No solo Jobs hizo el iPhone
Laurene Powell, la mujer de Steve Jobs, tenía una amiga cuyo marido era un ejecutivo de Microsoft y cuando se juntaban los dos matrimonios, por lo visto el hombre no podía resistir la tentación de fardar de los productos de su empresa ante el líder de Apple. "Cada vez que volvía de una barbacoa juntos el fin de semana, ya sabíamos lo que pasaba: nos tocaría intentar algo que mejorara lo que había hecho Microsoft. Y en una de estas, le pasó por las narices el 'tablet' y Steve estalló al lunes siguiente". Así lo explicó Scott Forstall, exvicepresidente de software de Apple y responsable del desarrollo del primer iPhone y una de las personas más próximas a Jobs, en una conferencia en el Computer History Museum de San José (EEUU) el pasado día 21 de junio.
Pero a Jobs la pesada 'tablet' que había lanzado la empresa de su amigo y rival Bill Gates no le gustaba nada. Le recordaba a aquel Newton, el asistente personal con pantalla táctil que lanzó Apple en el interregno de ausencia de su fundador (que fue despedido en 1985 y vuelto a fichar para salvar la compañía en 1997) y que fue el primer producto que fulminó por el fracaso de ventas. Y detestaba usar el lápiz que empleaban las Blackberry o las Palm.
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Pero el fundador de Apple veía cómo la mitad de las ventas de la compañía dependían del iPod y tenía miedo del próximo aparato que podía canibalizar su 'bestseller'. El sanedrín de Apple (entonces Phil Schiller, responsable de márketing; Jonathan Ive, de diseño, Eddy Cue, de ventas, y Forstall, de software, porque Tim Cook, actual CEO, era entonces el gestor de operaciones y costes) vio pronto que la competencia llegaría desde el móvil, del que Nokia desde el 2001 vendía un teléfono con música, el 5510, y otro con juegos y música, la N-Gage, desde el 2003. Así que Jobs fundió la idea de la tableta con la del móvil para intentar algo con pantalla táctil desde lo que se accediera a internet. Nacía el Proyecto Púrpura.
Pero diseñar un teléfono les suponía hablar con las operadoras, y ese era un mundo del que Jobs detestaba porque estaban empeñados en añadirle teclas a cualquier función extra, según explican Brent Schlender y Rick Tetzeli en su libro ‘Becoming Steve Jobs’.
'CASTING' DE OPERADORAS
Encontrar la operadora adecuada también fue un cásting duro. Y optaron por Cingular -entonces en proceso de absorción de AT&T, de quien acabaría tomando el nombre- por el "buen rollo" de los ejecutivos, Stan Sigman y Ralph de la Vega.
Apple exigía hacer que la red de telefonía -en la que además EEUU iba por detrás de Europa, que era líder en el desarrollo del 3G-UMTS- admitiera el traspaso de datos muy por encima de las opciones de aquel momento. Fue una ingeniera, Kris Rinne, quien entendió la propuesta de Apple y explicó a los demás ejecutivos, pizarra mediante, cómo se podía implementar la respuesta. "Los del traje no entendían nada, pero salió Rinne, hizo unos dibujos y convenció a todo el mundo de cómo hacerlo. Estuvo fantástica", recuerda Fostrall. No era entonces una ‘millenial’ sino una profesional próxima a jubilarse.
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El histriónico Forstall -que comenzó como actor y desde que se retiró de Apple se ha dedicado con éxito a producir obras de teatro para Broadway- explica que cuando mostraron el prototipo final les ocultaron que para las funciones más estelares necesitaba wifi. Y como la conexión del hotel en que estaban era de pago -el enorme Mandalay de Las Vegas, al que también se conectaban los del vecino Four Seasons-, usó toda su persuasión para que le dieran la conexión gratuita y los ejecutivos no notaran en ningún momento que estaban usando algo más que su red móvil. "Al final me llamó el gerente preocupadísimo pidiendo por favor si podía ya recuperar el pago, porque habían tenido que desconectar dos hoteles y estaban perdiendo miles de dólares".
La gestación del iPhone también tuvo víctimas morales. Los equipos del llamado Proyecto Púrpura, estuvieron sin vacaciones y con los descansos limitados durante más de dos años, y tenían tanta presión que trabajaban sin ver lo que hacían los demás. Sus jefes acabaron peleados entre ellos y algunos salieron de la empresa, cuenta el reciente libro de Brian Merchant ‘The One device’. Jobs, desde el 2003, andaba lidiando con el cáncer que finalmente le llevaría a la tumba en el 2011.
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