ESPACIO PROTEGIDO

El Gobierno autoriza usar el subsuelo de Doñana para almacenar gas

EL PERIÓDICO
HUELVA

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El Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente ha dado el visto bueno a la utilización del subsuelo de Doñana para el almacenamiento de gas natural. El proyecto, que lidera la compañía Petroleum Oil Gas-España, filial de Gas Natural Fenosa, cuenta ya con la declaración de impacto ambiental, publicada en el BOE.

Según avanzó ayer el diarioHuelva Información, el proyecto se localiza en el municipio onubense de Almonte, en un paraje llamado Saladillo, situado justo en los límites del parque, y consiste en primer lugar en el reaprovechamiento de unos pozos ya existentes mediante una nueva explotación que incluirá, entre otros trabajos, varios sondeos a dos kilómetros de profundidad. En caso de que los pozos no fueran viables, se ha obtenido permiso para emplearlos como almacén subterráneo donde guardar gas procedente de otros orígenes.

La empresa ya disfrutaba desde los años 80 de la concesión para explotar yacimientos en los parajes conocidos como Marismas A, B-1 y C-2, pero ahora logra la autorización para el almacenamiento subterráneo. La empresa también ha obtenido el visto bueno para la construcción de un gasoducto de interconexión de 18.169 metros que sustituirá al existente y que recorrerá los parajes de Saladillo y Rincón.

Durante el periodo de consultas se recibieron alegaciones por parte del Parque Natural de Doñana, la Dirección General de Prevención y Calidad Ambiental, la Consejería de Medio Ambiente y la Delegación Provincial de Huelva. Según la resolución oficial, las alegaciones «se han tenido en cuenta» para lograr que las afecciones en una zona de especial protección como Doñana «no sean significativas».

QUEJAS ECOLOGISTAS / Sin embargo, no opinan igual los grupos conservacionistas. Juan Romero, portavoz de Ecologistas en Acción, aseguró ayer que no se quedarán «de brazos cruzados» y acudirán a la UE. Romero recuerda que, aunque la entrada de los pozos se halla fuera del parque, el subsuelo no entiende de límites y «está todo comunicado», por lo que «los acuíferos se pueden contaminar», concluye.