LA FUTURA DISTRIBUCIÓN DEL TIEMPO

Un "empujón divino" a la reforma horaria

El calendario escolar ganará en estabilidad

M. BERNAL / M. J. IBÁÑEZ / BARCELONA

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En pleno proceso hacia un cambio de hábitos que, si todo avanza como está previsto, tendrá lugar a finales del año próximo, la Iniciativa per la Reforma Horària valora positivamente la intención del Papa, tan positivamente que su promotor, Fabián Mohedano, experto en gestión del trabajo, se refiere a ella en estos términos: «Puede ser un empujoncito divino». Encaja perfecto en los propósitos de la Iniciativa esta idea del Pontífice, básicamente porque de un periodo vacacional al arbitrio de los caprichos de la Luna se pasaría a algo que desde el punto de vista de quien trabaja por unos nuevos horarios es un norte, un objetivo primario: la racionalización.

«Racionaliza el calendario, que es una demanda nuestra de siempre, en efecto -dice Mohedano-. Puede permitir a las empresas mejorar sus beneficios económicos porque podrán planificar mejor sus ciclos de producción, y puede ser un punto de partida para empezar a distribuir mejor las vacaciones escolares». Una ayuda: si el Papa consigue lo que quiere, para la Iniciativa sería una ayuda. Extraña, porque no se esperaban favores del Vaticano -no en ese sentido-pero bienvenida, sin duda. «Sería una gran oportunidad», dice Mohedano. «Ahí el Papa ha estado acertado».

«Es muy buena noticia esta combinación de respeto por las creencias religiosas y racionalización del calendario. El Papa piensa en los ortodoxos, pero creo que también piensa en la calidad de vida de la gente».

PLANIFICACIÓN ESCOLAR

El calor, el grado de abstracción y la complejidad de cada asignatura, la jornada laboral de los padres, las fiestas locales, las excursiones y otras salidas educativas... La programación de un curso escolar, que en Catalunya dura 171 días, no es labor sencilla. «La planificación la realiza cada centro combinando las denominadas variables técnicas –pedagógicas, médicas o incluso climatológicas– y unas variables sociológicas, como pueden ser los horarios de los progenitores», explica Joaquín Gairín, profesor del departamento de Pedagogía Aplicada y director del Equipo de Desarrollo Organizacional (EDO) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Por eso, agrega, cualquier decisión que suponga reducir la incertidumbre es bienvenida. «Saber que las fiestas de Pascua van a ser siempre en unas fechas concretas facilitará las planificaciones y las hará, poco a poco, más estables», señala Gairín, que considera, además, que «siempre es positivo que haya un acuerdo entre religiones, en una sociedad tan multiétnica y tan multirreligiosa como la actual».

Los profesores, eso sí, se encontrarán con que el segundo trimestre es un par de semanas más largo que el tercero, «pero, como lo sabrán de antemano, no tiene por qué afectar a los programas escolares», indica el experto. La estabilidad del calendario, en cambio, apenas afectará a la actividad universitaria, que se organiza en cuatrimestres.