POLÉMICA CARGA DE LOS MOSSOS D'ESQUADRA CONTRA LA ACAMPADA REIVINDICATIVA DE BARCELONA

Una acción policial fallida dispara la indignación en la plaza de Catalunya

FIDEL MASREAL
BARCELONA

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Plaza de Catalunya. Siete de la mañana del viernes. Unos 200 jóvenes, perplejos y sentados, son coprotagonistas más que involuntarios de una operación policial de «limpieza», según repitió ayer hasta la extenuación elconseller de Interior, Felip Puig (y hasta el mismopresident Artur Mas), para garantizar la seguridad durante la fiesta en Canaletes si el Barça gana hoy la Champions.

Plaza de Catalunya, siete de la tarde del viernes. Doce horas después de las cargas policiales, buena parte de las carpas y la infraestructura vuelve a estar en pie y los 200 jóvenes se han transformado en miles de ciudadanos y caceroladas en muchos barrios de Barcelona que exigen, con las manos en alto y pintadas de blanco, la dimisión de Puig y expresan su deseo de mantener viva la indignación y la acampada. Aunque coincida con la Champions.

En esas doce horas, el saldo del despliegue de centenares de mossos y de decenas de agentes de la Guardia Urbana fue de más de 120 heridos, de ellos 4 de gravedad, y 37 agentes contusionados. Todo ello para una «limpieza» que en realidad fue una operación de desmantelamiento de la infraestructura de los acampados. Pero, mientras todavía se oía el eco de las sirenas de las furgonetas policiales abandonando la plaza seis horas después de irrumpir en ella, los acampados celebraban suvictoria rociándose con agua en el centro de la plaza. Álex, uno de los que más días lleva movilizado, ironizaba: «Voy a escribir una carta de agradecimiento a Artur Mas». Oriol añadía: «Es una derrota política: han usado la violencia y nosotros no, y no nos han desalojado».

Los responsables políticos negaron en todo momento que se tratara de un desalojo, sino de limpiar la plaza por motivos de salubridad y de seguridad: incautarse de material, como palos o bombonas de gas, que pudieran ser peligrosas en caso de fiesta en Canaletes. Pero pocos minutos después de las ocho de la mañana los acampados, que se sentaron en el centro de la plaza y tuvieron en todo momento una actitud pacífica, comprobaron que las brigadas de limpieza municipal no limpiaban, sino que arrasaban el campamento. A la misma hora, en Lleida sucedía lo mismo en la plaza de Ricard Vinyes. Allí hubo dos detenciones.

Gran parte del efecto bumerán del despliegue policial se debió, nuevamente, a las redes sociales. Una hora después de iniciarse el despliegue policial, que acordonó literalmente toda la zona de la plaza, twitter ardía y centenares de ciudadanos se concentraron en los accesos, tratando de bloquear mediante sentadas la entrada y salida de los camiones de limpieza. Fue esta gente, pese a su actitud pacífica, la más afectada por las cargas policiales. Una de las imágenes de la mañana fue la de una mujer de mediana edad, con el rostro desencajado, alargando el brazo y ofreciendo una flor a un Mosso d'Esquadra.

ALUD DE CRÍTICAS La operación policial recibió ayer un alud de críticas. Tan transversales que procedieron de sindicatos de los Mossos, los partidos de la oposición en bloque, incluido el PPC, la Federación de Asociaciones de Vecinos, el presidente de Barnacentre y el Síndic de Greujes, que anunció que abrirá una investigación de oficio. Por no hablar de las crónicas, con profusión fotográfica, en la prensa extranjera.

Para entender la censura a la operación es suficiente con explicar que el Clínic recibió a 14 heridos. Tres fueron dados de alta; otros 10 sufrieron heridas graves y fracturas. De estos, a 6 se les aplicaron sujeciones y vendajes que les permitieron salir del hospital a media tarde. Cuatro quedaron hospitalizados y uno de ellos estaba siendo operado a las cinco de la tarde de ayer. Entre los hospitalizados, había un joven que sufrió un fuerte golpe en el tórax, lo que le causó un neumotórax con hemoptisis (escupía sangre). Otro sufrió traumatismo craneoencefálico. Dos esperaban a ser intervenidos quirúrgicamente por fractura de fémur y codo. El resto sufren fracturas óseas, informaÀngels Gallardo.

PUDO SER PEOR La situación pudo haber sido mucho peor, de no haber sido por la actitud pacífica que la gran mayoría de manifestantes adoptó. A la una de la tarde, la plaza fue un auténtico caos. Los Mossos forcejeaban en el centro para finalizar la operación de «limpieza» mientras miles de ciudadanos desbordaron el cordón policial exterior, dejando a varios agentes rodeados por una multitud.

La policía se fue, literalmente, corriendo. Y consiguió, paradójicamente, que un movimiento que corría el riesgo de languidecer, se reactivara. La «limpieza» decretada por Puig se convirtió por la tarde en miles de indignados en la plaza de Catalunya (un grupo de estudiantes cortó la Diagonal creando problemas de tráfico). En un ambiente festivo, los más indignados que nunca gritaron, con flores en la mano, «Puig, dimisión» y «¡Aquí empieza la revolución!». Los concentrados decidieron mantener la acampada durante el sábado. Otra paradoja de una operación que dará mucho que hablar.