chequeo a la obra pública

Catalunya desconfía de las obras multimillonarias prometidas por Fomento en los últimos meses

obras en la estacion de la Sagrera

obras en la estacion de la Sagrera / periodico

Carlos Márquez Daniel

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Seguro que recuerdan la escena de 'La vida de Brian' en la que Reg, el líder del Frente Popular de Judea al que da vida John Cleese, lanza una pregunta retórica a sus correligionarios: "¿Qué han hecho los romanos por nosotros?". El acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la irrigación, la sanidad, el vino... La lista le saca de quicio. Viene bien evocar aquella célebre secuencia en tiempos de cruda confrontación política en nuestro país. Aunque aquí no se abordará tanto lo realizado como lo que está por venir, porque es muy distinto hacer balance que lanzar promesas. En los últimos meses, el Gobierno de Mariano Rajoy ha anunciado que invertirá 4.200 millones de euros en distintas infraestructuras en Catalunya. El momento no es gratuito, como tampoco lo son los proyectos elegidos. ¿Pero es fiable tanto ofrecimiento? ¿Y son realmente las obras más necesarias?

El ministro de Fomento ha visitado Catalunya en numerosas ocasiones en los últimos meses. Iñigo de la Serna se ha convertido en la cara amable del artículo 155, portando bajo el brazo proyectos largamente esperados, la mayoría de ellos ferroviarios. Tienen en común que son obras que afectan a infraestructuras vitales para el correcto funcionamiento de la comunidad. Y eso es algo que viste mucho. Como la cobertura de vías en L’Hospitalet, Sant Feliu y Montcada i Reixac, el plan director del aeropuerto de El Prat, la estación de la Sagrera, la (discutida) ampliación de la Ronda Litoral o los nuevos accesos ferroviarios al puerto. Otra cosa muy distinta es la planificación a pequeña escala, el 'rerepaís' de la obra pública; la foto que no abre periódicos.

Principios de siglo

Ricard Font, secretario de Infraestructures i Mobilitat del Departament de Territori i Sostenibilitat, sostiene que todos los proyectos que han salido a la luz en los últimos meses "están previstos desde principios de siglo". Y que lo único que se ha presentado ahora son "modificaciones de planes que se ejecutarán, o eso dicen, a partir del 2020". En opinión de este alto cargo de la Generalitat, las visitas del ministro "demuestran que en Catalunya se están haciendo bien las cosas a nivel de infraestructuras". Se explica: "Cuando el Estado apuesta por algo es porque sabe que generará un retorno, al margen de que con ese nivel de inversión también admiten que llevaban mucho tiempo sin hacer nada".

Font se detiene en dos de los proyectos para deshinchar tanta generosidad: el de El Prat y el del puerto. Explica que el plan director del aeropuerto (1.929 millones) "se pagará con el propio músculo financiero que genera la infraestructura, una prueba más de su competitividad". Lo mismo con la autoridad portuaria, que se hará cargo, según Font, de buena parte de los 300 millones previstos para los accesos ferroviarios.  

A la pregunta de si se fía o no de las promesas, Font responde con cifras. Se acuerda de los planes de mejora de Rodalies pactados en el pasado, esos 4.000 millones para el periodo 2008-2015. En el 2014, la Generalitat reclamó al Gobierno desbloquear 306 de esos millones de manera urgente (del total no se ha llegado a un cumplimiento del 30%). Según este alto cargo, de esa segunda oleada no ha llegado ni el 9% de lo firmado.

Pere Macias fue ‘conseller’ de Política Territorial i Obres Públiques (1997-2001) y actualmente dirige el equipo del Ayuntamiento de Barcelona que estudia la conexión del tranvía en la capital catalana, al margen de presidir el Cercle d’Infraestructrures. Conoce bien la cosa pública, y coincide con Font en que los proyectos de De la Serna "llevan tiempo en cartera y no son ninguna novedad". Sobre la credibilidad de las promesas, invita a fijarse en los trámites administrativos: "Desde el punto de vista de las licitaciones, que es lo que te da la pista de lo que de verdad se está ejecutando, los datos de los últimos tiempos demuestran que el Gobierno prácticamente no ha avanzado en nada". "Mucha foto, muchos 'power point' y casi cero licitaciones".

