"Estamos todos muy hartos"

Los usuarios de Rodalies afectados temen que el problema vaya para largo y exigen alternativas fiables

Varios usuarios salen de la estación de Renfe de Mollet Sant Fost.

Varios usuarios salen de la estación de Renfe de Mollet Sant Fost. / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / MOLLET DEL VALLÈS

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Irse a dormir con el día siguiente planificado permite descansar sin agobios. Levantarse, poner la radio y descubrir que la jornada empezará con problemas en el transporte transportees muy desagradable, porque si hay algo que el ciudadano digiera mal, es que le rompan los hábitos, la rutina. Una cosa es el fin de semana, dispar, alejado del orden. Otra, muy distinta, la vida de lunes a viernes, vinculada a horarios laborales. De ahí que en la estación de Montcada i Reixac, los informadores hayan sido insultados a primera hora de la mañana, como si las carencias de Rodalies o el robo de cobre fueran cosa suya. "Nosotros estamos también muy hartos de esta situación, solo intentamos hacer nuestro trabajo lo mejor posible", aporta una trabajadora de este apeadero.

En Mollet-Sant Fost la circulación de gente es constante; la de trenes, impredecible. Eso es precisamente lo que le dicen a la gente que llega a la estación con la intención de viajar a Barcelona. Un hombre con poco recorrido en esto de los trenes de corta distancia se interesa por la mejor manera de llegar a la plaza de Catalunya. Le dicen que puede esperar a que venga un convoy, mientras la megafonía informa de "retrasos de 60 minutos". Curioso que se hable en minutos cuando 60 minutos han sido toda la vida una hora, aunque quizás suene demasiado grueso. Una joven de pueblo se ofrece para mostrarle dónde está la parada de bus, porque al final, al hombre le vale con poner pie en el término municipal de la capital catalana para alcanzar cualquier estación de metro que le permita llegar a su destino.

SORPRESA

Marga trabaja en una conocida tienda de ropa y no se había enterado de lo sucedido esta madrugada con el robo de 60 metros de cable. "Vale que haya restrasos, como siempre, pero esto es impresentable, voy a llegar muy tarde al trabajo. ¿No deberían poner autobuses?". No obtiene respuesta, porque los informadores, frontones humanos del malestar de los usuarios del tren, solo pueden detallar las alternativas que aporta Adif, o animar a esperar a que llegue un tren, algo que sucede de manera intermitente e imprevisible. 

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Un matrimonio de jubilados quería pasar el día en Barcelona. La idea era aprovechar el buen tiempo para resolver las compras navideñas. Tienen 13 nietos, así que iba a ser una jornada completita con la que quitarse un peso de encima. Dan marcha atrás y se van a casa a buscar el coche. "Es que el aparcamiento en la ciudad es muy caro, así que siempre cogemos el tren. Iremos a buscar el coche a casa porque no nos quedan más días y cuanto más esperemos más agobiante estará todo. ¿Enfadados? Bueno, más lo estarán los que no han podido llegar al trabajo".

Es el caso de Adrián, repostero, que ya ha llamado a su jefe para explicarle la situación. "Por suerte lo ha entendido", dice. Jose va camino de Cerdanyola Universitat y no tiene muy claro cómo va a viajar. La informadora le da soluciones, pero no parece muy dispuesto a seguir sus indicaciones. "Creo que me voy a quedar aquí, porque si para volver tengo el mismo problema, voy a llegar a casa de noche". No es muy consciente de que esto irá para largo. "Normalmente -hace memoria- al día siguiente esto ya está solucionado". Advertido de que Adif admite que tardará días en solventar la avería, se queda en silencio unos segundos. "Pues no tengo muy claro qué voy a hacer. ¿No deberían poner autobuses?".

UN VETERANO DE LOS RETRASOS

Otro estudiante que quería llegar a la Universitat Pompeu Fabra baja los hombros y se mete en el andén con intención de esperar lo que sea necesario. Por suerte, al sol no se está tan mal. Ha quedado para terminar un trabajo y no puede faltar. Es un veterano de los problemas de Rodalies, y habla con la calma propia de quien sabe de qué va esto. "No es la primera vez que hablo con un periodista sobre este tema. La verdad es que tampoco sirve de mucho que me queje porque está demostrado que los viajeros somos lo que menos importa. Lo único que te puedo decir es que espero sacarme pronto el carnet de conducir para olvidarme de esta pesadilla". Se llama Jacob, tiene 20 años y lleva cinco prácticas en la autoescuela. Si todo va bien, se examinará en un mes y medio. Y si su madre cede, espera poder usar su coche.

ALTERNATIVA

En Montcada i Reixac se repiten las mismas escenas. Aquí tienen la suerte de tener cerca la estación Montcada i Reixac-Manresa, que les permitirá llegar a Barcelona sin problemas con otra línea que no esté afectada por el acto vandálico de la madrugada. Una informadora con años de experiencia explica que los usuarios que a las cinco de la mañana iban a trabajar son los que más indignados estaban. "Porque a esas horas hay pocos trenes, y si le sumas una hora de retraso...".  

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Ha habido insultos y malas maneras hacia el personal de la estación, explica. "La gente está muy cabreada, pero nosotros también estamos muy hartos, y no tenemos ninguna culpa de lo que ha pasado". Cuenta que a una usuaria con contactos en Renfe le han dicho que esto podría alargarse hasta Navidad. "Si es así, el mal humor va a ir en aumento". Porque eso es quizás lo que más sulfura a los usuarios de Rodalies, el hecho de no saber cuándo podrán recuperar el sueño con la seguridad de que mañana, como a ellos les gusta, su vida no se verá alterada por el deficiente funcionamiento del ferrocaril de medio recorrido.