PROTECCIÓN DE LA INFANCIA

La madre del bebé de Pineda: "Si los médicos no vieron el maltrato, ¿cómo iba a verlo yo?"

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Beatriz Pérez

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L., el bebé de dos meses ingresado en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, había visitado previamente hasta dos hospitales y un centro de atención primaria (CAP), sin que ningún médico detectara los malos tratos ejercidos, presuntamente, por su padre. "El día 23 de diciembre fuimos al Hospital Comarcal Sant Jaume de Calella y el día 26, al CAP Pineda de Mar. Lo llevé porque le vi un derrame gris encima del labio. Los médicos me dijeron que tenía cólicos de lactante, que estaba estreñido", explica la madre, Lucía Méndez, a EL PERIÓDICO. Los padres de L., que nació el pasado 11 de noviembre, tienen ambos 20 años y son de nacionalidad uruguaya. 

El día 28, Lucía lo llevó al Hospital de Mataró porque tenía fiebre y no comía bien. "Pero el niño no tenía marcas en el cuerpo", asegura ella, pese a que, en un primer momento, algunas informaciones no oficiales apuntaban a que el pequeño tenía hematomas, un brazo roto y callos en las costillas.

La madre insiste en que es inocente y que desconocía los supuestos maltratos del padre al hijo. Todas las pruebas (incluidas una placa de tórax) que le hicieron en los tres centros sanitarios, siempre según el relato de la madre, salieron bien.

Fuentes de la Conselleria de Salut no confirman ni desmienten la versión de la madre porque el caso se encuentra "bajo investigación" y todavía está entrevistando a todos los implicados. Lo único que confirman es que el menor, efectivamente, visitó más de un centro sanitario.

"Me dicen que cambie de leche"

Lucía cuenta que los días 2 y 3 de enero volvió a visitar con el pequeño el CAP de Pineda de Mar. "Me vuelven a decir que son cólicos de lactante y que cambie de leche. El día 3, cuando vuelvo con él a casa, el niño convulsiona y lo llevo a las urgencias del Hospital de Calella. A partir de ahí, lo trasladan a Vall d'Hebron". Lucía, de 20 años y madre primeriza, lanza la pregunta: "Si los médicos, que son profesionales, no se dieron cuenta del maltrato, ¿cómo pretenden que yo me dé cuenta de algo tan horrible?".

Un TAC realizado al menor en el Hospital Vall d'Hebron el día 4 hace saltar las alarmas de los profesionales. El niño, según la versión de la madre, tiene un derrame en el cerebro producido por una "fuerte sacudida". Es ahí cuando Vall d'Hebron activa el protocolo oficial ante un posible caso de maltrato infantil y llama a la dirección general de Atenció a la Infància i l'Adolescència (DGAIA). Los días 8 y 9 de enero Nicolás, el progenitor, confiesa haber golpeado al bebé.

"Yo dejo de tener contacto con él el día 10. Me puse como loca cuando me enteré y por eso nos separamos. Pero, hasta entonces, yo no sabía que maltrataba al niño. No tenía marcas en los brazos. Y delante de mí nunca lo maltrató. A mí tampoco me maltrató nunca. Dijo que zarandeó al niño porque estaba estresado, ya que no dejaba de llorar. No justifico lo que hizo porque eso no tiene justificación, solo cuento lo que él me dijo", relata Lucía.

"Nadie lo entiende"

La madre de L. cuenta que Nicolás consumió drogas hasta hace "tres o cuatro años". "Nadie comprende por qué hizo eso. Los médicos lo atribuyen a que le quedó alguna secuela de las drogas. Pero nunca tuvo problemas con los vecinos. A L. le cambiaba los pañales y, delante de mí, le hablaba súperbien". Ella, cuenta, salía a comprar y dejaba al bebé con el padre en casa.

Desde el día 10, Lucía no sabe nada de Nicolás, ni siquiera dónde está. Y aunque insiste en que solo él es responsable de lo ocurrido con L., lamenta que la sociedad la haya culpado también a ella, pues ha recibido "amenazas de muerte" y no puede salir a la calle. De hecho, tal y como informó este diario, tanto ella como su padre (abuelo del bebé) y Nicolás han salido de Pineda de Mar. "Nos rayaron la puerta de casa y un día vinieron dos vecinos para darme una paliza". 

La joven también lamenta que, aunque ella (por el momento) es inocente judicialmente (no le retiraron el pasaporte, como sí hicieron con el padre), tiene prohibido visitar a su hijo en Vall d'Hebron, ni siquiera puede llamar directamente para preguntar cómo está. Para tener información sobre el estado del menor, que continúa muy grave, debe llamar a la DGAIA, quien a su vez llama al centro.

El protocolo de maltrato

El juzgado no ha finalizado todavía la instrucción del caso. Tras la activación del protocolo de maltrato, la DGAIA asume la tutela preventiva y, automáticamente, se suspende la potestad siempre a los dos padres, en todos los casos. El equipo de la DGAIA todavía debe valorar la competencia parental de madre y el posible apoyo de la red familiar.

Mientras, Lucía lamenta que no le dejen siquiera "acercarse" al hospital. "Este es mi primer bebé. Como madre hice todo bien. Veo su ropa en casa y me echo a llorar". Del padre, Nicolás, no quiere saber nada. Ni tampoco ponerse en contacto con él. "¿Qué le digo después de algo así?", se pregunta.

Los médicos "temen por la vida" del bebé

Fuentes del Hospital Vall d’Hebron han confirmado a este diario que el pequeño L. <strong>"sigue en estado muy grave"</strong> y que, de hecho,<strong> "se teme por su vida".</strong> Actualmente se encuentra en<strong> coma inducido, </strong>sigue enchufado a la máquina y no se piensa en desconectarlo. "Los médicos luchan por que se salve", aseguran estas mismas fuentes. En casos como este, cuando llega el momento en que no se puede hacer nada más por salvar la vida del paciente, se dejan de hacer cosas extra, pero nuna se desconecta de la máquina.<strong> </strong><br/><br/><strong style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;">La investigación sigue abierta.</strong><span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;"> Según la madre, el niño ha sufrido, además del "derrame en el cerebro", un </span><strong style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;">"desprendimiento de retina",</strong><span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;"> pero no presenta ningún hueso roto como se llegó a decir. "Mi hijo está muy mal", confirma Lucía. Ella actualmente vive ahora sola con su padre, fuera de Pineda de Mar. Nicolás, progenitor del bebé y cuyo paradero Lucía desconoce, tiene a toda su familia en Uruguay.</span>