Conquista del cosmos

China lanza con éxito su laboratorio espacial

El dispositivo formará parte de la futura estación permanente en la que está trabajando Pekín

china laboratorio epacial

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ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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“San… er… yi…”. Y un fogonazo en la oscuridad del desierto de Gobi tras la cuenta atrás impulsó hacia las estrellas al cohete 'Larga Marcha'. China despidió a las 22.04 de este miércoles (hora local) con puntualidad británica su laboratorio espacial desde la base de lanzamiento de Jiuquan, en Mongolia Interior. La misión supone un paso decisivo en su ambicioso plan de abrir su estación permanente alrededor del 2020.

El laboratorio espacial, conocido como Tiangong-2 (Palacio Celestial), se situará a una altura de 393 kilómetros y en esa órbita esperará la llegada a mediados de octubre de dos astronautas a bordo de la nave 'Shenzhou-11'. Será la primera misión tripulada de China desde el 2013 y ambos permanecerán en el laboratorio durante un mes. Ningún 'takonauta' (como se conoce en China a los astronautas) ha estado más de 15 días en el espacio.

ESTUDIOS Y EXPERIMENTOS

El Tiangong-2 es una versión muy mejorada de su predecesor, lanzado en el 2011. Contiene una cabina para los astronautas y sus experimentos, y otra para el equipo. Los astronautas realizarán más de 40 estudios sobre medicina, biología y física e investigarán sobre las tormentas solares. Uno de los proyectos, desarrollado junto a científicos franceses, medirá sus variaciones cardiovasculares. Muchas de esas tareas están pensadas para la estación permanente, un pilar fundamental en la carrera espacial china.

China empezará su construcción en el 2018 y planea que esté operativa dos años después. Coincidirá con la jubilación de la Estación Espacial Internacional (ISS), liderada por Estados Unidos, lo que convertirá a China en el único país con presencia permanente en el espacio. Eso explica que algunos astronautas europeos ya están aprendiendo mandarín. El proyecto fue la respuesta china a la humillante exclusión que sufrió en la ISS por el recelo de Washington a compartir tecnología sensible con Pekín.

UN PROGRAMA RECIENTE Y APRESURADO

La estación espacial china pesará 20 toneladas, contará con tres módulos que le darán una forma de T y dos paneles solares de 30 metros cuadrados. También tendrá un telescopio con un campo de visión 300 veces mayor que el del Hubble. Entre tres y seis astronautas podrán vivir en la estación durante seis meses.

Poco después de que Neil Armstrong llegara a la Luna, Mao Zedong lamentaba que no podía enviar “ni una patata” al espacio. El programa chino es tan reciente como apresurado. Pekín envió a su primer hombre al espacio en el 2003 y tres tripulantes dieron cinco años después el primer paseo por el espacio. Las misiones se suceden a un ritmo febril en las dos últimas décadas.

Pekín ha destinado cerca de mil millones de euros para misiones hasta el 2030 y entre sus planes figura enviar a un hombre a la Luna y un robot a Marte. La carrera espacial sirve de termómetro geopolítico desde aquel germinal pulso entre Estados Unidos y Rusia en la Guerra Fría. Para Xi Jinping, presidente chino, el estatus de potencia espacial es prioritario.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"El reloj m\u00e1s exacto del mundo","text":"Otros aparatos de \u00faltima tecnolog\u00eda incluidos en el laboratorio son el Polar, desarrollado conjuntamente con la Agencia Espacial Europea, que estudia las explosiones m\u00e1s potentes del universo, o sensores extremadamente sensibles que ayudar\u00e1n a investigar el cambio clim\u00e1tico en China."}}