«El perro es un eje que vertebra muchas vidas»

Biólogo especializado en zoología. Su trabajo con perros, desde la etología, puede considerarse el equivalente a la labor del psicólogo con personas.

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CARME ESCALES

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La lectura deEl mono desnudo, la aproximación a la conducta humana a través de los animales del zoólogo y etólogo británico Desmond Morris cautivó a Oriol Ribas cuando solo tenía 13 años. En la universidad, Ribas estudió la especialidad de Zoología en los estudios de Biología, y hoy su aprendizaje sobre las bases del comportamiento animal le permite ganarse la vida aportando pautas para una sana y enriquecedora convivencia entre personas y perros.

-¿Qué es la etología?

-La palabra viene del griego:etos,que es hábito o costumbre, ylogos, que es tratado o discurso. Es el estudio del comportamiento animal y, en consecuencia, también humano, por el origen animal del hombre. Como ciencia es muy nueva, de principios del siglo XX, aunque el filósofo griego Xenophon ya hizo algunos pronunciamientos espectaculares sobre el comportamiento de los caballos en el siglo IV antes de Jesucristo. El comportamiento animal siempre ha sido un tema latente en el estudio animal.

—¿Para qué lo solicitan sus clientes?

—Me contactan para resolver problemáticas, como desobediencia, síndrome de ansiedad por separación, o también para resaltar capacidades de sus canes. En la educación de un perro y su adecuación a la convivencia con las personas, en casa y fuera de ella, sucede lo mismo que con el aprendizaje de una lengua o un deporte, puedes hacer lo mínimo, enseñarle al perro a que no cruce la carretera, o puedes pasarte la vida mejorando la relación. La educación del perro es un juego sometido a unas reglas.

—Trabaja, por tanto, con el can y su amo.

—Sí, hay que poner mucho énfasis en la labor con el dueño del animal. En mi profesión, si solo te gustan los perros, te amargarás. Debe gustarte el trato con los perros y también con las personas.

—¿Cuáles son las bases de una buena convivencia con un perro?

—Empieza por la decisión de tener uno. Si pasas 11 horas fuera de casa, tal vez mejor comprarse un pez y no un perro. Un perro condiciona entre 10 y 15 años de tu existencia. También debes saber elegir la raza que más te conviene, según el lugar donde vives y la vida que llevas. La gente sabe elegir mucho mejor su modelo de coche que el perro que le conviene más. Y eso que un coche no te condiciona tanto.

—¿Cuál es la edad ideal de un perro que llega a un hogar?

—Lo ideal son dos meses. Y la dedicación a él durante los tres o cuatro primeros meses, cuanto más plena mejor, es la base para una buena convivencia. Es el momento para asentar las bases de cómo comunicarte con él, instaurar las normas, socializarlo y enseñarle a estar solo, cómo jugar con él, cuándo castigarle y cómo fomentar el refuerzo positivo. Todo lo que se refuerza, tiende a repetirse... Trabajar con el cachorro previene muchos problemas futuros.

—¿Los perros se deprimen?

—Se dan pocos casos y, por lo general, son depresiones orgánicas o genéticas, por déficit de serotonina, que se trata con medicación. La depresión en los perros es poco frecuente porque ellos están mucho más conectados al presente, no entran en bucles mentales del pasado y del futuro.

—¿El perro puede ser un antidepresivo?

—Sí. Por muchas razones, el perro es el compañero incondicional. Uno de sus encantos es que es primario, nunca va con segundas y no fabrica emociones más complejas que la alegría y el miedo. No sabe de orgullo ni envidia porque no tiene una teoría en la mente. Transmite tranquilidad. Hay estudios que demuestran que convivir con un perro baja los niveles de cortisol en la sangre, que es uno de los indicadores del nivel de estrés. El perro es un eje que vertebra muchas vidas, un lubricador social. Para muchas personas mayores, la responsabilidad de salir a comprar el pienso del perro, pasearlo y relacionarse con él es su motivación diaria y incentiva su ánimo.

—El perro es Un més de la família, tal como afirma en el título de su libro, pero ser el sustituto afectivo de una persona ¿no le puede afectar negativamente al animal?

—En absoluto. Lo que sí sufre es el mascotichismo, que lo perfumen, lo vistan con ropa de marca o lo lleven al gimnasio, como pasa en lugares como Nueva York.