El verano de los menores

'Casal' salvador

La Associació Itaca de L'Hospitalet recibe en su centro durante el curso escolar a unos 190 niños cada día H 200 menores participarán en las actividades de julio y otros 100 en las de agosto

Juego 8 Niños de 3 a 5 años en una de las aulas de la Associació Itaca, en L'Hospitalet, el pasado jueves.

Juego 8 Niños de 3 a 5 años en una de las aulas de la Associació Itaca, en L'Hospitalet, el pasado jueves.

TONI SUST
L'HOSPITALET

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A finales de los 70, jóvenes de entonces con el apoyo de un cura lograron hacer del Itaca unesplaide fin de semana, un espacio de ocio en una ciudad de gente trabajadora, L'Hospitalet, regido por voluntarios. Décadas después, algunos niños que disfrutaron de esteesplaipugnaron para que también entre semana hubiera oferta para los menores. En los 90, el Grup Itaca-Els Vents, como también se le conoce, se convirtió en ludoteca entre semana. Y en el 2000 se profesionalizó el tema. Uno de aquellos niños que apostaron por la entidad es Felipe Campos, director general, ausente estos días porque fue padre hace una semana. Economista de formación, dice que estudió la carrera con la voluntad de hacer el trabajo que ahora hace.

Elesplaio Associació Educativa Itaca es una y muchas cosas, tiene dos locales y esta semana ha despedido su condición de centro diario para pasar a ser, desde el lunes,casalde verano. Una gran ilusión para los niños que durante el curso van al centro a jugar, a hacer refuerzo escolar. El jueves fue el penúltimo día de cole, y este diario acudió a vivir una jornada con niños y responsables de la entidad. Empezó con la recogida de niños en ocho colegios por parte de monitores y voluntarios. Los alumnos de instituto van solos al centro.

Como hay horario intensivo en los públicos, Amparo y Gloria, monitoras de ocio, van algo más pronto, a las tres, al que les toca, el colegio Ramón y Cajal. Allí una veintena de niños y niñas se ponen en fila y caminan hasta la sede de Itaca en la ronda de la Torrassa, que depende de la Fundació Pere Tarrés. De los 18 centros diarios que tiene la fundación, este es el más grande. De la Pere Tarrés dependen actualmente 227 centros.

Inmigrantes de ida y vuelta

Ya en el centro, Gloria se sienta con 15 niños de entre 3 y 5 años y les pregunta por el final de las clases. Itaca cuenta con 190 plazas, pero la rotación lleva a que cada año pasen por allí unos 250 niños y jóvenes en riesgo de exclusión, de entre 3 y 25 años si se cuenta la inserción laboral. Muchos están becados; los que pagan, pagan poco, y su aportación se valora más por lo que supone de implicación que por el dinero en sí. La gran mayoría son hijos de inmigrantes, aunque ellos no lo son, han nacido en Catalunya. Algunos emigran de nuevo: la crisis lleva a muchos padres a volver a su país, lo que hace que algunos adolescentes arrojen la toalla y dejen de esforzarse en los estudios, lamenta Lídia González, secretaria técnica de la entidad.

En total hay 20 profesionales, entre trabajadores sociales, educadores sociales, psicólogos, integradores sociales. Y hay varios programas. Entre ellos, el de refuerzo escolar; Inserjove, de inserción laboral; el proyecto Clau, para atender a los llamados niños de la llave, solos en casa al salir del colegio porque sus padres trabajan; centro abierto, que atiende a 40 niños del colectivo más desprotegido; el de ocio en el barrio, que consiste en enviar dinamizadores de ocio a las plazas de la zona. O el espacio familiar, para padres e hijos, que asiste a los primeros y les ofrece semanalmente unas horas para hacer recados. También están los programas que se financian con recursos de Proinfància: cheques de ayuda, logopedia...

En resumen, el centro diario asume el esfuerzo que un padre agobiado por la situación no puede hacer cada día. Los niños llegan y, con la excepción de los más pequeños, hacen de 45 minutos a una hora de refuerzo escolar. Meriendan (se pide a los padres que la aporten y si no se dan galletas). El jueves preparaban varios bailes para finiquitar el curso y ponerse el bañador. En el local de la ronda de la Torrassa, mientras Gloria y los más pequeños ensayan un baile, en el aula contigua otros, de entre 6 y 8 años, escriben sus planes de verano.«Iré al casal, iré a la piscina, iré al cine»,apunta Gianinna, de 8 años. Girik, de 7, lo tiene todo muy claro:«Soy de Canarias, pero mi familia es de la India»,afirma resuelto.«Iré al casal de verano»,escribe.

Falta de plazas

Elcasalde verano de este año ha suscitado una demanda considerable. En julio están ocupadas las 200 plazas. En agosto habrá 100, y ahora ya hay 20 personas en lista de espera. Al lado de Girik, Jordi, de 7 años, anota decidido:«Iré al casal de verano, al cine de la Farga, a colonias, y al trabajo de mi madre». Algunos, como Maribel, de 8 años no se quedan:«Me iré a Francia con mi padre y con mi hermano. Allí vive mi madre». A las siete, reunión de padres, cesan las actividades.

Antes, en un piso inferior, varios niños preparan otro baile de fin de curso. Del grupo más o menos afortunado destaca Elvis, de 9 años, que baila con maestría música del otro Elvis.«Hoy he jugado al ajedrez y he bailado».