Rigau impulsa la renovación pedagógica para la ESO

Clase del instituto Quatre Cantons de Barcelona, uno de los centros públicos que trabaja por proyectos.

Clase del instituto Quatre Cantons de Barcelona, uno de los centros públicos que trabaja por proyectos.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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La renovación metodológica que desde hace un tiempo está ganando terreno en las aulas de primaria -donde cada vez se trabaja más por proyectos, con nuevos materiales pedagógicos y de forma colaborativa-, deberá también hacerse un hueco, tarde o temprano, en la secundaria. Es la orientación dada este martes por la consellera de Ensenyament, Irene Rigau, a los profesores de instituto catalanes, en la presentación del decreto que regulará los temarios de la secundaria obligatoria a partir del próximo curso. Rigau se mostró segura de que este cambio metodológico es determinante para que, entre otras cosas, «la tasa de graduados en la ESO pueda llegar al 90% en el 2018». La consellera, sin embargo, no prevé para iniciar esta transformación más recursos ni un reciclaje del profesorado.

El nuevo currículo de esta etapa educativa, que ayer fue aprobado por el Consell Executiu y que previsiblemente se publicará en los próximos días en el Diari Oficial de la Generalitat, contempla, como ya anunció hace unos meses la titular de Ensenyament, un aumento de horas de Matemáticas para los alumnos de tercero, más clases de Lengua Extranjera y una alternativa a la Religión (cuya nota ahora contará para la media del curso, como prevé la LOMCE), en la que se enseñará cultura religiosa y humanística.

«Los nombres de las asignaturas son casi los mismos y apenas cambian los horarios y los temarios. Lo realmente nuevo en este decreto es el cambio de modelo metodológico que plantea», explicó ayer la consellera Rigau. Las nuevas prácticas docentes que en Catalunya ya aplican un puñado de centros de secundaria (públicos y privados) son el eje de la nueva normativa, «que se rige por el principio competencial que recomienda la OCDE», subrayó. «Es un modelo propio, que los profesores pueden aplicar a partir de materiales que tienen disponibles en la página web del departamento», indicó.

Una de las novedades del nuevo modelo para la secundaria es, pese a que Rigau insistió en desligarlo de la implantación de la LOMCE, la doble opción que podrán estudiar los alumnos cuando lleguen a cuarto curso. Esta fórmula compactada permitirá a los jóvenes estudiar materias de los dos itinerarios previstos en la ley Wert, el académico y el aplicado, y obtener de este modo la doble titulación de ESO. La Generalitat evita, así, la segregación de alumnos en función de su rendimiento que contempla la reforma educativa del PP y mantiene las puertas abiertas para que los estudiantes puedan elegir luego entre el bachillerato y la formación profesional (FP).

El nuevo currículo, resalta Ensenyament, preserva el trabajo de investigación de final de etapa y el trabajo comunitario, que el próximo curso estará ya en marcha en 302 institutos catalanes.

¿Y LOS RECURSOS?

 «El problema es que, una vez más, la conselleria presenta un plan sin los recursos necesarios. Un cambio de método como el que está reclamando Ensenyament solo funcionará con un cambio global del sistema, con un profesorado debidamente formado, con una organización muy distinta a la actual y con un liderazgo fuerte en los centros», objetó Montse Milán, coordinadora de Acción Sindical en CCOO en Catalunya.

De hecho, la experiencia de los centros educativos que ya están aplicando tendencias pedagógicas renovadoras dice que es fundamental la creación de nuevos espacios de trabajo, tanto dentro como fuera del aula. Hay que apostar fuerte también por la formación del profesorado, flexibilizar los horarios y realizar  un esfuerzo importante para implicar a las familias.

«Tal y como lo ha introducido Rigau, este proyecto parece más bien política ficción», denunció Milán, que recordó la proximidad de las elecciones autonómicas. La portavoz de CCOO, que es también docente de formación, lamentó que «con los escasos recursos que se destinan desde hace unos años a educación, con las pobres políticas sociales que se aplican, será dificilísimo revertir la tasa de fracaso escolar»·. No se trata, prosiguió, «de que se gradúe el 90% de los alumnos de ESO. Eso no significa nada: se trata de que esos alumnos sigan estudiando en la posobligatoria». En la actualidad, «más de la mitad de la gente que abandona prematuramente los estudios tiene aprobada la ESO», recordó.

«Ha sido muy atrevido por su parte hablar de una tasa de graduación del 90% a partir de la sacralización de las Matemáticas y el Inglés, como si el aumento de horas lectivas en esas dos asignaturas fuera la gran solución», concluyó Milán.