La Cámara de Contratistas ya se quejó el pasado febrero del nivel inversor del Estado en Catalunya. Su presidente, Joaquim Llansó, aseguró que el montante ascendió a 218 millones en todo el 2017, un 23% menos que el año anterior. Fuentes del ministerio, sin embargo, niegan la mayor, asegurando que esos datos "no se ajustan a la realidad" y defendiendo que en ese periodo Fomento invirtió 793,45 millones de euros solo en Catalunya, un 29,2% más que en el 2016.  

Ritmo trepidante

Pero ahí no termina la cosa. Tanto Font como Macias hacen referencia a las obras en marcha. Coinciden en que el ritmo de trabajo es "extremadamente lento". Se acuerdan de las tres rotondas previstas en la N-240 a la altura de Juneda, la variante de la N-340 a su paso por Vallirana (el ministerio dijo hace casi un año que avanzaba al "máximo ritmo técnicamente posible"), el enlace ferroviario Vandellós-Tarragona (proyectado en tiempos de Álvarez Cascos), el Eje Pirenaico, el Cuarto Cinturón, la mejora de la N-2 a su paso por Girona o el enlace de la AP-7 y la A-2 a la altura de Castellbisbal. "La red vial -señala el 'exconseller'- arrastra un déficit terrible; si hubiera voluntad inversora, se notaría en estos proyectos". Según Font, "el ritmo inversor en carreteras no supera los dos kilómetros por año en Catalunya". 

Ricard Riol, presidente de la asociación Promoción del Transporte Público (PTP), considera que al plan de Fomento "le sobran cosas por ser extremadamente optimista". Este experto echa de menos medidas "para incrementar la capacidad de Rodalies". Y eso pasa por un cambio en la gestión de los túneles ferroviarios de plaza de Catalunya (tres líneas) y Clot-Aragó (una sola línea). La PTP propone anular la Estación de França y terminar los recorridos en la nueva estación (también pendiente, como el desdoblamiento de la R3 Barcelona-Vic) de Sant Andreu Comtal (que también tiene en espera una reforma por valor de 12 millones). "Fomento no está acostumbrado a la movilidad del día a día, sino a las grandes obras e inversiones. Es casi un tema cultural".

Según Riol, cualquier inversión en infraestructuras en el área metropolitana debe tener muy presente la fecha del 2020, que es cuando se veta la circulación en el interior de Barcelona a los coches más contaminantes. "Todo lo que plantea el ministro es caro y a muy largo plazo, y hay medidas mucho más baratas, como la nueva regulación del tráfico de Rodalies en la capital catalana, que pueden generar unas mejoras de movilidad muy importantes. Con un incremento más pequeño pero más estratégico y puntual de la inversión, podemos avanzar mucho más".

Escépticos

El asunto de los plazos abunda en el relato desengañado de los expertos. Macias recuerda que muchas de las promesas no son más que el inicio de un expediente de obra pública. "Yendo bien, eso significa que hasta dentro de cuatro años no se empieza nada". Por eso los expertos consultados se inclinan por obras de menor calado pero que puedan tener un efecto rápido y eficaz en las infraestructuras catalanas. Font es escéptico, y hasta que no vea concursos públicos para adjudicar obras, no terminará de creerse las palabras de De la Serna.

Jordi Juliá, presidente de la comisión de Movilidad y Urbanismo del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, valora positivamente las promesas de Fomento pero también recuerda que son proyectos añejos. "Una cosa que en otras circunstancias habría sido un goteo, se ha acabado precipitando. Es obvio que el momento político ha marcado la agenda en materia de infraestructuras". Al igual que Riol, urge a actuar en Rodalies -"está muy bien soterrar, pero hay que aprovechar para mejorar el servicio"- y en las obras ya citadas y que están a medio terminar: "No es lo mismo anunciar algo nuevo que decir que vas a seguir con algo que tienes parado". La foto es la foto. Y lo prometido, dicen, es deuda.