"El presidente de la comisión antipederastia ocultó los abusos que sufrimos en La Bañeza"

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Guillem Sànchez

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Francisco Javier, que la persona elegida para liderar la comisión antipederastia -cuya creación se ha anunciado este martes por la Conferencia Episcopal Española- sea el obispo Juan Antonio Menéndez Fernández, le ha parecido un "chiste de mal gusto". ¿Por qué? 

Francisco Javier es la persona que denunció, a finales del 2014, los abusos sexuales que sufrió por parte del sacerdote José Manuel Ramos Gordón en 1989, cuando él y su hermano gemelo -ya fallecido- tenían 13 años y se encontraban internos en el Seminario Menor de La Bañeza (León). Durante la Navidad del 2015, Menéndez Fernández fue nombrado obispo de Astorga, la diócesis a la que pertenece el seminario de La Bañeza. Así se cruzaron los caminos de Francisco Javier y Menéndez Fernández. El obispo tenía el encargo de investigar a Ramos Gordón. Pero lo que hizo "fue un despropósito", avanza, antes de contar toda la historia a EL PERIÓDICO, para que se comprenda por qué cree que Menéndez no es el adecuado para cambiar las cosas en el seno de la Iglesia española.

"Él ocultó mi caso, si yo no lo hubiera hecho público, Ramos Gordón seguiría actualmente a cargo de una parroquia", avisa. El 29 de enero del 2017, acudió al diario La Opinión de Zamora para evitar que eso sucediera. Con su gesto, aparecieron nuevas víctimas ocultas en La Bañeza que apuntaban a Ramos Gordón -implicado en otros casos en La Puebla de Sanabria- y a otro sacerdote, Ángel Sánchez Cao. La lucha de estos exalumnos llegó hasta el programa de 'Salvados'

Los abusos de la Bañeza

Francisco Javier y su hermano estudiaron en el Seminario Menor de La Bañeza los cursos 6º, 7º y 8º de EGB. El sacerdote Ramos Gordón era tutor de séptimo y profesor de Geografía e Historia en octavo. Ese último año, abusó de los dos gemelos por las noches, colándose en su habitación. Francisco Javier, su hermano y otros compañeros acorralados a oscuras también por Ramos Gordón eligieron no callarse y llamaron a la puerta del rector del seminario, Gregorio Rodríguez (fallecido). Aunque el único que tuvo valor para entrar en ese despacho fue el hermano de Francisco Javier. El rector supo ese día, de la voz de un alumno, "y no bajo secreto de confesión", que el profesor de Geografía e Historia agredía sexualmente a sus pupilos por las noches. "Creímos que se solucionaría. Pero no hizo nada".

Meses más tarde, los chicos lo intentaron de nuevo y buscaron el auxilio del tutor de sexto, a quien subrayaron asimismo que el rector había sido informado meses antes. Tampoco sirvió. Los abusos siguieron hasta el final de las clases. Y al iniciar el curso siguiente, cuando la promoción de Francisco Javier se trasladó a Astorga para hacer el seminario mayor, Ramos Gordón continuó impartiendo su lección, y abusando de otros menores por las noches. A comienzos de los 90, fue finalmente destinado como cura a la parroquia de Tábara (Zámora).

Las cuatro cartas al Papa Francisco

El 30 de noviembre del 2014, Francisco Javier decidió que había llegado el momento de actuar. Envió una carta al Papa Francisco, que no respondió pero sí ordenó que se investigaran los hechos denunciados en aquella misiva. El obispo de Astorga, Menéndez Fernández, fue quien la llevó a cabo y obtuvo la confesión de Ramos Gordón, que admitió los abusos a los dos hermanos gemelos, uno de ellos ya difunto. En julio del 2015, el obispo contactó con Francisco Javier para informarle de que el proceso canónico desencadenado por su carta -del que no había tenido ninguna constancia- ya había finalizado. La iglesia les reconocía tanto a él como a su hermano la condición de víctimas y el Vaticano iba a imponer un castigo a su abusador. No habría, sin embargo, ningún tipo de reparación económica. Pagarles una indemnización supondría "malversar los fondos" de la institución, concluyó Menéndez Fernández.

La condena impuesta a Ramos Gordón desde Roma fue "ridícula": se le apartaba del ejercicio durante un año. Pero, además, tal sentencia fue ejecutada en silencio. Una discreción que propició que Ramos Gordón recibiera un homenaje en Tábara al dejar su parroquia e ingresar en una residencia de ancianos. "Me consta que durante ese período siguió oficiando misas y que aquel no fue el único homenaje que se le brindó", añade.

Las respuestas

Francisco Javier escribió tres cartas más al Papa, que tampoco obtuvieron respuesta: el 4 de noviembre del 2016, el 6 de agosto del 2017 y el 19 de noviembre del 2018. Entre la tercera y la cuarta, explicó su historia a la prensa. Esa última misiva la mandó también a 54 obispos españoles. Respondieron dos: el arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, y el actual presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez.

Omella le prometió que se aseguraría de que el Papa tenía su carta y que le había "desgarrado el corazón" conocer unos hechos que, según afirma Francisco Javier, han marcado todas sus relaciones sentimentales. "Sin lo que pasó en La Bañeza, mi vida hubiera sido otra, completamente distinta".

En su respuesta, Blázquez escribió que "compartía su dolor". Menos de un año después, como presidente de la CEE, Blázquez ha elegido a Menéndez Fernández para liderar la comisión antipederastia de la Iglesia española.