NUEVAS FORMAS DE EXPRESIÓN

El emoticono se consagra

Varios tipos de emoticonos.

Varios tipos de emoticonos. / periodico

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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Emoticono, emoticón o emoji. Esos dibujitos que acompañan las conversaciones en Whatsapp, los SMS o en casi cualquier red social o texto en el móvil y que han pasado a integrarse en el lenguaje más usual. Ya no es patrimonio solo de adolescentes, los adultos han integrado los populares iconos, que tienen ya más de 30 años. En cifras, de los unos 2.000 millones de usuarios de móviles en el mundo que envían unos 41.500 millones de mensajes cada día (SMS, Whatsapp…) en los que hay 6.000 millones de emoticonos. Es decir, uno por cada siete mensajes, según la empresa Swyft Media, que crea teclados virtuales.  

Ahora les ha llegado la consagración. El Oxford English Dictionary, lo más cercano que tienen en inglés a la Real Academia de la Lengua Española o el Institut d’Estudis Catalans, en el sentido de que fija la norma del lenguaje, acaba de nombrar palabra del año a un emoticono, concretamente el de 'cara con lágrimas de alegría' (porque todos tienen nombre), el más utilizado mundialmente según el contador web Emojitracker.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El emoticono de 'cara con l\u00e1grimas de alegr\u00eda'","text":"El emoticono de 'cara con l\u00e1grimas de alegr\u00eda'\u00a0se ha usado m\u00e1s de mil millones de veces, seg\u00fan un contador web"}}Instagram y Skype han sido las últimas redes sociales en incorporar los iconos que ya habían hecho suyos Whatsapp y los teclados virtuales de iPhone y Android, después del ordenador y la mensajería instantánea y los foros, que fue para donde se crearon. Hasta Facebook tuvo que entrar en el juego, aunque con reticencias, y Line, un sistema de mensajería muy usado en Asia, ha hecho de sus emoticonos un modelo de negocio (los stickers).

INVENTO EN LOS ORDENADORES

Pero el invento nació en los ordenadores y gracias a los signos de puntuación y control del teclado, el código de carácteres basado en el alfabeto latino (el ASCII, parte del cual usaban las máquinas para comunicarse entre ellas). Scott Fahlman, un profesor de informática de la universidad Carnegie Mellon, inventó el emoticón más simple :-) el 19 de septiembre de 1982 para indicar que una frase era broma. Le llamó Smiley Face (cara sonriente) para usarlo en las BBS o tablones de anuncios -que eran los foros antes de que existiera las páginas web-, para completar “el lenguaje gestual o tono de voz que complementa a la información cuando hablamos en persona o por teléfono”.

Fahlman propuso que :-( se usara para tomar algo en serio pero pronto derivó hacia “frustración, ira o enfado”. En pocos meses, explica, ya había docenas de combinaciones de signos que se referían a otras expresiones, caras o incluso figuras como Abraham Lincoln, Santa Claus o el Papa, y hubo gente que se lo tomó como “un entretenimiento muy serio”. El propio Fahlman ha justificado su invento diciendo que no todo el mundo es Shakespeare y “aunque lo fuera, habría que ver cómo se expresaría Shakespeare si no encontrara aparcamiento cerca de The Globe”. 

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Para los lingüistas, los emoticonos son propiamente “alfabetos de imágenes, iconos porque mantienen un parentesco material entre el signo y la realidad”, según Sebastià Serrano. Para el catedrático emérito de Lingüística General de la Universitat de Barcelona, es “una forma de incorporar las emociones al discurso escrito, que en el habla están en la voz y el lenguaje corporal”. El autor de Signes, llengua i cultura recuerda el caso de la película Her, donde el protagonista se enamoraba de la voz de su ordenador “que contenían un montón de inflexiones que humanizaban el mensaje” o de la prosa de Stendhal, Stendhal “que tiene un montón de microexpresiones con matices emocionales”.

DISTINTAS INTERPRETACIONES

“El problema no es que el idioma se nos quede corto sino que muchas veces resulta demasiado largo y necesitamos abreviarlo. Los emoticonos más habituales son signos que quieren ser irónicos, que quieren tener relación con la realidad, que es percibida de muchas maneras. Y eso da lugar a interpretaciones diferentes de los signos. Cada uno le puede dar un matiz diferente”, explica la lingüista Teresa Cabré, que actualmente preside la sección filológica del Institut d’Estudis Catalans. “La cara que ríe o llora para mí admite distintas interpretaciones: me parto de risa o no me lo puedo explicar”, señala.

La eficiencia en el diseño es aquí clave. Mientras algunos iconos son fácilmente reconocibles, los más complejos pueden suscitar equívocos, recuerda Andreu Balius, reconocido diseñador de tipografías. “Algunos son difíciles de identificar, pero la frecuencia hace que se acaben asociando a un concepto”, señala. Desde el punto de vista del diseño, “algunos son muy graciosos, otros más bien horteras, como toda la iconografía popular”, afirma.Balius admite que su emoticono preferido es el smiley, el más básico “pero es que yo soy muy crudo como diseñador”, confiesa.

Sobre si empobrece el lenguaje, Cabré sostiene que “lo que empobrece es la expresión, y que lo que no practicas deja de estar en la memoria más cercana y se olvida”. Para ella, los emoticonos no son una moda pasajera sino una vocación de simbología universal como el esperanto o la nomenclatura química.