EN BUSCA DE NUEVOS HÁBITOS

Operación Triunfo 1 -- Reforma horaria 0

El programa de jóvenes cantarines terminó a las dos de la madrugada, el anticristo del nuevo ordenamiento vital

OT FINAL

OT FINAL / periodico

Carlos Márquez Daniel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Menudo mal humor debía arrastrar Fabian Mohedano el pasado lunes por la noche. Quizás no les suene el nombre, pero sí lo hará el proyecto que este diputado experto en la organización del trabajo lleva años intentando impulsar: la reforma horaria. Hagamos memoria. En un país de costumbres sagradas, con rutinas tan rocosas, hay quien cree que debemos vivir antes. Mucho antes. Porque, dicen, no puede ser que los niños entrenen hasta las diez de la noche o que salgamos de la oficina para desayunar un bocata de jamón y un cortado a las 11. En esta guerra de tiempos, este lunes se libraba una batalla con nefasto resultado para los intereses de esta causa. 'Operación Triunfo', el programa de televisión estrella de los últimos meses, terminó a las dos de la madrugada.

Deberíamos estar en cama a las 23 horas. Pero Amaia no levantó el cheque hasta casi las dos de la madrugada

Se supone que debíamos estar en la cama a las 23 horas, y más un lunes, cuando te queda media vida para acariciar el fin de semana. Pero eso fue imposible para los 400.000 catalanes y los casi cuatro millones que siguieron el 'show' en toda España. Entre otras cosas, y al margen de que fuera la final del concurso musical, porque empezó a las 22.37 horas. Después del Telediario era el turno del programa de Cárdenas, que cerró con Luis del Olmo leyendo poesía (más de uno tuvo que fregarse los ojos ante tan insólita dupla). Tras la publicidad, ahí estaban, los cinco finalistas cantando una canción junto al siempre sonriente Raphael. Y así empezaba la última gala, que terminó, seguro que ya lo saben, con Amaia de Pamplona como vencedora

La mariposa y el caos

En esto de la reforma horaria viene bien recordar aquello del aleteo de una mariposa capaz de cargarse el mundo. Pero en versión amable. Porque el nuevo ordenamiento de la vida ciudadana también requiere de una reacción en cadena en la que, irremediablemente, juegan un papel importante las cadenas de televisión. Por una razón muy sencilla. Muchas familias organizan su tarde y noche en función de la programación. Saben que a las 21 horas hay noticias y que a las 22 horas empieza la peli, el concurso o el 'reality'. Y así es como se encaja la cena y la hora de besar el cojín. ¿Pero qué televisión, con la competencia que hay, se atreverá a avanzar el 'prime time' en beneficio de algo que, aparentemente, no les beneficia en nada? El interés común, he ahí la cuestión.

De acuerdo que el programa quizás no tenía previsto terminar tan tarde. De acuerdo que los problemas con la mesa de sonido retrasaron algo el cierre del concurso. Pero tampoco sería la primer vez que un 'show' de máxima audiencia acaba muy entrada la madrugada. Por no hablar de las películas con tanta publicidad como drama y acción. Ves que dura 90 minutos pero te tiras dos horas en el sofá. Algo ha fallado. 

Los mandamientos

El plan ideal de la reforma horaria pasa por empezar la jornada laboral a las ocho, comer a las 13 horas, soltar el boli a las cinco de la tarde, pasar la tarde haciendo deporte, en el súper o tomando algo y cenar sobre las 20 horas. De esta manera, a las 21 horas ya estamos libres para leer, disfrutar de un juego de mesa o ver la tele. Pongamos por caso que 'Operación Triunfo' empieza a esa hora. Amaia habría alzado el cheque de 100.000 euros a eso de las 0.25 horas. Muy distinto. Pero no, lo hizo a la 1.55 horas. Todas esas personas que durmieron cuatro o cinco horas deben saber un par de cosas: no descansar lo suficiente causa alteraciones cognitivas, aumenta el riesgo de obesidad, altera el humor e incremente las posibilidades de sufrir una patología cardiovascular

El cambio de hábitos necesita la ayuda del comercio, las escuelas, las empresas, la política y las televisiones

Es cierto que la reforma horaria destila cierto idealismo. Los propios impulsores, aunque no puedan admitirlo, saben bien que será muy complicado, quizás imposible, alcanzar todos sus objetivos. Les bastarán victorias quirúrgicas que, a largo plazo, vayan en la dirección que defienden, que no es otra que la que ya siguen la mayoría de países del entorno europeo. Al margen de las teles, habrá que convencer al comercio para que, por ejemplo, no cierre dos horas a mediodía; a los políticos, para que no alarguen las comisiones hasta la noche; a los institutos, para que incluyan comedor y no manden a la chavalada a casa a comer a las tres de la tarde; a las actividades extraescolares, para que los entrenos terminen antes de las 20 horas, y a las empresas, para que compacten la jornada laboral. Complicado, ¿verdad?

Objetivo 2025

El Goven se impuso el año pasado el 2025 como hora cero para aplicar la reforma horaria. Tras ese compromiso, más de 100 entidades se sumaron a la iniciativa, a pesar de ser conscientes de las limitaciones. Como la imposibilidad de legislar horarios en el ámbito empresarial o el choque de competencias con un Gobierno central que no sabe y no contesta sobre la propuesta. Ese plazo, sin embargo, y tal y como está todo a nivel político, con muchas otras reformas que pasan por delante, suena más a ambición que a realidad.

Mohedano no supo hasta el martes quién había ganado el concurso de jóvenes jilgueros. Cuando abrió un ojo, apenas habían pasado cuatro horas desde que Amaia se impusiera a la joven Aitana. Ellas seguro que se desayunaron ese bocadillo con café de las 11.