LA RESPUESTA DE LOS PROGENITORES

Papá rebate su abuso del móvil: "Solo estoy leyendo, ¿qué pasa?"

Padres y madres justifican el uso que dan al teléfono delante de sus hijos en el tiempo de ocio y restan importancia a la advertencia de los expertos

Javier mira su móvil mientras sus hijas juegan con dos amigos en un parque cercano a su casa, en Madrid.

Javier mira su móvil mientras sus hijas juegan con dos amigos en un parque cercano a su casa, en Madrid.

Olga Pereda

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Javier tiene 40 años. Es ingeniero industrial y un padrazo. Casado desde hace diez años, es el ejemplo perfecto de padre de familia orgulloso y feliz. Concilia como puede e intenta estar el máximo tiempo posible con sus dos hijas, de 5 y 3 años. Las adora. Cuando está en casa, está completamente entregado a ellas. Bajamos con él a un parque cercano a su domicilio, en una urbanización a las afueras de Madrid. Tarda cinco minutos en sacar el móvil. Sus hijas juegan y hablan con él. Pero sus ojos siguen atentos a la pantalla. Sube al columpio a las niñas y saca el móvil. Pasado un rato, les da un cubo para llenarlo de arena, se sienta en un banco y regresa al móvil. Y así toda la mañana del fin de semana.

Javier no está jugando al 'Candy crush' ni enviado mensajes a sus amigos. Él está leyendo la prensa. Se lo lee todo. Prensa nacional, extranjera, general y especializada. Artículos de política, ciencia, cultura, economía… “Me gusta mucho estar informado. Es muy importante estar al día para tener una opinión propia de todo”, explica. Le preguntamos si no se da cuenta de que el móvil se ha convertido en una extensión de su brazo incluso en su tiempo de ocio. “Creo que no estoy haciendo nada malo. Solo estoy leyendo. No me considero ni mucho menos un mal padre. Cuando ellas me llaman para hacer algo acudo y las atiendo. Pero si están jugando solas, pues leo”, se defiende. A su mujer, Gloria, no le hace mucha gracia que esté tan pegado al móvil. “Se lo digo, pero no cae en la cuenta. Le da igual”, se queja. Gloria también asume que ella misma abusa del teléfono, pero solo para hacer fotos de sus hijas. “Hago la foto y lo guardo. No estoy todo el día con él en la mano”, explica.

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"No pasa nada"

Las hijas del matrimonio son todavía pequeñas y no se muestran muy interesadas en las pantallas, ni en el móvil ni en la tablet. ¿Pero qué pasará cuando sean adolescentes y hayan interiorizado la imagen de su padre pegado a la pantalla? A Javier le molesta un poco la pregunta. Considera que vive por y para sus hijas. Está convencido de que “no pasa nada” por usar tanto tiempo el móvil delante de ellas. “Además, con los críos es mejor ir día a día. Cuando sean mayores, pues ya veremos qué hacemos. De momento, no les gusta jugar con el teléfono, nunca nos lo piden para ver vídeos o juegos. Si me preguntan qué hago yo con el móvil les digo que siempre estoy leyendo cosas importantes o asuntos de trabajo”, responde.

"El teléfono forma parte de la vida"

Alicia es otra mamá asidua al parque. Su bebé tiene apenas cuatro meses. Una vez sentada en el banco, mece al pequeño en el carrito. Con la otra mano, coge el móvil y mira sus mensajes, las redes sociales, echa un vistazo a la prensa y atiende alguna llamada. El bebé se despierta y quiere comer. Alicia -otra madre entregadísima y feliz con su maternidad- lo saca del carrito con cariño, le dice muchas cositas y se lo pone a la teta. Una vez que está mamando, Alicia vuelve a sacar el móvil. “El teléfono ya es parte de nuestro cuerpo. Los niños tienen que acostumbrarse a que la tecnología forma parte de nuestra vida cotidiana”, responde la joven, que, al igual que Javier, no considera estar haciendo algo malo por usar el teléfono delante de su hijo. De hecho, ninguno de los dos cree que abusa del 'smart-phone'.

Catalina Echeverry, autora del blog 'Mamá también sabe. Crianza en la era digital', asegura, sin embargo, que el uso-abuso del móvil delante de bebés es también perjudicial. “Vemos a muchos bebés que hacen gestos y parece que intenten coger el teléfono de sus madres, como si lo quisieran. Pero, en realidad, lo que quiere el crío no es el móvil sino llamar la atención de sus madres”.