LA CARA B DE LA NAVIDAD

De la calle a asesor del Ayuntamiento de Barcelona

Antoni Cortiñas se considera una persona feliz tras superar la experiencia de no tener techo

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ROSA MARI SANZ / BARCELONA

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No se lo piensa dos veces. Cuando se le pregunta por cómo le va la vida, sonríe afablemente y responde: “Estoy feliz, tal cual, con sus cinco letras. Feliz”. Lo dice porque sabe lo que es no tener vida, perderlo todo, incluso la casa, y tocar fondo. También sabe lo que es salir, con esfuerzo y ayuda. A Antoni Cortiñas no le importa remover los meses en que dormía en la calle, las veces que fue insultado, incluso agredido, las lagunas que tiene de algunos días que su mente no quiere o es incapaz recordar. Dice que tiene claro que no desea olvidar ese pasado oscuro para no dejar de valorar lo que ha logrado, que ahora disfruta de las pequeñas cosas de la vida, como quedar con un amigo, arreglarse, y, sobre todo, ayudar a los demás.

 “Antes para mí lo importante era renovar el coche cada cuatro años, mis valores han cambiado completamente”, asegura sin dejar de esbozar una sonrisa. Cortiñas cuenta que ese pasado, esa terrible experiencia,  puede servir para ayudar a los que como él se han visto abocados por causas diversas a malvivir a la intemperie, pasando, además de mil penurias, frío y miedo. Desde este año, este hombre, que llegó a ser responsable de un equipo de una docena de personas en una empresa de seguridad, forma parte del grupo que asesora al Ayuntamiento de Barcelona sobre las políticas a desarrollar para el colectivo de sintechoAyuntamiento de Barcelonasintecho. Por eso, y porque aprecia la vida que tiene, remarca que este ha sido un gran año. “Ahora me siento más importante que antes, aunque entonces tuviera una situación social y económica buena. Ahora se me ha disparado la autoestima. Voy a reuniones en el ayuntamiento y la gente me respeta y me saluda”, explica.

LA RUTINA DE SIEMPRE

La Navidades no le dicen nada especial. “No me gustan las fechas en que las que parece has de estar bien porque toca y tienes que fingir felicidad. Yo estoy bien porque lo estoy. Además, me da mucha rabia que estos días sea todo comprar, comprar y comprar, cuando hay gente que no tiene ni para un paquete de sopa”. Este domingo, día de Navidad, Cortiñas irá como cada día a comer al centro Assís (en Sarrià-Sant Gervasi), donde colabora en talleres de informática para revertir de alguna manera todo lo que ha recibido y recibe. Esta oenegé, a la que lleva años vinculado, le ha proporcionado un piso que comparte con  otras dos personas que han pasado por su misma situación.

Cortiñas, “optimista por naturaleza”,  insiste en que este 2016 está siendo un muy buen año, pero le siguen quedando flecos. Sueña con encontrar un trabajo o conseguir el impulso que necesita para comenzar un negocio como consultor de informática, un proyecto aparcado. Con ello podría pagarse una vivienda, aunque ahora que ya la tiene, su prioridad es ayudar a los que como él, lo han perdido todo: “Se puede salir. Nadie ha de avergonzarse por estar en la calle”.

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