Ortorexia: la dieta bio, la próxima tendencia enfermiza

Los especialistas advierten de la elección obsesiva de alimentos bio, ecológicos o anticancerígenos

Manzanas rojas, las más demandadas.

Manzanas rojas, las más demandadas. / ANDREA BOSCH

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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La saturación de publicidad que ensalza las cualidades saludables o adelgazantes de algunos alimentos –anuncios que conviven con los de pizzas, hamburguesas  o canelones hipercalóricos- está dejando huella en la mente de numerosos niños, que, aseguran los médicos, empiezan a utilizar el concepto de “lo saludable” como elemento competitivo en su relación con otros pequeños. Frases infantiles del tipo: “Tío, cada día almuerzas bocata, que engorda: deberías traer una manzana, como hago yo”, ya no son una excentricidad, aseguran.No es raro ver a niños de 12 años tomando galletas de arroz en el patio escolar. 

MAMÁ CENA UN YOGUR

Muchas niñas anoréxicas son hijas de mujeres qua arrastran crónicamente esa enfermedad y han sido, toda su vida, espejos malsanos para las pequeñas ahora afectadas. Un 30% de las enfermas son mujeres adultas que iniciaron la anorexia en su juventud y han adaptado su vida a las exigencias patológicas de la alteración mental. Esas mujeres, explican los psicólogos especializados en trastornos alimentarios, se suman ahora, con facilidad, al fenómeno de la ortorexia, o la obsesión por optar exclusivamente por alimentos bio, ecológicos, sin pesticidas o criados en ambientes muy naturales. “Auguramos un problema gordo para dentro de muy poco, protagonizado por los ortoréxicos y por sus hijos pequeños”, asegura una especialista barcelonesa.

El ejemplo en sus hijos de numerosas parejas amigas de la dieta bio es devastador, advierten: padre y madre cenan cada noche dos manzanas y un yogur, pero sirven a su hijo un plato de pasta, o de verdura con patata, más un filete de carne o pescado. Si el niño pregunta por los motivos de tal diferencia, le responden que es “para no engordar”, de lo que deducen que ellos, los pequeños, “engordarán” si no siguen la dieta de los papás. “Los niños están creciendo, necesitan comer de todo, y las consecuencias de esos ejemoplos familiares son terribles”, advierten.