¿Síndrome posvacacional? Un estrés escondido

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ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Al regresar de vacaciones, especialmente tras periodos prolongados, es habitual que se manifieste un cansancio inesperado, insomnio, irritabilidad y falta de concentración, entre otros problemas. Con una intensidad muy superior a la que cabría esperar tras días de descanso, cuesta reanudar las labores que se realizaban con anterioridad. Si esta situación se prolonga, se empieza a hablar popularmente de síndrome o depresión posvacacional, aunque médicamente no está reconocida como enfermedad.

"Realmente no tiene categoría de síndrome. Lo que se conoce como síndrome posvacacional es en el fondo la manifestación de un problema subyacente anterior, un estrés intenso", resume el especialista Miquel Casas, director del Instituto Barcelona de Psicología. Después de un periodo placentero como ha sido el verano, tener pocas ganas de volver al trabajo o la escuela, incluso sufrir un malestar por ello, "es lo más normal del mundo", añade Casas, pero si se manifiesta de manera excepcional y duradera es porque "hay detrás una situación de estrés".

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Volver poco a poco","text":"ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS.\u00a0Es aconsejable fijarse objetivos realistas a corto plazo, no demasiado ambiciosos, porque la satisfacci\u00f3n de cumplirlos poco a poco har\u00e1 que se recuperen las ganas de trabajar. En los primeros d\u00edas no deber\u00eda cargarse la jornada laboral con actividades complementarias ajenas al trabajo. En cambio, si durante las vacaciones se ha iniciado alguna\u00a0actividad deportiva, se ha de intentar continuar con ella."}}

Quienes más sufren cansancio o insomnio tras las vacaciones son precisamente aquellas personas que tienen un empleo estresante, bien por el exceso de trabajo, unas tareas de una monotonía exasperante, la precariedad laboral o la mala relación con los jefes o los compañeros. "La persona pasa de una situación de baja demanda a otra en que el organismo reconoce como desagradable", sintetiza el especialista. A lo largo del año, por una especie de automatismo, el organismo ha reaccionado más o menos satisfactoriamente, ha ido aguantándolo todo, "pero ahora requiere más recursos para enfrentarse otra vez a la situación".

De la misma manera, también puede pasar en el colegio con estudiantes que sufren acoso o tienen problemas académicos.

TRES DE CADA DIEZ PERSONAS

Al no tratarse de un problema clínico "no hay estadísticas claras, pero es cierto que hay mucha gente con una sintomatología aparatosa", dice el director del Instituto Barcelona de Psicología. Según diversas encuestas realizadas por empresas de personal y seguros, tres de cada diez personas en España confiesan tener problemas de adaptación en la 'rentrée'.

Los horarios también contribuyen al malestar. Tras unas vacaciones de casi tres meses, muchos niños retrasan sus horas de irse a dormir y luego tienen dificultades para levantarse. En la mayoría de los países europeos, los niños gozan de un número similar de vacaciones, pero más repartidas a lo largo del año. Dentro de lo posible, también es recomendable mantener en verano los horarios de comida del resto del año. En menor medida, también los trabajadores que madrugan sufren esta especie de 'jetlag' laboral.

No siempre es posible, asume Casas, pero no iría mal "recuperar los ciclos de vigilia antes de volver al trabajo". Una opción es intentar volver al trabajo en miércoles, para tener más cerca el fin de semana, o bien empezar de nuevo el trabajo con tareas más sencillas. "Todo lo que sea progresiva siempre será mejor". Finalmente, el doctor propone que unas vacaciones activas, "que no sean absolutamente pasivas", con actividades como viajar, pasear o practicar deporte.

Si pasados 15 o 20 días después del reingreso los problemas perduran, lo mejor es acudir al médico.