INICIATIVA PIONERA

Dibujos para proteger a los más frágiles de los abusos sexuales

Guillem Sànchez

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Leyre (nombre falso) es una mujer de 29 años con discapacidad intelectual que solo ha sido capaz de comprender que sufrió abusos sexuales a través de unos dibujos de cómic. Ella los vio durante la prueba piloto que los Mossos d'Esquadra realizaron hace pocos meses. La sesión pretendía comprobar la efectividad de unas viñetas que habían diseñado -en colaboración con psicólogos- para lograr que las personas discapacitadas consiguieran denunciar agresiones sexuales

Durante esta prueba piloto, el agente Carles Domingo, a través de seis viñetas, fue contando al grupo de Leyre, de una forma muy sencilla, en qué consistía un abuso sexual. En la primera imagen, se ve a una chica, María, la protagonista, metiéndose en la cama a la hora de dormir. Carles les preguntó: "¿María aquí está tranquila? ¿Está bien?". En la siguiente viñeta, aparece una silueta negra con ojos rojos intimidantes. En la tercera, la silueta oscura se mete en la cama. En la cuarta, intenta tocarle el pecho a María. En la quinta imagen, María se echa a llorar. "¿Qué le pasa ahora a María? ¿Está triste?", preguntó por último el policía al grupo. El experimento funcionó.

Las personas con discapacidad "conectan mucho más con imágenes que con palabras", explica Joana Corominas, directora de centros de Catalonia Fundació Creactiva. "Se identificaron enseguida con María -la protagonista-, comprendieron por qué lloraba y algunas personas, como Leyre, fueron más allá y se reconocieron en su dolor. Ese día hubo más sorpresas. Porque otro de los asistentes acabó identificándose como un agresor. "Yo no sabía que lo que yo hacía podía hacer daño", admitió avergonzado.

El mosso les fue insistiendo en algo que desconocían: tenían derecho "a decir que no" a la silueta negra. Como María, también ellos eran "dueñas de su cuerpo". Las personas con discapacidad están "acostumbradas al rechazo" y sienten una necesidad enorme de "ser aceptadas". Una carencia que multiplica su exposición a los abusos. "No saben decir que no", razona Joana. Tras escuchar al policía, Leyre comenzó a repetir esa idea: "Soy dueña de mi cuerpo". Leyre llevaba 5 años atendida por los psicólogos de su centro "y jamás había sido capaz de denunciar este abuso". Desde que lo ha hecho, "lo hemos trabajado", explica Joana, y los problemas de conducta de Leyre han remitido.

400 policías para prevenir los abusos

Los Mossos han formado a 400 agentes que visitarán centros catalanes especializados en discapacidad intelectual. Han preparado "ocho talleres distintos", enumera el portavoz del cuerpo policial Albert Oliva. Se tratan los casos de abuso sexual, psicológicofísico económico. También los peligros de las redes sociales, el abandono o las situaciones de maltrato que puedan infligirles a causa de su condición. "A menudo se olvida el riesgo que corren de ser víctimas de estos ataques", avisa Rosa Cadenas, presidenta de Dincat, una federación que agrupa a 300 entidades dedicadas a su cuidado.

Los talleres se llevan a cabo sentando a los asistentes en forma de 'U' y los agentes "visten uniforme". Mientras dura la charla, los policías no dejan de interpelarlos para que vayan reflexionando poco a poco con las imágenes, para que se conecten con el relato. Cuando termina la sesión, no se van enseguida. Se quedan un rato porque saben que "algunos no hablarán delante del grupo, pero sí cuando puedan acercarse sin que nadie les oiga".

Abusos en el eslabón más frágil

El caso de la escuela Taiga, avanzado por este diario, puso sobre la mesa el grado de vulnerabilidad que sufren estas personas ante las agresiones sexuales. Porque rara vez son capaces de comprender qué les están haciendo. Y si lo hacen, algunas discapacidades son tan agudas que resulta casi imposible que puedan expresarlo. Las viñetas que ahora empezarán a utilizar los Mossos pretenden conectar incluso con las víctimas más aisladas. También resultar disuasorias para los agresores, "que sientan que podríamos descubrirlos". 

Los Mossos recogieron durante el pasado año 94 denuncias por abusos contra personas discapacitadas. El 87% eran mujeres y el 31% menores de edad. Un estudio reciente de la Fundació Vicky Bernadet ha detectado que una de cada dos mujeres discapacitadas ha sufrido abusos sexuales. Rosa Cadenas explica que los abusos acostumbran a suceder en los centros. Y los cometen tanto los cuidadores como otros discapacitados con los que conviven las víctimas. Aunque estos últimos, a menudo, ni siquiera saben que les están haciendo daño.