TRAS LA SENTENCIA POR LA ACTUACIÓN DELICTIVA DE UN POLICÍA

Los Mossos admiten que el agente que mutiló a Quintana "se está escondiendo"

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GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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El ‘caso Quintana’ no está cerrado. Pero difícilmente podrá reabrirse. Los Mossos d’Esquadra, a través de su comisario jefe, Josep Lluís Trapero, aseguraron hace un mes que no tenían ninguna duda de que Ester Quintana fue herida por uno de sus agentes el 14 de noviembre del 2012, durante la huelga general. Pero añadieron que también creían que los responsables no eran el subinspector y el escopetero que estaban a punto de sentarse en el banquillo. Es decir, eran otros. La sentencia judicial del pasado viernes ha respaldado ambas afirmaciones: fueron los Mossos pero no fueron estos dos policías.

Este lunes, el secretario general del Sindicato de Mandos de los Mossos d’Esquadra (Sicme), el inspector Jordi Dalmau, ahondando en la misma vía que Trapero, ha insistido en la inocencia de los mossos ya absueltos por la justicia y ha sostenido que el culpable real de reventar un ojo a Quintana "se está escondiendo".

Trapero, minutos después y cuestionado en Catalunya Ràdio sobre estos agentes que "mienten" porque siguen sin reconocer que fueron ellos los autores del disparo que le costó un ojo a Quintana, ha respondido que lidera un cuerpo con más de 17.000 personas, y como ocurre en cualquier colectivo, también hay personas “que hacen trampas” y “que no dicen toda la verdad”.

Pese a que existen indicios de qué agentes fueron los responsables de la lesión, los Mossos no tienen intención de investigar internamente el caso.

¿QUIÉN MUTILÓ A QUINTANA?

La conclusión de los Mossos que apuntó Trapero hace un mes y que ha ampliado este lunes el inspector Dalmau, uno de los policías que más tiempo ha dedicado al caso y que con más atención ha seguido todo el proceso de instrucción y celebración del juicio, es que el subinspector Eduard Cases y el escopetero Llorenç Benjumea, policías de la furgoneta 40 de la Brigada Móvil (Brimo), han sido procesados y se han enfrentado a 9 años de cárcel porque fueron los únicos que dijeron la verdad: estaban en aquella zona pero dispararon salvas. Las salvas son detonaciones sin proyectil que los escopeteros usan para asustar a manifestantes violentos.

Dalmau lo mantiene, entre otras cosas, porque hay una prueba pericial de la Guardia Civil que demuestra que, tal como se escucha en unas imágenes de televisión, hubo más disparos entonces de los que pudo realizar el escopetero finalmente absuelto. Esta conclusión apunta hacia la furgoneta 414, una dotación expedientada por ocultar de entrada que estaba allí. Los indicios que esgrime Dalmau se encaminan hacia esta segunda dotación. Y más concretamente hacia el dueño de la lanzadora GL-06 de proyectiles de 'foam'. “Pero no hay ninguna prueba, solo indicios”, remarca el inspector.

Otro indicio es que cerca de la zona en la que Quintana recibió el impacto aparecieron proyectiles de 'foam'. Estas balas no se disparan con escopetas sino con las mencionadas lanzadoras GL-06. La cúpula policial mantuvo incansablemente que no se había disparado ninguna pelota de goma en aquella huelga general, un proyectil que terminó retirándose por decisión del Parlament a raíz de aquella actuación. 

Los investigadores del departamento de asuntos internos (DAI) realizaron un trabajo “serio” y presentaron al juez instructor "estos indicios” que reforzaban esta segunda explicación, que apunta a que la mutilación la causó un 'foam' y no una pelota de goma, mantiene Dalmau. Pero la acusación particular que ejercía la letrada Laia Serra, asegura el inspector, “obstaculizó” esta segunda vía porque quería llegar a juicio con un único sospechoso: el escopetero de la furgoneta 40 finalmente absuelto. “Con el informe de la DAI intentamos que la investigación se dirigiera hacia allí pero no hubo manera y, además, se nos acusó de trileros y de negar que se tratara de una pelota de goma para evitar su prohibición -algo que se produjo-”, recuerda Trapero.

SIN PRUEBAS, NO SE REABRE

Trapero ha descartado que se reabra el caso de momento. En el mismo sentido, Dalmau también cree que los Mossos hicieron todo lo que pudieron para resolverlo. "Se nos acusa de ocultar pruebas pero la realidad es que la DAI insistió en que se debía prestar atención a la furgoneta 414. No se hizo y el juez instructor apostó por imputar únicamente a los de la 40", recuerda en declaraciones a este diario. 

Existen unas imágenes de una televisión privada, subraya Dalmau, que situan a la 414 en este punto pero que "se cortan justo cuando parece que se abre la puerta de la furgoneta", lamenta el inspector. Si aparece esta secuencia, “quizás se resuelva”, desea. Sin nuevas pruebas, el caso ni se reabrirá ni se investigará internamente.

Los miembros de la 414 fueron expedientados por los Mossos por ocultar su posición para tratar de evitar que se les relacionara con la lesión de Quintana y fueron apartados de la Brigada Móvil. Esa mentira, tras el fallo de la justicia que absuelve a los dos policías de la 40, sitúa de nuevo a los agentes de la 414 en el ojo del huracán. Sobre ellos pesan "indicios" pero ninguna "prueba", remarca Dalmau.