EL ADN de la semana

Ejercicio

PERE Puigdomènech

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Además de las crisis económica, en el 2011 nos seguirán preocupando las cosas de siempre, y llevar una vida sana es una de las decisiones que solemos tomar tras las comidas de Navidad. Sabemos que una dieta adecuada y hacer ejercicio son dos de los factores esenciales en esta dirección. En el último número de la revistaCell, la revista más elitista de la biología actual, dos artículos realizados por grupos de investigación de Estados Unidos se ocupan justamente de estos temas.

El primer artículo analiza porqué sirve entrenarse para hacer deporte. Una investigación realizada en ratones demuestra que cuando se les somete a un esfuerzo físico continuado, las células del músculo del corazón ponen en marcha sus mecanismos de división y aumentan en número. Esto quiere decir que se produce un cierto rejuvenecimiento de las células con el resultado de que el corazón se fortalece y está mejor preparado para el ejercicio y para afrontar enfermedades que se puedan presentar.

El otro artículo se plantea si la dieta de los padres o los abuelos puede tener efecto sobre el metabolismo de los individuos. Sabemos que el riesgo de obesidad o de enfermedades como la diabetes depende del entorno familiar, pero el artículo demuestra que, también en ratones, si un abuelo paterno ha tenido una dieta pobre en proteínas el nieto sufre más riesgo de tener colesterol alto. La transmisión se hace modificando la estructura del genoma sin que la información del ADN cambie. Por tanto, el efecto no es solo cultural, sino que puede venir también de una adaptación de cómo funcionan los genes del metabolismo y que se transmite de abuelos a nietos.

Ejercicio y dieta son dos caras de la misma necesidad de equilibrar nuestra alimentación en función del gasto energético. Todo nos confirma que sedentarismo y alimentación desequilibrada son la base de riesgos significativos para la salud. Incluso podemos ver en el entorno íntimo de las moléculas que controlan la actividad de las células que nuestro cuerpo, y el de nuestros descendientes, funciona mejor con una vida equilibrada.