Helmut Kolh) firmaron en Berlín -en vísperas de la reunificación alemana- el Tratado Interestatal de la Cadena Cultural Europea. Este documento daría lugar al nacimiento de la primera televisión  francoalemana, pero con espíritu de ser panaeuropea: la Asociación Relativa de Televisión Europea, conocida como ARTE

El planteamiento inicial de ARTE era, como señalaba su primer eslógan, «La télé qui vous allume («La tele que os convierte»): una televisión dedicada a la cultura en su más amplio sentido y totalmente alejada del modelo comercial y de entretenimiento. Y este planteamiento permitió ver una parrilla tan innovadora y brillante como, claro está, minoritaria. Pero como dijo su primer presidente, Jerôme Clement, «es una experiencia sin precedentes cuya originalidad consiste en favorecer la circulación de ideas». Y una de estas ideas sí circula por toda Europa, y ha permitido seguir soñando con una auténtica televisión panaeuropea: La noche temática, un invento de Hans Robert Eisenhauer, sudirector de programación de ARTE, que lo bautizó originalmente como Theme. Él acertó con una fórmula inédita para hablar de un tema: una ficción que ejemplifica lo que varios documentales presentan.

Intercambio

La idea de ARTE y de las noches fascinó al por entonces director de TVE, Ramon Colom, pero había un pequeño gran problema para traerlas a España: ARTE buscaba crear una televisión cultural panaeuropea, y por tanto exigía a TVE incorporarse al proyecto. Pero no era barato, sobre todo para una tele estatal agobiada por la inversión en los inminentes JJOO de Barcelona.

Tras unas largas y laboriosas negociaciones se llegó a un acuerdo de intercambio de documentales entre ARTE y TVE. Un pacto muy beneficioso para Televisión Española, ya que, como confesó en 1998 Pedro Erquicia (por entonces director de Documentales de TVE), el coste de una noche de tres horas y media era de 1.414.000 pesetas. ¡Qué noches la de aquellos días!