Bergoglio dijo en el 2005: "No aceptaré"

El nuevo Papa es el primer jesuita en asumir el pontificado

EL PERIÓDICO / Ciudad del Vaticano

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Jorge María Bergoglio será el primer jesuita en asumir el papado. Curiosamente, el superior de su orden es llamado también el "Papa negro" por el color de la sotana, por loq ue históricamente no habían sido elegidos para el Papado.

Los jesuitas, sin embargo, son la única orden que tiene un voto especial de obediciencia al Papa. El recién elegido, sin embargo, lo hará con el nombre de Francisco, como sus compañeros franciscanos, y no como Ignacio, el nombre del fundador de su orden.

Bergoglio es bastante asustadizo, como demostró en el conclave del 2005 al recibir 40 votos en oposición al elegido, Joseph Ratzinger. «No aceptaré», advirtió, según consta en el diario de un elector, informa Rossend Domènech.

Bergoglio fue considerado entonces como el tapado del progresista Carlo Maria Marini.

"Buona sera" fueron sus primeras palabras con marcado acento argentino que recuerda la música del italiano, antes de lanzar un mensaje de unidad y de rezar un Ave María.

Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, hijo de inmigrantes italianos, fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos períodos.

Impedido por el estatuto de asumir un nuevo mandato, durante la 102.º asamblea plenaria de ese organismo se eligió al arzobispo de la Arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, José María Arancedo, para sucederlo.

Estudió químicas antes de decidirse por el sacerdocio, a los 21 años, cuando ingresó en el seminario del barrio Villa Devoto, como novicio de la orden jesuita.

Forma parte de la CAL (Comisión para América Latina), la Congregación para el Clero, el Pontificio Consejo para la Familia, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

En virtud de su puesto episcopal, es además miembro de la Conferencia Episcopal Argentina -de la cual fue presidente en dos ocasiones, hasta 2011- y del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano).

Tuvo enfrentamientos con el gobierno de Cristina Kirchner a propósito del matrimonio homosexual, contra el que lanzó duras invectivas.