POLÉMICA RESOLUCIÓN

#cuéntalo, el 'hashtag' de Twitter para el relato en primera persona de agresiones sexuales

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J. G. Albalat

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El fallo del 'caso La manada' ha tenido una repercusión importante en las redes sociales, especialmente en Twitter. Los relatos en primera persona se han hecho con el 'hashtag' #cuéntalo para canalizar la frustración colectiva, lo que ha convertido en tendencia mundial esta etiqueta. Centenares de mujeres de diferentes ámbitos están explicando sus historias.

Mientras las redes ardían, las calles seguían exhibiendo el rechazo popular. En Pamplona, 32.000 personas, según la policía municipal, se han manifestado este sábado para mostrar su rechazo a la sentencia que condena a los cinco miembros de 'La manada' a nueve años de prisión por abuso sexual de la joven madrileña en los Sanfermines del 2016 y no por violación. La protesta ha partido del Palacio de Justicia de Navarra, protegido por agentes de la Policía Foral, y estaba encabezada por una pancarta del Movimiento Feminista Vasco con el lema: "no es abuso, es agresión: nosotras te creemos". Los concentrados han gritado "tranquila hermana, aquí está tu manada" y "no es no, el resto de agresión".

De forma paralela, asociaciones de jueces y fiscales están cerrando filas con los magistrados de la Audiencia de Navarra que dictaron la sentencia. Este sábado, la Asociación de Fiscales se ha añadido a otras organizaciones judiciales y ha señalado que aunque las resoluciones judiciales "no se compartan" y los resultados "no son los esperados por los ciudadanos", merecen "todo el respeto", ya que constituyen un "pilar fundamental" del Estado de derecho y de la democracia. Lamenta también la "facilidad" con la que, en tantas ocasiones, se desprecia la labor de los jueces y fiscales, "se realizan juicios paralelos", se "tiende la tentación de legislar a golpe de noticia",  "se realizan manifestaciones carentes de rigor" y "se producen la intromisión en la labor jurisdiccional de representantes políticos e institucionales". 

El tuit que inicia la campaña

A raíz de un texto de la coeditora del diario 'Público' Virginia P. Alonso, en el que relataba una agresión sufrida cuando tenía 13 años y pasaba un verano en Inglaterra, la periodista catalana Cristina Fallarás ha puesto en marcha #cuéntalo y el hilo de mensajes se ha reactivado. Las mujeres que han sufrido agresiones sexuales consideran imprescindible denunciar públicamente muchas de las experiencias que no llegan a los tribunales. Todo para conseguir los cambios sociales necesarios que eviten sentencias judiciales como la de esta semana. La sociedad se confiesa. 

Mujeres anónimas, pero también del ámbito público, entre ellas periodistas, escritoras y políticas se han sumado con sus historias o cometarios a la iniciativa, entre ellas representantes de Podemos como Irene Montero y Teresa Rodríguez, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Sentir miedo

"Sentir miedo al volver a casa por las noches: fingir hablar por teléfono o pedirle a una amiga que no cuelgue hasta entrar en el portal, correr nerviosa los últimos metros con la llave preparada. Nos ocurre a todas, ahora lo vivimos en común. No estamos solas", ha compartido la portavoz de Unidos Podemos en el Congreso, Irene Montero.

"Admiro la valentía de las que lo contáis sin tapujos. Yo solamente al recordar aquella historia en la que pude escapar de las fauces de aquel señor tan distinguido y reconocido (y reconocible) todavía siento angustia. Rabia, asco, impotencia", señala la exsocialista Beatriz Talegón.

Por su parte, la periodista Elisa Beni asegura: "En 12 horas he recibido mensajes de mujeres que me piden ayuda para denunciar el abuso de hombres poderosos, el incesto, los intentos de abuso laboral... Algo está pasando". Otra mujer describe: "Puedo contar varios intentos de agresión sexual en diferentes lugares del mundo. En una ocasión, un tipo me atrapó en un ascensor. Logré salir después de forcejear y patear, sin zapatos y atemorizada. Me lié a golpes con los libros que llevaba. Tenía 20 años". Otras afectadas han denunciado casos de agresiones sexuales en su entorno personal o laboral o por parte de desconocidos, así como acoso y el miedo padecido.