Un barrio acomodado de Madrid se lleva el segundo

Uno de los agraciados invirtió los 100 euros que había ganado en la lotería de Navidad

El segundo premio cae eb Madrid

El segundo premio cae eb Madrid / periodico

EL PERIÓDICO / MADRID

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El segundo premio de la lotería de El Niño ha caído íntegramente en la administración número uno de Madrid, la más antigua de la capital de España, situada en el barrio de Chamberí, uno de los más cotizados. El 60.755 ha regado este acomodado vecindario con 33,7 millones de euros repartidos por Raquel, la propietaria de la oficina, que se ha enterado de su suerte mientras “estaba bañando a sus hijas”.

“He oído el número y me sonaba. Enseguida lo he confirmado y nos hemos vuelto todos locos”, ha explicado Raquel tras sacar seis botellas de cava con las que han brindado algunos de los agraciados.

Uno de ellos, David Lorenzo, propietario de un bar abierto hace solo seis meses en las proximidades, había gastado en los décimos los 100 euros ganados con su socio en la Lotería de Navidad. Los más de 300.000 euros que les corresponderán se destinarán a sufragar la inversión realizada en el Claxon, que así se llama el establecimiento.

Otro de los ganadores, Jorge Martínez, ha explicado que compró el billete la víspera de Reyes a última hora y que al no quedar de su número favorito, se dejó aconsejar por Raquel. Bendito consejo.

DOÑA MAÑOLITA

Frente al establecimiento estaba también la madre de Raquel, que celebraba tener "la serie completa, 400 y pico décimos"y dejaba un recado en tono malicioso para la administración de la difunta Doña Manolita, la más famosa de toda España: "Este año tampoco ha ganado nada...". Una mala racha que le persigue los últimos y años y que no obsta para que sigan formándose cola kilométricas.

Como tampoco lo han hecho Emilio, vecino del colindante portal número 98 de Santa Engracia, que se lamentaba junto a la administración por no haber comprado el número ganador. Lo mismo le sucedía a Antonio, el dueño del quiosco situado frente al puesto de Lotería. "Llevo 40 años comprando números aquí y nada. Otra vez será...", se resignaba mientras colocaba varias revistas.