el adn de la semana

El roble, el árbol de los genes variables

Su capacidad para adaptarse a los cambios hace que sea muy difícil identificar el genoma de toda la especie

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zentauroepp42905011 onbarcelona arbol quercus pubescens roble barcelona foto a 180425172803 / ANTONIO MADRIDEJOS

Pere Puigdomènech

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Es uno de los árboles emblemáticos de muchos bosques europeos. Junto con la encina y el alcornoque, el género 'Quercus' nos proporciona un buen porcentaje de los árboles que pueblan nuestras tierras. Pueden ser árboles muy grandes y pueden ser centenarios. Su genoma nos cuenta algunos aspectos de su biología. El roble es un árbol que puede llegar a vivir cientos de años. Esto quiere decir que durante su vida debe haber sobrevivido a los cambios de estaciones, a menudo muy variables de un año a otro, y al ataque de todo tipo de hongos, bacterias, virus e insectos que han querido vivir en expensas de él.

Evidentemente el roble ha desarrollado maneras de responder a estos ataques. Una de las ideas que se han formulado para explicar este hecho es que durante su vida los genes de las partes nuevas del roble van cambiado. De la misma manera como lo hacen las poblaciones de plantas, podrían terminar seleccionando las partes del árbol que están mejor adaptadas a las nuevas condiciones. Esto es lo que encuentran en el genoma que se acaba de publicar por parte de grupos de investigación franceses. El roble es parte de la historia y de la economía de algunos países europeos. Uno de ellos es Francia que después de Estados Unidos es el segundo productor mundial de su madera que es muy apreciada y ha sido utilizada para la construcción de barcos y de botas para conservar el vino.

En nuestro hay más encinas que robles y el corcho ha sido una industria importante. Los resultados del genoma que acaban de publicar nos dicen que efectivamente el genoma del roble es muy variable hasta el punto de que es difícil definir el genoma de un individuo. En diferentes partes de su cuerpo se encuentran variantes sobre todo en los genes que tienen que ver con la resistencia de las plantas a los ataques de patógenos. Esto hace también que los genes que las bellotas transmiten a la descendencia sean también muy variados. Por fuera los robles parecen inmutables, pero en el interior de sus genomas los genes van cambiando para adaptarse al entorno variable.