El futuro del almacenamiento submarino

La empresa del Castor asegura que ya no existe riesgo sísmico

Según Escal, la inyección perturbó una minifalla que estaba a punto de activarse

Recaredo del Potro, ayer, en el Col·legi d'Enginyers Industrials.

Recaredo del Potro, ayer, en el Col·legi d'Enginyers Industrials.

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La actividad sísmica atribuida a los trabajos en el almacén submarino Castor, situado frente a las costas de Vinaròs (Castellón), ya ha concluido y no es de prever ningún nuevo terremoto incluso en el caso de que se volviera a inyectar gas. Esto es al menos lo que sostiene la empresa constructora, Escal UGS, basándose, entre otros estudios, en un procesamiento de los datos sísmicos que han efectuado investigadores de la Universidad de Potsdam, en Alemania. Recaredo del Potro, presidente de Escal UGS, asegura tajante: «La microfalla ya se rompió y las tensiones se liberaron». Podrían pasar miles de años hasta que el equilibrio de fuerzas en la zona volviera a una situación inestable. «Lo peor ya está superado», añadió.

El responsable del Castor,  que ayer ofreció una conferencia en la sede barcelonesa del Col·legi d'Enginyers Industrials de Catalunya, asumió que los trabajos de su empresa fueron responsables de los temblores -«los epicentros coinciden con las zonas de sondeo»-, pero insistió en que no pudieron crear por sí solos una crisis similar. «Había una falla a punto de romperse y la mínima sobrepresión la activó. Lo que pasó es que adelantamos el ciclo».

SOLO SIETE BARES / Del Potro reiteró que el proceso de inyección de gas apenas modificó el equilibrio de fuerzas puesto que «solo fueron siete bares de presión añadida, prácticamente nada porque realmente no hacía falta». Según los estudios de Potsdam, añadió, la energía liberada por los seísmos, aun siendo escasa, es infinitamente superior a la energía introducida en la zona de explotación por los trabajos. «Eso ni lo causamos nosotros ni se podía predecir», dijo. También comentó que concluir el proceso de inyección de gas podría ocasionar microseísmos imperceptibles, «como sucede en otras instalaciones de este estilo y también en el llenado de embalses», pero que «una vez se hubiera llenado ya no habría más».

El responsable de Escal UGS aseguró que toda la información ha sido remitida al Gobierno, aunque sin recibir respuesta. El Ministerio de Industria aseguró ayer que desconoce cuándo se producirá un pronunciamiento al respecto. «Hemos hecho lo que teníamos que hacer desde el punto de vista científico, pero la decisión no depende de nosotros», concluyó Del Potro. Al final, como destacó Josep Isern, del colegio profesional, el «impacto social» puede ser clave en la decisión.