El azote del hambre

El engranaje solidario

Las oenegés se movilizan para hacer frente a la crisis por la sequía en el Cuerno de África

MONTSE Martínez

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El diámetro de la circunferencia de la parte superior del brazo habla del nivel de nutrición. Menos de 11 centímetros en un niño menor de cinco años refleja una malnutrición severa. Eso y los edemas en brazos y piernas debido a los cambios en el metabolismo, la alteración del sistema cardiaco, el hundimiento de los ojos y los pliegues de la piel.

Son los parámetros utilizados por los profesionales de la oenegé Médicos sin Fronteras (MSF) para determinar, a primera vista, la gravedad del deterioro de las personas, con especial incidencia en los niños, que están padeciendo la destructiva sequía que azota al Cuerno de África -básicamente, Somalia, Etiopía y Kenia-.

Una cosa es la ayuda de emergencia, con una respuesta rápida a corto plazo, y otra es la ayuda al desarrollo, más prolongada en el tiempo. Un principio fundamental para entender el poliédrico engranaje de la solidaridad, que tiene en las oenegés su máximo exponente, y cómo se pone en marcha ante una crisis.

Las intervenciones de emergencia tienen siempre un importante componente sanitario.«Somos una oenegé de emergencia, no de desarrollo», deja claro el responsable adjunto de programas para Kenia, Somalia y Etiopía de Médicos sin Fronteras, Xisco Villalonga, desplazado temporalmente a Kenia por la coyuntura actual.

No se muere de hambre. Se muere de las complicaciones graves derivadas de la falta de ingesta de alimentos. Así, Médicos Sin Fronteras, una de las oenegés bandera en la vertiente de emergencia sanitaria, hace distinción entre dos grupos de personas malnutridas en la crisis alimentaria del Este africano. «Los que necesitan ser tratados de las dolencias provocadas por la falta de alimentos ingresan en una especie de cuidados intensivos nutricionales y los otros reciben tratamiento ambulatorio»,detalla Vilallonga. Por tratamiento ambulatorio se refiere a que se reparte a las madres de los niños productos nutricionales listos para uso -conocidos comoplumpy nut-, que aportan una mezcla equilibrada de hidratos, proteínas y grasas. La realimentación debe ser muy progresiva a fin de evitar una sobrecarga de líquidos que podría ser fatal.

La actual crisis africana plantea también el problema de los refugiados, personas desplazadas de sus lugares de origen. La agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) es la que supervisa la organización de campos -Daddab en Kenia y Skdjf en Etiopía- pero se nutre de oenegés para llevar a cabo las intervenciones a nivel de higiene y reparto de alimentos.

Oxfam, una de las oenegés que mejor representa la vertiente del desarrollo, lleva diez años trabajando en la región keniana de Turkana. Su papel en esta crisis, además de ser una oenegé que coopera con el Programa Alimentario de la ONU (PAM) en la entrega de la ayuda de alimentos, lleva a cabo interesantes proyectos para que las gentes de la región puedan encontrar salidas durante la crisis y más allá de ella.

'Cash for work'

Entre estas iniciativas, destaca elcash for work-dinero en efectivo por trabajo- que permite una mínima subsistencia de los más vulnerables, que realizan pequeños trabajos para la comunidad.

«La situación en el norte de Kenia es inaceptable y debe haber un compromiso a largo plazo, tanto del Gobierno a nivel de inversión como de las oenegés», argumentó ayer Philip Aemun, responsable de Oxfam en la maltrecha región keniana de Turkana.