DECLARACIÓN ANTE LA JUEZA INSTRUCTORA DEL CASO

Un testigo confirma que los mossos le exigieron la grabación de la paliza

El abogado de la acusación, David Aineto, ayer en el juzgado.

El abogado de la acusación, David Aineto, ayer en el juzgado.

J. G. ALBALAT / V. VARGAS LLAMAS / Barcelona

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Un testigo confirmó ayer ante la jueza Eva Moltó que después de que los mossos inmovilizaran y golpearan al empresario Juan Andrés Benítez en la calle de la Aurora, en el Raval de Barcelona, el pasado 6 de octubre, tres agentes, dos de uniforme y otro de paisano, llamaron a la puerta de su casa y le preguntaron si había grabado la violenta escena y que si era así les entregara la grabación. Este vecino, que también presenció la actuación policial, contestó a los mossos que él no había registrado nada. Los agentes se fueron. Los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía están intentado localizar a una mujer a la que la policía autonómica le requirió que eliminara cualquier grabación audio-

visual. Varios vecinos ratificaron a este diario que los mossos les exigieron los vídeos (véase reportaje en la página 4).

La jueza que investiga la actuación de los Mossos interrogó ayer a cuatro testigos que presenciaron la detención y a la esposa del hombre que se había peleado antes con el empresario. Esta negó que su marido hubiera golpeado en la cabeza a la víctima. La magistrada, la fiscala y el abogado de la acusación particular, David Aineto, centraron sus preguntas en la intervención de los Mossos y no tanto en la trifulca previa entre Benítez y su vecino.

Dos de estos testigos declararon que, tras ser Benítez detenido y golpeado por los mossos, en el lugar  quedó un charco de sangre. Una de esas dos personas fue más allá y detalló que inmediatamente después de que los agentes se llevaran en volandas al empresario, que había sido maniatado con bridas de plástico, observó cómo un policía autonómica se acercaba al lugar con una botella grande de agua y empezaba a limpiar la mancha para que no quedara rastro de la sangre. Un testigo apuntó que los mossos se llevaron al empresario desvanecido hasta el coche como si fuera «una alfombra».

SIN RASTRO / Bárbara, una vecina del Raval que  presenció la detención de Benítez, explicó ayer a EL PERIÓDICO: «Me fui a cenar después de las nueve y regresé antes de las once y media y estaba todo completamente limpio. Ni rastro de sangre, todo completamente despejado. Parece que había prisa por no dejar ni rastro». Otra mujer, Pauline Bermúdez, confirmó: «Vi cómo un mosso trataba de limpiar la sangre del suelo con una botella de agua».

Ante la jueza, los testigos precisaron que el empresario no sangraba tras la pelea que mantuvo con un vecino al que acusaba de haberse llevado su perro. Los mossos acudieron después al lugar, alertados precisamente de esa pelea. Algunos de los vecinos que declararon ayer llegaron a precisar que dicha pelea duró solo unos minutos y que, tras ella, el empresario se fumó un cigarrillo en la calle. Ocho minutos después llegaron los mossos. Según el abogado de la acusación, este testimonio contradice el atestado de la policía autonómica que señala que cuando la patrulla de los Mossos se personó en el lugar, los agentes tuvieron que separar a los dos hombres que se peleaban y que Benítez ya estaba ensangrentado. El otro hombre es, por ahora, el único imputado.

GOLPES / Un testigo corroboró también los puñetazos y patadas que los mossos propinaron al empresario cuando este ya estaba inmovilizado en el suelo, agresión que fue grabada por una vecina en unas imágenes que el Cuerpo Nacional de Policía -al que la jueza ha encargado la investigación de la actuación de los Mossos- ha analizado. Los investigadores constataron en esas imágenes que un mosso le dio cinco puñetazos en la cabeza a Benítez cuando este ya estaba inmovilizado.

De acuerdo con los testigos que ayer comparecieron en el juzgado, los dos primeros mossos que acudieron al lugar pidieron la documentación a Benítez. El empresario no la llevaba encima e hizo el ademán de irse. Entonces, una agente le agarró el brazo para detenerle, a la vez que le decía que no se podía ir porque le tenían que tomar declaración. Benítez, según esta declaración, empujó a la mossa para quitársela de encima y acabó derribándola. Fue entonces cuando otro agente se abalanzó sobre el empresario, que rodó al suelo. Después llegaron más policías que se echaron encima de Benítez y le golpearon. Otros agentes corrieron con las porras extensibles en la mano para alejar a los vecinos curiosos.