Un incendio en una estación abandonada de Adif deja Barcelona sin Rodalies

El reiterado despropósito de Rodalies en Catalunya no tiene nombre y los medios de comunicación han agotado todos los adjetivos posibles para describirlo. El incendio de la basura acumulada en la estación fantasma de Bifurcació-Vilanova, una infraestructura situada en las inmediaciones del Teatre Nacional de Catalunya que nunca entró en servicio, abandonada desde que fue construida en los años 60 y que suele ser utilizada como refugio por indigentes, desató ayer un monumental caos en la red viaria de cercanías al llenarse de humo los túneles que cruzan el subsuelo de Barcelona. La incidencia, que las administraciones catalanas atribuyen a la dejadez de Adif, que es la empresa responsable de su vigilancia y mantenimiento, afectó a más de 200 trenes en plena hora punta y unos 100.000 usuarios, según la Conselleria de Territori (una cifra que Renfe rebajó a 72.000).

El incendio se inició, por causas que todavía se están investigando, pasada la una de la madrugada del martes en una de las dependencias de la estación en desuso. Cuando los bomberos llegaron al lugar del suceso no había nadie en las instalaciones, pero  Territori confirmó que las llamas habían quemado cochones y muebles viejos acumulados en la zona donde se iniciaron las llamas.

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Como la estación fantasma afectada se halla en la intersección de los dos túneles de Rodalies que atraviesan Barcelona, la densa humareda se extendió por las galerías que van de Sants a Passeig de Gràcia y Sant Andreu Arenal y las que unen Sants con plaza de Catalunya y Arc de Triomf. El humo acumulado impidió que los trenes de cercanías pudieran transitar por estos tramos hasta las 11 de la mañana, en el caso de Passeig de Gràcia, y hasta el mediodía en el de plaza de Catalunya.

BOMBEO CON TRENES

Los bomberos y técnicos de Adif utilizaron trenes sin pasajeros para recorrer los túneles afectados y ventilarlos del humo gracias al efecto pistón que provocan los convoyes. Pero la puesta en servicio de los túneles no supuso la normalización inmediata del servicio, ya que la recuperación de los horarios habituales no se produjo hasta las cinco de la tarde, coincidiendo con la hora punta de la operación retorno de los usuarios.

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La interrupción del servicio en el subsuelo de Barcelona, que también afectó a un tramo de la Línea 1 del metro entre Universitat y Glòries, provocó un colapso monumental a pesar de que la operadora Renfe habilitó transporte alternativo por carretera para que los usuarios que llegaban en los trenes de cercanías a la capital catalana desde el norte y el sur pudieran cruzar la ciudad. El director de Rodalies en Catalunya, Félix Martín, reconoció que la demora media de los usuarios era de una hora, aunque el caos ferroviario también afectó a algunos trenes regionales que iban a Tarragona, alcanzando retrasos de hasta dos horas en algunos casos.

INDIGNACIÓN

El nuevo fiasco ferroviario desató la indignación de los usuarios por enésima vez. "Renfe y Metro, los dos tocando los cojones", exclamaba una pasajera de la R-1 que acababa su recorrido en Badalona, en cuya estación se han vivido escenas de caos, ya que en esa estación se obligaba a apearse a los usuarios procedentes del Maresme y Girona. Al bajar, muchos no sabían cómo continuar su viaje. "Vengo de Calella. Voy a Sants y no sé dónde tengo que ir", explicó Queralt. Algunos preguntaban indignados en las taquillas de la estación. Otros seguían el río humano rumbo a la avenida Martí i Pujol.

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Por el camino, unos y otros intentaban reconfirmar con personal de la limpieza de la vía pública o con conductores de autobús la idoneidad de su recorrido. "Yo voy a la universidad. Cogeré el metro hasta Passeig de Gràcia a ver qué me encuentro allí", decía Laura, entre airada y resignada.

"Venimos de Vilassar. Intentaremos coger un bus o un taxi", afirmaba Lucio. Otra usuaria, Rosa, no podía ocultar su enfado y cargó contra el servicio ferroviario y la falta de información. "Nos estamos informando vía teléfono móvil. Llegaremos cuando lleguemos", espetó.

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CRÍTICAS

A la indignación de los usuarios se sumaron las críticas de los portavoces de la mayoría de partidos políticos y de responsables de la Generalitat y el Ajuntamento de Barcelona, que culparon del nuevo incidente a Adif por su dejadez a la hora de vigilar y mantener las instalaciones de su competencia. La portavoz del Govern, Neus Munté, cargó contra “la acumulación de despropósitos” de la empresa gestora de infraestructuras, a la que además culpó de no haber dado las explicaciones pertinentes.

Por ese motivo, el 'conseller' de Territori, Josep Rull, que casualmente había convocado para ayer tarde la primera reunión del órgano de coordinación Generalitat-Renfe desde que ocupó el cargo, volvió a reclamar el traspaso íntegro de Rodalies (vías, estaciones y trenes, y no solo la gestión del servicio) a la Administración catalana. “Lo que los ciudadanos nos piden es que asumamos responsabilidades. Por eso necesitamos el control de todas las herramientas que configuran el sistema de Rodalies y de media distancia de este país”, exigió.

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EXCUSAS DE ADIF

A última hora de la tarde, cuando todo el fiasco ferroviario había concluido, el presidente de Adif, Gonzalo Ferre, compareció en Barcelona y afirmó que la compañía había denunciado en varias ocasiones ante los Mossos que había personas que se colaban en la estación abandonada de Barcelona en la que se desencadenó el incendio.

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Unas declaraciones que tuvieron una rápida respuesta del 'conseller' Rull: “Que Adif deje de poner excusas y que dé soluciones, que eso es lo que esperan los ciudadanos”.