CRISIS HUMANITARIA EN EL MEDITERRÁNEO

Las oenegés aplauden el gesto pero piden una respuesta "integral" ante el aumento de la presión migratoria en España

La cifra de inmigrantes llegados a las costas andaluzas se eleva ya a 9.315, el doble que el pasado año

Una médico atiende a inmigrantes en el puerto de Motril.

Una médico atiende a inmigrantes en el puerto de Motril. / periodico

Julia Camacho

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“Es un gesto digno, pero que no quede solo en el gesto”. Las oenegés andaluzas aplauden la decisión del Ejecutivo español de acoger a los inmigrantes del buque 'Aquarius', pero recuerdan que el día a día de la inmigración es mucho más oscuro y plagado de vulneraciones de derechos humanos también en España. Y ponen como ejemplo los inmigrantes que hace apenas unas semanas vagaban por las carreteras camino a Cádiz tras ser puestos en la calle por la policía al estar saturados los calabozos y los centros de acogida, o cómo en Granada, con la misma situación de migrantes en las calles, se ha recurrido al ‘modelo Archidona’ y se prevé acondicionar un antiguo cartel para reconvertirlo en un pre-CETI, una solución ineficaz por cuanto apenas el 40% de los ingresados en estos centros son expulsados del país.

La petición de una “respuesta coordinada e integral” a la presión migratoria que reciben los países del sur de Europa llega también desde la Junta de Andalucía, que ve como cada año los recursos se demuestran escasos antes. Así, por ejemplo, la región se ha hecho cargo en este año de 1.350 menores, con o sin acompañamiento. Y solo el pasado fin de semana fueron rescatadas 550 personas en las costas andaluzas. Hasta el pasado 10 de junio, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dependiente de la ONU, ha contabilizado la llegada irregular a España de 9.315 personas, a las que se suman otras 244 que perdieron la vida. Unas cifras que duplican las registradas en el mismo periodo del pasado año, cuando se interceptaron 4.161 personas. Los datos son levemente superiores a los registrados por el Ministerio del Interior, que en su balance quincenal, cerrado en estos momentos a 31 de mayo, habla de un repunte del 94,6% respecto al 2017, con 8.162 personas rescatadas en el 2018 (4.206 en 2017), e incorpora otras 2.467 personas que intentaron llegar a España a través de las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla.

El "efecto huída" sigue activo

Las oenegés y los expertos en migraciones rechazan hablar de “efecto llamada” tras la acogida humanitaria del buque 'Aquarius', y hablan más bien de “efecto huída”. “Los factores que empujan a los inmigrantes a huir de sus países y buscar una oportunidad en Europa continúan activos”, subraya Rafael Lara, responsable de Migraciones de la Asociación Pro Derechos Humanos (APDH) Andalucía, a lo que se suma la llegada de un Gobierno ultra que cierra su territorio a los inmigrantes y las condiciones espeluznantes a las que se enfrentan en Libia. Un cúmulo de circunstancias que están provocando ese aumento de la presión migratoria por el Mediterráneo occidental e incluso por Grecia, aunque baja en la ruta italiana. Aún así, las cifras siguen siendo mayores que en nuestro país, 14.330 migrantes.

En cualquier caso, y ante el goteo continuo y sostenido de personas que desafían los elementos para lanzarse al mar, el portavoz del Gobierno andaluz reclamaba a la UE mayor compromiso para hacer efectiva una política migratoria que pase por que “los países se comprometan a la ayuda de los inmigrantes”, que lleven a cabo “acuerdos con los países de salida” y que aumente la lucha contra las mafias que se aprovechan de las necesidades de los ciudadanos. APDH, más duro, lamenta que la política migratoria actual sea la de represión policial, ya sea en origen, como en Marruecos o Senegal, o en territorio español, una actitud poco efectiva y que se ha mantenido tanto con gobiernos conservadores como con los socialistas.

Reclaman, por tanto, un giro de 180 grados para establecer una migración regulada que evite más pérdidas humanas, pero sobre todo urgen a destinar más recursos económicos y humanos en las zonas calientes de llegada donde “la sociedad civil está tapando como puede” esa falta de medios.