AMENAZADOS, LAS OTRAS VÍCTIMAS

Recuperando la libertad

Nueva vida 8 El juez decano de Bilbao, Alfonso González Guija, posa en la Gran Vía de Bilbao, ayer.

Nueva vida 8 El juez decano de Bilbao, Alfonso González Guija, posa en la Gran Vía de Bilbao, ayer.

ANA GARBATI
BILBAO

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Alfonso González Guija es el juez decano de la Audiencia de Bilbao y pertenece a ese amplio universo de personas que han vivido durante muchos años bajo la amenaza directa de ETA. Por eso, ayer miraba la vida de otra manera.«La verdad es que tengo un gran sentimiento de alegría. El anuncio es una magnífica noticia y con independencia de lo que vaya a suceder en el futuro -no nos corresponde hacer un ejercicio de adivinación-, lo cierto es que termina un periodo que ha producido muchísimo dolor a muchas personas y que podía seguir provocándolo. Es como para congratularnos todos».

González Guija se incorporó a la carrera judicial en 1989 y su primer destino fue Bilbao. Tras su paso por Toledo y Valladolid, regresó a la capital vizcaína, donde ha vivido desde que tenía dos años.

Controlado por la banda

Estaba al frente de un juzgado de instrucción cuando un mal día del año 2000 la Ertzaintza le llamó para darle una pésima noticia. Documentos incautados alcomando Biz-kaiaconfirmaban que la banda tenía datos muy precisos de su vida y de sus movimientos.«En el argot policial, se trataba de una información bastante elaborada. La Ertzaintza valoró que existía una situación de riesgo importante y me pusieron doble escolta».

En ese momento, le cambió la vida. El primer paso fue buscar un nuevo domicilio -«me dijeron que se trataba de una casa quemada»- y después, aceptar la idea de que no podía realizar ni un solo movimiento sin el control de sus guardaespaldas. «Comprobé que había perdido la libertad y me fui recluyendo».

La situación era tan agobiante que renunció a la protección por escrito. Pero el 7 de noviembre del 2001, ETA asesinó al magistrado de la Audiencia de Bilbao José María Lidón. «Lo viví con un sentimiento terrible. Nos pasó a todos sus compañeros, pero no incrementó mi miedo. Ya venía de antes, de cuando te avisan que estás controlado».

Tras el asesinato, se estableció que todos los jueces y fiscales llevarían escolta. En opinión del juez decano, las administraciones central y vasca actuaron en aquel momento de manera«sensata»para apoyar a un colectivo que estaba en el punto de mira de la banda.«Mi vida estaba en Bilbao. No iba a permitir que me echara una banda de asesinos. Pero también debo decir que si hubiera sentido un miedo insuperable lo habría hecho, habría pedido el cambio. Afortunadamente, no se produjo una desbandada».

Nuevo ambiente

Alfonso González Guija pertenece a la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), y la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha delegado en él las cuestiones relativas a la seguridad de los magistrados, que han variado en los últimos meses.«Este año se ha hecho una evaluación individual de riesgos y se ha producido una reducción de escoltas. El ambiente era de mayor tranquilidad y, además, se han añadido razones presupuestarias. Ahora, intuimos nuevas decisiones».

De momento, el juez decano salió ayer de casa con su escolta, como todos los días,«pero mucho más contento».No cree que en el nuevo escenario los jueces tengan mucho que decir más allá de«perseguir a quien haya cometido delitos y aplicar el derecho». No obstante, reconoce que el Tribunal Constitucional sí tiene un papel en la legalización de Sortu o en la flexibilización de la doctrina Parot:«Ahí sí que no me atrevo a entrar. Estoy convencido de que hagan lo que hagan, lo harán en conciencia. Como ciudadano, puedo intuir que si la izquierda aberzale ha asumido los cinco puntos contemplados en la declaración de la conferencia de San Sebastián, y uno de ellos es la desaparición de la violencia, es como si se hubiera producido una condena. De todas formas, me es imposible pronunciarme».