Gente corriente

Albert Blancafort: «Montjuïc guarda, mudo, el mayor órgano de Catalunya

Quería ser arquitecto y, de algún modo,lo es. Proyecta y construye, no edificios, sino órganos, espacios donde nace música.

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CARME ESCALES

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Antes de que la radio fuera un aparato habitual en las casas y salas de fiesta, la música de las pianolas animaba las celebraciones. Aquellos pianos mecánicos reproducían el sonido de las notas musicales perforadas en un rollo de papel como los que fabricaban los antepasados de Albert Blancafort en La Garriga. Ingeniaban la mecánica para hacer surgir la música, lo mismo que hace él hoy en su taller de órganos, en Collbató, a los pies de la montaña de Montserrat, donde cada día suenan órganos que llevan su apellido.

-Collbató es cuna de organeros, ¿Desde cuándo?

-Desde que, en los años 20, en Montserrat necesitaron un órgano y desde Génova enviaron a unos organeros que habían perdido su taller. Los abades se pusieron de acuerdo para que vinieran a hacerlo y, una vez aquí, buscaron colaboradores en el entorno del monasterio. La familia Rogent, de Collbató, a la que pertenecía el arquitecto Elies Rogent, fueron técnicos y empresarios. Y, en 1925, fundaron el primer taller de órganos en Collbató, en el que fue aprendiz mi padre, Gabriel, que en el 63 puso en marcha nuestro taller.

-Sus recuerdos de infancia, ¿conviven con los de aquel taller?

-Sí. Yo jugaba con las piezas de órgano impregnado de olor a piel y barniz, de conciertos a los que asistía con mi padre, conversaciones, visitas, montajes... Yo no quería ser organero, quería ser arquitecto. Pero, después del bachillerato, para ganar mi primer dinero, ayudé a mi padre, que nunca me empujó a dedicarme a su oficio, él solo me dejó la puerta abierta. Y yo lo probé y me gustó.

-¿Qué fue lo que le gustó?

-Que cada día hacía algo diferente. El oficio de organero es multidisciplinar: dibujas planos, te introduces en el mundo de la madera, el hierro, la mecánica, la electrónica... Cuando vas a afinar un órgano, viajas y conoces gente y lugares, desde dentro.

-¿Cuál es el proceso desde el encargo de un órgano hasta su estreno?

-Primero alguien te plantea una necesidad y para qué precisa el órgano. Entonces, se visita el lugar donde se instalará, para ver el espacio del que dispone y su acústica. Cuando estás allí, ya te lo imaginas, el sonido y su presencia y, a mano, tomas apuntes, dibujas un primer esbozo. Un órgano es una gran escultura, un objeto decorativo muy importante. Con eso, y el presupuesto, adaptas el proyecto. En el ordenador se hacen los planos y la virtualización, se crea la maqueta y se construye. Depende del tamaño pero, aproximadamente, todo eso dura unos dos años.

-¿Qué partes tiene un órgano?

-Teclado -inventado por los organeros, precisamente, a finales del XVIII-, que puede ser uno o hasta siete; los tubos donde se produce sonido de flautas y trompetas, por un sistema de transmisión y distribución del aire -el secreto de este instrumento- y una estructura, como un armario, que lo sostiene todo.

-¿ Ensu taller cuántos han hecho?

-Desde el 63, hasta hoy hemos construido más de 150 órganos, grandes y pequeños. Algunos de nuestros buques insignia son el de la Sagrada Família, el de la basílica de Montserrat y el del auditorio de Tenerife -de Calatrava-, que tiene 3.835 tubos.

-¿Se hace todo en Collbató?

-Todo menos los tubos, que vienen de Alemania. Vienen sin sonido, y en el taller los hacemos sonar.

-De todos los que hay en Catalunya, ¿Cuál es el más grande?

-El mayor de aquí, y uno de los más grandes de Europa, está en la sala oval del Palau Nacional, en Mont-juïc. Tiene 6 teclados y tubos de 10 metros, pero está mudo por un trozo de cornisa que se desprendió antes de restaurar el edificio, en el 92.

-¿Usted lo podría arreglar?

-No solo eso, sino que se podría crear un espectáculo visual y acústico, hacerlo visitable e, incluso, conectar su música y las fuentes de Montjuïc.

-El Festival Gong (www.gong.cat.

-Sí, y este será el octavo año ya en el que sonarán instrumentos no convencionales en un auditorio natural privilegiado, dentro de las cuevas, con muy buena acústica.